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La Educación para luchar contra el trabajo infantil

Hay muchos niños en el mundo que no pueden jugar y que no van a la escuela porque todo su tiempo lo dedican a trabajar en las condiciones más precarias, sin tener una alimentación o unos cuidados apropiados.

María HernándezMartes, 18 de junio de 2013
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Pero, ¿se puede ser niño si se te niegan estos derechos? En la actualidad, la ONU calcula que existen cerca de 215 millones de niños que trabajan en todo el mundo, muchos de ellos a tiempo completo. Sin embargo, las últimas estimaciones son algo alentadoras ya que desde el año 2000 las cifras han disminuido progresivamente.
Como con todos los motivos por los que merece la pena luchar en el mundo, existe un día al año que nos recuerda la situación de estos menores sin infancia, ilusiones o futuro. Ese fue el pasado 12 de junio, el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, que este año 2013 ha estado especialmente centrado en erradicar el trabajo infantil doméstico. Estos niños son particularmente vulnerables a la explotación porque el trabajo que realizan a menudo está oculto a los ojos del público.
Manos Unidas recuerda en esta cita que las peores consecuencias del trabajo doméstico infantil las encontramos en Haití. Un país que quedó devastado tras el terremoto que sufrió a principios del año 2010 y que, en estos momentos, es el país más pobre de América. Así, denuncian una vez más la situación de los “restaveks”, niños y niñas que trabajan en domesticidad y que se convierten en esclavos. Ellos, dicen desde Manos Unidas, son el grupo social más vulnerable de todo el país. La falta de recursos provoca que sus propias familias les confíen a otras personas, también pobres pero de entornos urbanos, con la esperanza de que, a cambio de los trabajos del niño, puedan acceder a más oportunidades. Pero la realidad es que nunca llegan.
Sin infancia, sin derechos y sin Educación, hay hasta 300.000 niños en Haití, personas que tampoco tienen derecho a asistencia sanitaria o un salario mínimo.
“La Educación es la respuesta al trabajo infantil”: es lo que proclaman numerosos agentes sociales en el mundo.

Más ‘pequeñas’ acciones
Unicef y la Fundación IKEA llevan trabajando un tiempo en la región de Gujarat, en India, con la creación de las Redes de Niñas Adolescentes. Gracias a su ayuda más de 20.000 niños han vuelto a las aulas. Funcionan formando a los jóvenes en temas relacionados con violaciones de los derechos de la infancia. Estas redes identifican a otros niños que trabajan y convencen a sus padres para que regresen a la escuela.
Education International colabora con su campaña Una hora contra el trabajo infantil, que tiene el objetivo de sensibilizar a docentes y estudiantes sobre el problema del trabajo infantil y alentarlos a adoptar medidas en diversos ámbitos durante todo el año. Este proyecto se acompaña de un material didáctico e interactivo para ser utilizado a nivel mundial por los sindicatos de docentes, sus miembros y estudiantes para realizar actividades en torno a temas sobre el trabajo infantil.
Fundación Telefónica celebró la cita con la Semana Mundial Contra el Trabajo Infantil, distribuida en tres ejes de actuación: un certamen de creación documental de apoyo a la infancia, la Carrera Proniño que se celebró en El Salvador y Panamá, y una serie de iniciativas locales en diferentes países latinoamericanos.
Pequeñas grandes acciones que luchan contra los abusos que sufren estos niños y buscan defenderlos de ellos.

La marcha global de todos
Si hay unos años importantes para la lucha contra el trabajo infantil fueron los últimos de la década de los 90. Estos protagonizaron un impulso a la movilización que todavía perdura.
Una amplia alianza de la sociedad civil, compuesta por organizaciones no gubernamentales, organizaciones de trabajadores y grupos de defensa de los derechos del niño y de los derechos humanos, lanzó la Marcha Mundial contra el Trabajo Infantil en 1997.
Su objetivo fue movilizar esfuerzos en todo el mundo para proteger y fomentar los derechos de todos los niños, particularmente el derecho a recibir una Educación gratuita y provechosa.
También el derecho a liberarse de la explotación económica y de realizar cualquier trabajo que pueda resultar perjudicial para el desarrollo físico, mental, moral o social del niño.
Empezó el 17 de junio de 1998 en Filipinas y culminó en Ginebra un año después, coincidiendo con la celebración de la Conferencia
Internacional del Trabajo
de la OIT.

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