fbpx

En el olvido: la Educación en campos de refugiados

“Noland es el país virtual de las personas que no pueden volver a su país”. La ONGD Entreculturas creó este lugar para “visibilizar a todas las personas desplazadas y refugiadas en el mundo”, explican.
Estrella MartínezMartes, 9 de septiembre de 2014
0

Elisabeth Waraga es refugiada y profesora en los campos. (Foto: Entreculturas)

Según el último informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur), “en el año 2012 había en el mundo 45 millones de personas en situación de desplazamiento forzoso”. Todas estas personas son los habitantes de Noland, de las cuales 22 millones son mujeres y niñas, que son las “más vulnerables en situación de desplazamiento forzoso”, apunta la ONGD, ya que a la “dureza de la situación como desplazadas se une que sufren discriminación de género y la amenaza de sufrir abusos sexuales o maltrato físico y psicológico”.

Entreculturas ha elaborado una Constitución para este país ficticio cuyo tercer punto recoge que “no existirá un solo ciudadano de Noland sin acceso a la Educación”. Lamentablemente, a pesar de los esfuerzos de esta organización y de otras similares, este punto todavía no es una realidad y son las niñas, por los motivos expuestos, las que sufren más esta circustancia.

Educación en los campos
La hermana Elisabeth Waraga es una refugiada sur sudanesa que ejerce como profesora en campos de desplazados. En declaraciones a este periódico explicó cómo las principales carencias a las que se enfrentan son “la falta de instalaciones, de infraestructuras. No tenemos asientos, no tenemos libros escolares, no tenemos profesorado formado, la mayoría son voluntarios”.

La realidad es que en las escuelas africanas también hay muchas carencias, pero la hermana Elisabeth hace hincapié en que los colegios de los campos son los grandes olvidados. “Hay aulas que tienen entre 130 y 150 alumnos, y así es muy difícil”, explica. A esto se une el problema de que “no tenemos universidades allí”, por lo que a pesar de que “algunos son muy inteligentes, no tienen acceso al siguiente nivel educativo por no tener dinero”. De esta manera acaban quedando atrapados en los campos, donde “se dedican a trabajos manuales sin poder continuar con su Educación”, explica la hermana.

Elisabeth habla de la importancia que tiene la Educación para estos chicos, “les va a ayudar a desarrollarse, a formarse y a poder ayudar a sus comunidades y traer la paz”. Llegado este punto, Elisabeth Waraga recuerda que también es importante formar a las mujeres para que “puedan tener el control sobre la economía de sus casas, sobre la economía de sus comunidades, lo que les ayudará a cuidar de sus hijos”. En cuanto a la Educación de las niñas, denuncia que todavía hay muchos padres que se oponen, “quieren que se queden en casa cuidándola, haciendo las tareas del hogar y ocupándose de los más pequeños”. A esto se añade que hay “algunos padres que no quieren que sus hijas vayan a la escuela porque creen que allí aprenderán y se convertirán, dejarán de ser dóciles, se rebelarán y no les harán caso como hasta ahora”.

Entreculturas alerta de que “si normalmente las niñas y mujeres ven más vulnerado su derecho a la Educación, cuando hablamos de niñas y mujeres refugiadas o desplazadas esta vulneración es aún mucho mayor. Los patrones de discriminación vigentes antes de que se produzca la emergencia, se refuerzan una vez sucede esta”.

La ONGD tiene recursos educativos para Primaria y Secundaria destinados a concienciar a los jóvenes sobre los derechos de las personas refugiadas y desplazadas. Este material incluye una carta escrita por Jonasi, Madele, Bene y Tabia, niños de 9 años que van a la escuela en el campo donde viven. Sus palabras reflejan la situación, “lo que más nos gusta hacer es aprender a escribir y a leer cuentos en la escuela”, aunque “no tenemos pupitres, pero algunos días los maestros y maestras nos regalan lápices y colores para poder hacer nuestros preciosos dibujos”.

0
Comentarios