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Si denuncias el acoso a un compañero, no eres un chivato

Los 25 alumnos de Primero de ESO del Colegio "Gredos San Diego" de Madrid han acabado el recreo y vuelven al aula, donde les esperan unos profesores especiales: Chema y Arturo. Dos agentes de Policía que durante casi hora y media les van a hablar del acoso escolar con un mensaje claro: si lo denuncias, no eres un chivato.
Martes, 4 de febrero de 2014
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Este colegio, perteneciente a una empresa de enseñanza de trabajo asociado de docentes y no docentes, es uno de los más de 5.800 que en los últimos 12 meses han acogido las charlas sobre acoso escolar que imparten los agentes de Participación Ciudadana de las diferentes comisarías. "La Policía suele acudir por sorpresa a los sitios, pero otras veces avisamos". Así se presentan los dos agentes a los alumnos, de 12 años de edad, que echan en falta la gorra en la indumentaria de los funcionarios o el chaleco antibalas.

Ha llegado el momento de preguntar a los chicos si saben lo que es el bullying y el ciberbullying. Algunos reconocen que no lo saben, mientras que algún otro cuenta que fue testigo de acosos a compañeros de otro colegio en el que estudió. Chema y Arturo, con la ayuda de un Power Point, van explicando a los alumnos las diferentes formas de acoso –físico, psicológico, verbal, social…–, que diferencian de las bromas y que definen así: "maltrato sobre una persona de manera reiterada y prolongada".

Hay que ponerse siempre en el lugar de la víctima, insisten los agentes ante una clase que a medida que transcurre se hace más participativa y con unos alumnos conscientes de que se trata de un tema muy serio. "Es importante porque si no, no estaríais aquí", resume un chaval. Y es que el Cuerpo Nacional de Policía también opina que es un asunto muy serio y, por ello, puso en marcha recientemente una campaña contra el acoso en la que participan deportistas de élite, entre ellos el portero de la selección española de fútbol Iker Casillas.

Chema y Arturo quieren que los chicos tengan claro que el acoso es un delito y que aunque no tengan todavía edad penal, son responsables si lo cometen. "Podéis ser víctimas, pero también autores", les avisan los agentes antes de recordarles que pegar, morder o escupir a un compañero es acoso físico; meterse con su físico es acoso psicológico; insultarle o ponerle motes ofensivos es acoso verbal y hacerle el vacío es acoso social.

Y llega el momento de hablar del ciberbullying. Internet, insisten los agentes, es una herramienta estupenda, como un martillo, pero su mal uso puede convertirlas en armas, porque, además, en el caso de la red todo lo que entra en ella, se queda. Internet, dicen los policías, perpetúa y magnifica el acoso. De hecho, relatan algunos ejemplos de alumnos que han seguido siendo acosados a pesar de cambiarse de colegio e, incluso, de ciudad.

Pero en el acoso, además del autor o agresor y de la víctima, están en muchos casos los espectadores o testigos, que pueden llegar a ser cómplices de ese delito. Por ello, los agentes piden a los alumnos que denuncien cuando presencien algún caso. Es en este punto cuando los alumnos expresan sus dudas y temores. No quieren convertirse en "chivatos" o que los acosadores se enteren de que les han denunciado. Para eso, los policías también tienen repuesta: hay muchas formas de denunciar: diciéndoselo a los padres, pasando un papel por debajo de la puerta del tutor, enviando un correo electrónico…

Cualquier medio sirve con tal de denunciar. Aunque se tenga miedo. También los policías lo tienen cuando se enfrentan a delincuentes, pero "ser valiente es enfrentarse a tus miedos", responden los agentes. "Y si el acosador es amigo, ¿le traicionas si le denuncias?", pregunta una chica. "Si defiendes al acosado, puede ser que se metan contigo", dice otra alumna. "Si ya ha pasado tiempo del acoso, ¿tengo que denunciarlo también?", inquiere otra.

Que nadie se crea que está a salvo del acoso. Ser víctima te puede cambiar el futuro, responden los agentes después de explicarles algunos casos de adolescentes que se suicidaron porque no soportaron el acoso que sufrían, como el niño vasco Jokin. Y concluyen: "callándolo, no se solucionará tristemente nada".

Es el momento de informar a los alumnos del correo electrónico que la Policía ha abierto para esas denuncias: seguridadescolar@policia.es. Todos, sin excepción, buscan en sus mochilas bolígrafo y papel y lo anotan. Con toda probabilidad, también habrán tomado buena nota de esta clase especial.

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