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“El sistema dual inglés combina calidad con altos niveles de flexibilidad”

Adrian Barrett, responsable de Talento Emergente en Amey (Ferrovial), explica cómo una mejor definición de los criterios de calidad en la oferta dual, así como la mayor implicación del tejido empresarial, han conseguido que aumente el prestigio social de este tipo de estudios en Inglaterra.
Rodrigo SantodomingoMartes, 12 de mayo de 2015
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Adrian Barret (Foto: Jorge Zorrilla)

Inglaterra y el Reino Unido en su conjunto apuestan desde hace unos años por una profunda renovación de su sistema de FP dual (apprenticeships) con vistas a aumentar el prestigio de este tipo de estudios y hacerlos más atractivos para alumnos y empresas privadas. Uno de los cambios esenciales pasa por permitir que las compañías tomen la batuta y sean ellas mismas quienes definan los criterios de calidad y evaluación que han de regir la oferta disponible.

Aprovechando su reciente visita a Madrid, hablamos con Adrian Barnett, responsable de Talento Emergente en Amey, empresa que pertenece a la española Ferrovial, líder en servicios a las infraestructuras en el Reino Unido. Barnett será uno de los ponentes en la jornada sobre la FP británica que, organizada por el Grupo Siena y el British Council, se celebrará el próximo 20 de mayo en Madrid.

¿Qué hace único al sistema de Formación Profesional dual en Inglaterra?
Pienso que lo más relevante de los apprenticeships es que están dirigidos a toda la población, desde alumnos en edad escolar hasta otros más maduros que quizá estén buscando otra dirección en sus carreras profesionales o la adquisición de nuevas habilidades.

¿Cómo se perciben en Inglaterra los estudios profesionales? ¿Acarrean aún una escasa consideración social?
Hasta hace unos años se los seguía considerando, en buena medida, como el destino natural de los malos estudiantes. Si hablamos en concreto de dual, todo lo que rodeaba a este tipo de programas se regía por criterios bastante laxos. Cuando el alumno obtenía la titulación profesional tras su paso por la empresa, contaba con escasas posibilidades de permanecer allí, así que, desde el punto de vista empresarial, muchos veían la dual como una vía para conseguir trabajo barato. Además, la calidad de la formación variaba mucho dependiendo de la empresa. Tras los cambios normativos introducidos en los últimos años, el nivel de calidad resulta ahora mucho más homogéneo y el compromiso de las empresas a la hora de definir un marco formativo común ha aumentado considerablemente.

Y esto ha mejorado la opinión de familias y alumnos…
Sin duda. En Amey tenemos la sensación de que nuestros alumnos de dual ven su estancia en la empresa como una gran oportunidad de aprender una profesión adquiriendo experiencia y con posibilidades de moverse por las diferentes áreas en las que estamos involucrados.

A veces se percibe al Reino Unido como un país poco permeable a las buenas prácticas que puedan llegar de fuera. Cuando hablamos de FP dual, las miradas giran siempre hacia Alemania. ¿También en su país?
Desde luego que muchos lo vemos como un ejemplo. Si nos fijamos en el campo de la ingeniería, todo el mundo da por hecho que un título de FP dual obtenido en Alemania tiene un gran valor y acredita una excelente formación representativa de ese sector. Pienso que tras la revisión del sistema que hemos acometido en Inglaterra, podemos garantizar que estamos en condiciones de ofrecer una formación de gran calidad y, en cierto sentido, con una mayor flexibilidad respecto a lo que ocurre en Alemania.

Así que Inglaterra aspira a consolidar un alto nivel de calidad en su modelo dual sin renunciar a los elevados grados de autonomía y flexibilidad que caracterizan al sistema educativo inglés en su conjunto.
Mediante la figura de los trailblazers (pioneros) –compañías que han de marcar el camino hacia un sistema dual de calidad– estamos tratando de simplificar las competencias profesionales (Alemania es un ejemplo a este respecto), al mismo tiempo que se concreta y amplía la información sobre la forma de evaluar estas competencias y acreditar que el alumno domina lo que se espera de él para obtener cualquier título profesional. También estamos vinculando las competencias profesionales a unos contenidos académicos para mejorar la transversalidad en la formación.

En Alemania, el sistema dual hunde sus raíces en la organización de los gremios durante la Edad Media. ¿Existe también una larga tradición dual en su país?
Sí, se remonta al siglo IX o X. Por aquel entonces existían efectivamente gremios –por ejemplo de artesanos del oro y de la plata– que establecían diferencias entre trabajadores cualificados y aquellos que no lo eran, y que garantizaban la continuidad y la transmisión de determinadas habilidades y conocimientos. El sistema actual proviene de hace unas décadas. Cuando yo recibí mi formación dual, allá por los años 80, ya funcionaba lo que llamamos City & Guilds (Ciudad y Gremios), que actuaban como organismo formador y como mecanismo de control de calidad para buena parte de las titulaciones profesionales.

¿Cómo llevan a cabo su trabajo los tutores de empresa?
Las compañías deciden quién ejerce la formación de sus alumnos, y los tutores se ocupan de todo el proceso formativo y de evaluación. Sin embargo, un verificador externo acude regularmente para comprobar que la formación se realiza de forma segura y que el alumno está adquiriendo las competencias adecuadas.

¿Están Inglaterra, España y otros países en transición hacia un sistema de FP más acorde con la sociedad del siglo XXI?
Sin duda. Todos debemos esforzarnos a la hora de encontrar enfoques que realmente motiven a los alumnos y ser capaces de mostrarles con claridad los beneficios de este tipo de estudios. Tenemos una responsabilidad conjunta para lograr que los jóvenes no queden al margen del mundo del trabajo al tiempo que conseguimos que se sientan orgullosos de lo que hacen.

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