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“La clave educativa está en el centro y en su capacidad de tener proyectos propios”

El presidente de la Fundación Europea Sociedad y Educación, Miguel Ángel Sancho, explica que la autonomía pedagógica es necesaria como principio de calidad. Para ello cree que la clave es el centro y su capacidad de tener proyectos propios y de fomentar la participación de toda la comunidad educativa.
José Mª de MoyaMartes, 5 de mayo de 2015
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Miguel Ángel Sancho es presidente de una fundación encaminada a promover la libertad y la calidad de la Educación y es experto en autonomía escolar. Ha estudiado todos los ámbitos en que esta autonomía se debe desarrollar. Así, ha llegado a la conclusión de que la autonomía ya no está asociada solo a la participación sino a la calidad. “El trípode clave –dice Sancho– es liderazgo, autonomía y rendición de cuentas”, y la articulación armónica de estos tres elementos.

¿A qué ámbitos puede afectar la autonomía escolar?
Precisando los ámbitos de autonomía que recoge la LOE y que la Lomce ha reiterado con algún añadido, son autonomía en el área pedagógica, en el área de organización y funcionamiento y en el área de gestión. Este último distingue gestión de personas y gestión de los aspectos económicos. La autonomía curricular encajaría en el aspecto pedagógico y, dentro de lo pedagógico, los aspectos metodológicos son los que tiene más susceptibilidad de tener mayor autonomía.

¿Y qué grado de autonomía concede la Lomce en el ámbito curricular?
En relación estricta a los contenidos del currículo, las competencias del Gobierno son muy grandes. En cuanto a las troncales, se reserva tanto el contenido como los criterios de evaluación y su diseño y de-sarrollo. En lo relativo a las específicas, se reserva los criterios de evaluación y, por tanto, los estándares, aunque da un poco más de autonomía a las comunidades en esta área. Siempre con relación a lo que es el currículo, el Estado siempre se ha reservado un núcleo fuerte y básico para garantizar la igualdad en todo el territorio nacional y la posibilidad de establecer una evaluación estandarizada con arreglo a unos criterios homogéneos de referencia.

Hay una polémica entre los que consideran que el Estado ha desvertebrado el sistema educativo y los que piensan que no es así. ¿Cuál es tu opinión?
Yo creo que no se ha producido esa desmembración. Si uno ve el contenido de las troncales y la posición que tiene el Gobierno, estableciendo contenidos y criterios de evaluación, se da cuenta de que se mantiene una estructura en temas instrumentales claves a nivel nacional. Yo no veo que haya peligro. Es más, algunas comunidades han planteado recurso de inconstitucionalidad. Viene a ser similar al famoso criterio que había del 55% y del 50% en función de si uno fuera un territorio histórico o no con lengua propia.

Una vez que se transfiere la autonomía curricular, ¿lo deseable sería que las comunidades cedieran también esa autonomía a los centros, como ha hecho Madrid?
Madrid es un claro ejemplo. Lo hizo en 2011 y en 2013 y ahora ha sido ágil. En diciembre supo adaptar los nuevos planteamientos que había con relación al decreto que regulaba el currículo de Primaria y volvió a hacer ese esquema. Volvió a trasladar su ámbito de libre configuración autonómica a los centros para que, poniendo patas a la autonomía pedagógica, pudieran, dentro de unos límites, adaptar esa especificación curricular. Eso es abrir una mayor autonomía pedagógica. En ese sentido es la comunidad autónoma que más ha avanzado en el ámbito pedagógico.

¿Hay alguna otra comunidad que haya dado ese paso adelante?
En ese ámbito pedagógico tan concreto no. Es la primera y está todavía en esa fase de concreción. Al final lo clave en la Educación es el centro educativo. No cabe una jerarquía vertical, que vaya desde el Ministerio hasta el centro. La clave educativa está en el centro y en la capacidad que tengan estos de tener proyectos propios, de fomentar la participación de la comunidad educativa en el proyecto del centro y, por tanto, ese proyecto se puede adaptar a unos entornos que son distintos y en esa capacidad de adaptación estará la respuesta eficaz, con acciones específicas. La autonomía pedagógica es un principio de calidad y Educación, de misión educativa, de unión, de fortalecer toda la acción de conjunto.

¿La red pública quiere autonomía? Se ha dicho que a estos centros les va bien que se les diga cómo deben hacer las cosas.
Cuando trato de analizar por qué no hay más autonomía en la escuela, he encontrado un criterio muy claro: la legislación básica del Estado lo dificulta. Por ejemplo, el tema funcionarial o la gestión de los bienes públicos. Al final, el centro es una unidad administrativa dentro de una organización. Otra circunstancia es que en el de-sarrollo autonómico no se han aplicado medidas concretas que trasladen al centro esa autonomía. El tercer elemento es que, aunque haya un pequeño margen, los centros no quieren esa autonomía porque implica responsabilidad.

En resumen, no quieren asumir la autonomía curricular si no tienen la autonomía de gestión. ¿Es así?
Sí, porque un asunto está condicionado por el otro. Uno se puede lanzar con un determinado proyecto con ilusión, pero si no tiene capacidad de buscar la persona adecuada, estás más limitado para desarrollar un proyecto de autonomía pedagógica. Por eso hay que desarrollar la autonomía con respecto a las personas, dando más estabilidad a las plantillas y más adecuación a los equipos según los objetivos, de forma paralela a la pedagógica.

En una ocasión me dijo el directo de un IES que en los centros siempre contamos con un 30% de profesorado que es tu equipo, para poner en marcha los proyectos, otro 30% que está dejándose llevar y otro 30% con el que no vas a poder contar. ¿Te parece una radiografía adecuada?
Sí, a veces es difícil conjuntar las fuerzas de un equipo, pero esos directores con capacidad de liderazgo saben aprovechar ese 30% que está a favor. El auténtico líder busca la autonomía y la consigue aunque tenga una normativa limitada. El trípode clave es liderazgo, autonomía y rendición de cuentas. Si eso se articula armónicamente, funciona bien.

¿Los centros están ejerciendo esa autonomía organizativa?
Sí. Siempre con esas limitaciones. Por ejemplo, en el horario, hay una limitación que obliga a garantizar un mínimo en las materias sobre las cuales va a pesar la evaluación para que no queden reducidas en un 50%.

En el bloque de los recursos humanos y materiales existe cierto conflicto porque se dice que no se ha avanzado.
La Ley de Función Pública tiene esa característica, que garantiza la independencia o la libertad de cátedra. El problema es que cuando al director, con relación a la estructura de su equipo, se limita a establecer perfiles, no se va a poder hacer responsable de su propio equipo. Si la acción directiva no tiene consecuencias, pierdes capacidad de liderazgo. Lo complicado está en armonizar la posición funcionarial con una situación en la que el único criterio para entrar en un centro no sea únicamente el de los puntos. Algo tiene que decir el centro.

¿Mayor autonomía repercute en la calidad del servicio?
Eso es. La evolución ha sido esa. Se ha pasado de asociar autonomía con participación a relacionar autonomía con calidad. En la medida en la que se dan los recursos, se activa el liderazgo directivo y del equipo de profesores en torno a esos proyectos educativos.

¿La figura del funcionario público docente está generalizada en otros países?
La tendencia internacional va a favor de la flexibilidad. Hay dos figuras emblemáticas en la Educación comparada que son las Academy School en Londres y las Charter School en Estados Unidos. Las dos son escuelas públicas, pero con un régimen de personas escogidas bajo un régimen de flexibilidad. Nosotros derivamos de Francia, donde han tenido un peso fundamental los funcionarios públicos, que tenemos que adecuar a la realidad de un centro educativo.

Hay otros paradigmas, el de las admiradas escuelas nórdicas donde, siendo funcionarios, son más flexibles.
Ese es un poco el punto vital, darle capacidad al director de poder seleccionar y evaluar el desarrollo profesional de los profesores.

¿Un director tiene realmente la posibilidad de gestionar sus propios recursos y conseguir otros mediante el alquiler de parte de sus instalaciones, por ejemplo?
Tiene bastantes limitaciones. El presupuesto le viene marcado. Los ingresos que uno pueda conseguir no pueden destinarse a otra cosa que no sean los gastos de funcionamiento. ¿Puede uno alquilar sus instalaciones? Depende de quien sea el titular. Si es el ayuntamiento, necesitará autorización. Si es de la comunidad, esta debe autorizarlo.

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