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“El docente es un factor importante en las notas del alumno, pero no el único”

Con sus 20 años al frente de ASP, este doctor en Sociología por Harvard y la Complutense es toda una autoridad en el análisis de la compleja situación educativa. Él ha sido el director científico del estudio El prestigio de la profesión docente.

Gema EizaguirreMartes, 10 de septiembre de 2013
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Responsable de un buen número de estudios sobre Sociología de la Educación, como Diagnóstico y reforma de la Educación general en España (2011), Pérez-Díaz ofrece una postura crítica, realista y apoyada en datos cuantificables sobre la situación de la crisis económica, social y educativa en España. Ahora toma la riendas de la dirección científica del estudio pionero en España El prestigio de la profesión docente. Percepción y realidad, llevado a cabo desde la Fundación Europea Sociedad y Educación (EFSE), donde muestra la sorpresa sobre el bajo nivel de prestigio que creen tener los profesores, y recomienda, para mejorar el nivel educativo de nuestro país, una “selección mucho más estricta” de los futuros maestros.

¿El estudio revela que el docente goza de una buena consideración; con un nivel medio-alto. ¿Les ha sorprendido el resultado?
En parte, nos ha sorprendido, a la vista de la sensación que tienen los docentes sobre su propio prestigio (creen que es muy bajo), pero no demasiado, pues en muchos otros países los profesores tienen un prestigio de nivel medio-alto, lo cual en España ya lo tenían desde hace unos tres lustros.

¿Se podría deducir de todo esto que el profesor padece de una baja autoestima?
Más bien todo lo contrario. En una encuesta que hicimos Juan Carlos Rodríguez y yo en 2008 a tutores de ESO en la Comunidad de Madrid, les preguntamos por el prestigio social que creían que debería tener la profesión de profesor de Secundaria en una escala del 1 al 5 y obtuvimos una media del 4,5. Es decir, esperarían un prestigio muy alto; por lo que cabe pensar que ese nivel es el que creen merecer. Así que no podría hablarse de baja autoestima.

Claramente es muy vocacional, ¿pero no se plantean cambiar de trabajo con lo que está cayendo?
En esa misma encuesta de 2008, un 85% contestó que continuaría en la enseñanza si tuviera la oportunidad de elegir de nuevo su trabajo, mientras que solo un 9% afirmó que se dedicaría a otra actividad. Asunto distinto es la percepción que abunda entre los profesores acerca de cómo les ven los demás. En esto, su juicio es bastante negativo.

Al parecer ese prestigio repercute en la calidad de enseñanza y en los resultados académicos (co­mo es el caso de Finlandia). ¿Cómo es posible que en España no repercuta en nada?
Está por comprobar que el nivel de prestigio del docente tenga efectos propios, y claros, sobre la calidad de la enseñanza. Es muy probable que el gran prestigio de la profesión de maestro en Finlandia ayude a contar con muy buenos candidatos, tanto académica como vocacionalmente. Por lo que, consecuentemente, el nivel de los maestros en ese país sea alto, y tenga probables consecuencias positivas sobre el aprendizaje de los alumnos.

¿Existe algún estudio sobre este asunto?
No. No contamos con estudios comparativos internacionales que correlacionen el nivel de prestigio de la profesión docente con los resultados académicos medios en cada país. Los profesores son un factor muy importante en los resultados académicos de los alumnos, pero, obviamente, no son el único.

En la presentación del estudio resaltó que la familia debía tener una papel protagonista en la enseñanza.
La familia es (suele ser, debe ser) clave para el cultivo de la inteligencia y los sentimientos morales, y cuya combinación son la base de una buena educación. Y sobre esto se puede construir la experiencia de una enseñanza o instrucción escolar razonable.

En España ahora interesa más una enseñanza de contenidos básicos, algo que ya pedía la mayoría de países europeos en 1995. ¿Vamos un poco a remolque?
Lo que hemos descubierto en nuestra encuesta de 2012 es que las preferencias de los españoles acerca de los objetivos principales de la enseñanza se han alineado con las del común de los europeos. En dicha evolución ha podido influir la toma de conciencia, gradual, de que el sistema educativo se ha estancado, desde hace una década y media larga; tal como se refleja en los altos niveles de fracaso escolar. También se ha visto en los resultados, medios o medios bajos, de los tests de Matemáticas, Ciencias y Lectura de los informes PISA.

¿Cree que se debe exigir más esfuerzo al alumno?
En general, lo lógico es combinar el estímulo al esfuerzo junto al cuidado por los resultados. Si lo que me plantea es si en la evaluación de los alumnos debe primar sobre todo el esfuerzo, hay que ser prudente. Lo que parecen sugerir los estudios de algunos psicólogos sobre incentivos –simbólicos y resultados en el aprendizaje – es que es más útil insistir en el mayor esfuerzo, sin embargo, lo que el sentido común sugiere es que lo mejor es recomendar las dos cosas juntas.

¿Qué aspectos deberían cambiarse para mejorar la enseñanza Primaria y Secundaria?
Destacaría la necesidad de mejorar mucho la selección, y la formación, de los maestros (un tema muy poco destacado en el proyecto actual de reforma de la enseñanza), comenzando por una selección mucho más estricta de los candidatos a la carrera de maestro; y de la necesidad de dotarlos de mecanismos de detección (y solución) temprana de dificultades en el aprendizaje.

También sugieren dar mayor libertad de actuación.
Sí. En términos más generales, habría que contar con un sistema de enseñanza en el que sus distintos actores (alumnos, familias, profesores, centros) actúen con mayor libertad y responsabilidad, para que todos tengan márgenes mucho mayores de elección asumiendo las consecuencias de su elección.

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