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Porque la voz de los niños tiene que ser escuchada

“La participación infantil apenas tiene cauces o instrumentos”, afirma rotundamente Gregorio Aranda, responsable en España del Parlamento Infantil On Line de Unicef.

Estrella MartínezMartes, 29 de abril de 2014
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A las sesiones acuden miembros de los Consejos Municipales de la Infancia y la Adolescencia.

Un parlamento que nació en 2011 dentro del programa Ciudades Amigas de la Infancia (CAI). A estos municipios –”63 en toda España”, apunta Aranda– se les reconoce la “buena práxis y el trabajo coordinado que hacen a favor de la infancia y la adolescencia”, explica Gregorio y lo que persigue este programa es que “la voz de los niños sea escuchada, sobre todo, en el ámbito local”. El parlamento, por su parte, da un paso más y tiene como objetivo “coordinar y poner en contacto a los niños y niñas de diferentes localidades de toda España a través de las CAI”.
Estas iniciativas tienen como base la Convención sobre los Derechos del Niño, cuyo artículo 12 garantiza que sean escuchados, el 13 la libertad de expresión, el 14 la de pensamiento, el 15 la de asociación y el 17 el acceso a la información a través de los medios de comunicación. Para que esto se cumpla resulta fundamental la participación infantil, que se puede definir como “un proceso en el que los niños y niñas, junto con personas adultas, definen cuáles son sus problemas y llegan a una conclusión”, explica Gregorio. No hay que perder de vista que “lo que es bueno para los niños, es bueno para el resto de la sociedad”, añade. Es por esto que “toda la sociedad está obligada a trabajar para y por la infancia. Lo importante es que creamos en los niños y niñas, que les demos voz para que también sean partícipes de su cambio, lo que favorecerá su formación como agente social, como ciudadano del presente y del futuro”.

El parlamento
“Reunirnos con los niños de toda España es muy costoso. Así que, aunque existen encuentros puntuales, creímos que era necesario que a lo largo del año se produjera un intercambio de las opiniones que tienen los niños de diferentes localidades”, cuenta Aranda. Para que esto fuera una realidad se creó el Parlamento Infantil On Line, que es “un hemiciclo con sus tribunas que son ocupadas por niños y niñas”, señala Gregorio. Unos niños y niñas que representan el “17,8% de la población” de este país, “no hay que olvidarlo”, apunta. Los menores que participan en las sesiones parlamentarias virtuales son los representantes, elegidos democráticamente, de los Consejos Municipales de la Infancia y la Adolescencia que hay a nivel local en las Ciudades Amigas de la Infancia. En estos consejos, los niños y adolescentes tratan previamente los temas que se debatirán en las sesiones parlamentarias y luego eligen a los menores que les repesentarán en la misma.
La última sesión parlamentaria, celebrada el 13 de marzo, contó con la participación de 135 chavales de entre 8 y 17 años. Uno de los temas tratados durante esa sesión fue Europa y los derechos de la infancia. Los menores llegaron a conclusiones “interesantes como, por ejemplo, unificar todos los planes de estudio de Educación para que todos los niños de la UE tengan las mismas oportunidades de cara a su futuro laboral”, recuerda Aranda.
Los asistentes a la sesión “discuten sobre los temas propuestos y llegan a un acuerdo tras una votación. Después se hace un documento con las conclusiones alcanzadas que se envía a a los ayuntamientos, al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a la Federación Española de Municipios y Provincias… porque la importancia que tiene el parlamento está en que esa voz se tenga en cuenta”, explica.
Es curioso que “cuando las administraciones se enfrentan a situaciones difíciles, cuentan con consejos asesores, pero en los temas que importan a los niños no hay estructuras para preguntarles”, se lamenta Aranda. Los últimos informes publicados, como el de Save the Children, sitúan a España “en unos de los niveles de pobreza infantil más altos de Europa”, recuerda. Es un tema lo suficientemente importante para los menores como para tratarlo con ellos, “y nosotros lo hemos hecho, les hemos preguntado cómo sienten la crisis, cómo les afectan las dificultades a nivel educativo, sanitario, etc.”. Es importante que ellos se pronuncien “porque son ciudadanos de pleno derecho”, defiende Aranda. De lo que se trata, en definitiva, es de crear un “concepto de alianza con los niños y niñas”, los adultos tenemos que entender que se trata de “colaborar con ellos hacia un fin común”.
Aranda sabe que el parlamento y los consejos es de lo “poco que hay hoy en España” para que los menores hagan oír su voz. Y, sin embargo, somos casi pioneros, pues él mismo reconoce no tener constancia de que exista algo similar al parlemento on line en otro país de la Unión Europea.

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