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Edelvives otorga los premios Alandar, Ala Delta y Álbum Ilustrado 2014

Belén Martul, directora de Ediciones de Literatura del Grupo Edelvives, ha presentado en la librería Tipos Infames en Madrid los ganadores de los tres premios que otorga Edelvives este año.

Laura de FrutosMartes, 10 de junio de 2014
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Martul destaca de estas obras que “los silencios que aportan, lo que se deja sin decir y lo que puede incorporar el lector en muchas ocasiones es lo más interesante”.
Ala Delta es el premio que Edelvives otorga a la categoría infantil, lectura dedicada a los menores de entre 8 y 11 años, principalmente. Participaron 153 personas de todas las nacionalidades, sobre todo españoles, pero también de América Latina, Estados Unidos, Francia, Italia y Gran Bretaña. Casi todos los textos que se presentaron eran de estilo narrativo, aunque también hubo poesía y teatro. En esta categoría los temas que más destacaron fueron la fantasía, la vida cotidiana, la superación de conflictos y miedos, y la familia.
Finalmente, la ganadora del XXV Premio Ala Delta fue Paloma Muiña con su obra Un cóndor en Madrid, con ilustraciones de Mercè López. La obra cuenta la relación entre Manuel y Adriana, de familia ecuatoriana, preocupados por Papi Ángel, el abuelo de Adriana que tras el fallecimiento de su mujer echa de menos su país de origen. “Yo, en principio, lo que me planteé cuando me puse a escribir era contar la historia de un niño y una niña que son amigos y un misterio que se produce en el desván de la casa de uno de los niños. Pero la novela empezó a evolucionar: los personajes me tomaron los mandos, me cogieron el teclado y, de repente, todo empezó a abrirse a otras historias diferentes. Y, poco a poco, abriendo puertas y nuevas historias, se formó el libro”, matiza Muiña.
Para la categoría juvenil, el XIV Premio Alandar fue a parar a las manos de Elena Alonso Frayle con su obra La edad de la anestesia. Los participantes de esta categoría fueron 96, también la mayoría de España o América Latina. Hay temas que se siguen repitiendo como en la categoría infantil, pero lo que más destacó es que al tratarse de una para adolescentes se centraron mucho más en el crecimiento personal o la superación de dificultades, aunque la fantasía también tuvo un papel muy importante.
La novela de Elena Alonso está narrada en primera persona por Laura, una adolescente que nació con una cardiopatía y que acude a varias curas de rehabilitación en una clínica en Berlín. Esa misma clínica fue en su día la casa donde vivieron los miembros de la cúpula dirigente de la República Democrática Alemana. A partir de ahí gira la historia entre la protagonista con su cardiopatía y el totalitarismo de un estado. “La novela tiene mucho de autobiográfico porque mi hijo también nació con una cardiopatía como la protagonista de La edad de la anestesia. La novela surgió precisamente a partir de una experiencia personal que fue cuando a mi hijo, tras una operación de corazón, le atendieron en una clínica cerca de Berlín, que es donde se desarrolla la novela”, aclara Alonso.
Por último, el III Premio Internacional Álbum Ilustrado de Edelvives fue para Manuel Marsol. Este año se presentaron 114 originales, por encima de los 84 del año pasado, y la temática quedaba impuesta por la editorial ya que debía ser una reescritura de alguna historia tradicional, como recreaciones de Caperucita Roja, Cenicienta, Hansel y Gretel o Blancanieves y los siete enanitos. A Marsol, que viene del mundo de la publicidad, siempre le interesó mucho la ilustración y la literatura infantil y juvenil. Escogió el mito de Moby Dick para el álbum ilustrado titulado Ahab y la ballena blanca, donde recoge la esencia de los principales protagonistas, que son el capitán Ahab, la ballena y el mar.
Es un libro de aventuras que trata de temas fundamentales, como son la obsesión que puede llegar a cegarnos, cosa que le ocurre a Ahab al buscar con ansia a la ballena sin darse cuenta de que la tiene siempre delante. Toda la trama gira en torno al humor. Marsol añade que “una de las reglas era que se basase en un mito o una leyenda conocida y en lo primero que pensé fue en la novela Moby Dick. Mi idea a la hora de elaborar esto era dejarme llevar y buscar en las emociones de cuando era pequeño. No sabía qué iba pasar con todo esto, yo simplemente disfrutaba dibujando porque recordaba mi infancia con mi hermana en la playa de Murcia cuando estábamos horas pescando”.

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