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‘Crecemos leyendo’, un lipdub que apuesta por el mundo de los cuentos

El objetivo era resaltar la defensa de la lectura que hace el centro.
Martes, 3 de marzo de 2015
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Escribir este artículo es motivo de gran alegría y orgullo porque significa que nuestro centro ha sido elegido ganador en el I Certamen de Lipdubs del Movimiento Savia, organizado por la Fundación SM en la Comunidad Valenciana. Ahora todo son felicitaciones, abrazos y apretones de mano, pero conseguirlo ha costado mucho trabajo y esfuerzo. Me dispongo aquí a narrar nuestras experiencias esperando que sean interesantes al lector.

La idea de realizar un lipdub no era nueva para nosotros, aunque nunca había llegado a concretarse el proyecto. El curso pasado nuestro director nos informó del certamen y no nos lo pensamos: queríamos participar. Realizar un trabajo conjunto no es algo que ocurra todos los días e implicar a toda la familia educativa significaba crear un recuerdo imborrable y divertido.

La primera dificultad surgió en torno al lema. Le dimos muchas vueltas, pero nos decantamos por Crecemos leyendo. Nos tomamos muy en serio nuestro plan lector y esta era una manera magnífica de demostrarlo.

En cuanto a la música, en el claustro de Primaria nos llovieron las ideas. Al final conseguimos ponernos de acuerdo en dos canciones que nos venían como anillo al dedo: Cuéntame un cuento de Celtas Cortos y Happy de Pharrell Williams. ¿Qué mejor que cuentos y felicidad unidos en nuestro proyecto?

Los motivos para la decoración de las clases y los disfraces de los alumnos fueron decisión de los tutores. Empezamos por lo básico: el abecedario y los cuentos infantiles, seguidos de algunos clásicos literarios. Fuimos hasta Hamlet, pasando por Peter Pan, Alicia en el País de las Maravillas, Alí Babá, Pinocho o Blancanieves. Las familias tuvieron un papel fundamental ayudando a construir los disfraces.

A continuación organizamos el recorrido. Llevó su tiempo, pues queríamos enseñar todo el centro, y que apareciéramos en el video todos los que en él trabajamos. Finalmente, con paciencia y algún que otro quebradero de cabeza, se estableció la ruta para el cámara.

En este momento ya estaba todo organizado: el lema, la música, la decoración, los disfraces y el recorrido. Todo parecía preparado, sólo había que grabarlo y ya estaba. Parecía fácil, pero no fue así.

Una grabación complicada
Por si las moscas, habíamos reservado dos mañanas para ensayos, algo que agradecimos después. La primera vez fue un auténtico desastre. Algunos alumnos estaban mal distribuidos, había gente que no se sabía la canción, profesores despistados preguntando qué tenían que hacer o fallos técnicos como altavoces que no se oían lo suficientemente fuerte.

Como veis, fue una jornada un poco desesperanzadora, pero nos sobrepusimos porque, como buenos educadores, sabemos bien que el error forma parte del aprendizaje y del éxito.

El segundo intento fue mejor, pero no lo suficiente como para grabarlo. Tuvimos los típicos problemas de coordinación –gente que aún no sabía dónde debía colocarse, puertas cerradas o disfraces que no se había terminado o que se habían olvidado en casa–.

Y por fin, unos días después, llegó la grabación definitiva. No quedaba tiempo para más ensayos, variaciones o modificaciones. El director, cámara y editor del vídeo vino al centro con mucha energía, algo que le iba a resultar muy necesario. Lo grabó una primera vez, y no quedó bien. Lo mismo ocurrió con el segundo, tercer y cuarto intento. Subíamos y bajábamos escaleras, recorríamos pasillos, los niños de Infantil comenzaban a llorar y los alumnos estaban nerviosos. La desesperación y el cansancio nos llegó a todos, pero hicimos un último intento y esta vez sí quedó bien. El trabajo de varias semanas de alumnos, familias y docentes quedó recogido en ocho minutos de grabación. Habíamos superado la prueba.

Después vino un trabajo realmente concienzudo y profesional de edición y posproducción del video a cargo del director y cámara del mismo. Unas semanas después de haber comenzado esta aventura todo había acabado. El resultado era muy bueno y cuando lo vimos por primera vez nos sentimos todos muy orgullosos, sensación que, a día de hoy, se sigue repitiendo.

Sólo quedaba un paso, subirlo a YouTube y cruzar los dedos. El resultado es por todos conocido y es el motivo por el cual estoy escribiendo estas líneas en las que compartimos nuestras vivencias y emociones.

Por último, me gustaría dar las gracias a todas las personas que han hecho posible que este proyecto haya llegado a buen puerto y así animar a todos los que estén pensando en hacer algo parecido. Esta experiencia merece la pena y es un bonito recuerdo que guardaremos todos los miembros de la comunidad educativa que conforma nuestro colegio.

Jordi Rumí
Colegio “Mantellate” de Valencia

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