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Hay que actuar como en el María Guerrero... y su sueño se hizo realidad

En el curso 2009-10 cayó en mis manos la batuta de Teatraula, el grupo de teatro del IES "Diego Velázquez".
Martes, 20 de octubre de 2015
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Para entonces, más de 10 promociones de alumnos de 4º de la ESO o Bachillerato habían representado al menos un espectáculo diferente cada año. Desde el primer momento quise implicar a toda la comunidad educativa en cada uno de los montajes, con el fin de aprovechar al máximo el potencial didáctico de cada una de las obras elegidas. Quería que los cientos de horas de tiempo libre que los alumnos entregaban en los ensayos se premiaran con la mayor repercusión posible de los espectáculos. Así que, en primer lugar, decidí sacar a los profesores del escenario: que los actores fueran solamente alumnos nos permitiría competir en la mayoría de los certámenes de teatro escolar que estaban a nuestro alcance. Por otro lado, organicé grupos de trabajo –reconocidos por la administración– en los que pudiera implicar a profesores de distintos departamentos.

En el verano de 2013 me propuse crear un espectáculo completamente nuevo para Teatraula. No adaptar una obra preexistente, sino escribir un nuevo texto en el que los alumnos se pudieran ver reflejados y que en un futuro pudiera servir para otras compañías. Es entonces cuando surge De fábula. Creo que los adolescentes detestan que aquello que les hace gozar se reduzca a mero soporte de una lección moral. Por muy dorada que sea la píldora, cualquier ficción destinada solamente a imponerles un mensaje les provocará rechazo y decepción. Así que decidí acercarme al clásico de la literatura moralista: las fábulas de Esopo y generar desde cada una de ellas una escena ambientada en la realidad del adolescente de hoy que cuestionara fórmulas que pasan por universales.

Creación y culmen
La profesora de Griego tradujo junto a sus alumnos una selección de fábulas de Esopo. Yo, a veces solo y otras con el impulso de los miembros del grupo, escribí una serie de escenas breves a partir de cada una de ellas y nos pusimos a ensayar. Uno de los actores, caracterizado como el Esopo de Velázquez, enunciaría las fábulas, ilustradas con una pantomima coreografiada por la profesora de Educación Física. Los demás actores –hasta 27– representaban las distintas escenas, ambientadas en espacios muy familiares: aulas, gimnasios, bibliotecas, cafeterías escolares, bancos en un parque, fiestas de amigos, etc.

El espectáculo se representó en varios teatros, en Leganés, Ávila o Torrelodones, pero también, a modo de site-specific, en espacios idénticos a los ficcionales: en el IES “Francisco Ayala” representamos varias veces las mismas escenas en una biblioteca, en el patio, en el vestíbulo… mientras los alumnos espectadores giraban en grupos de una pieza a otra.

Todos los años nos hemos presentado a los Premios Buero, iniciativa de la Fundación Coca-Cola y uno de los pocos certámenes de teatro juvenil de ámbito estatal que no pone límites genéricos o temáticos a los espectáculos. En 2010 fuimos ganadores de la Comunidad de Madrid y otras veces algunos de nuestros pequeños grandes actores han ganado premios de interpretación individuales, pero siempre nos quedábamos con las ganas de llegar a la final nacional, que invita a tres grupos a representar sus obras en una de las salas del Centro Dramático Nacional. Y con De fábula tuvimos al fin nuestra oportunidad. El 3 de julio de 2014 cumplimos nuestro sueño y representamos nuestra obra en el Teatro María Guerrero. Poco antes de estrenar eché la vista atrás: cuando yo tenía la edad de mis alumnos y hacía teatro como ellos, mi director, Javier Olivares, me formó en esa mezcla de responsabilidad, autoexigencia y entusiasmo que requiere hacer buen teatro diciéndonos que había que actuar en cualquier lugar, hasta el más pequeño y remoto, como si fuera el María Guerrero. Y yo, que había tratado de inducir a los míos esa misma seriedad ilusionada, gozaba de ver que, por un día, tocábamos el lejano cielo hacia el que siempre orientamos la mirada cuando nos ponemos a trabajar.

La final incluye la convivencia con los otros finalistas, incluyendo pequeños talleres y encuentros con celebridades. Germinaron allí amistades entrañables y encuentros con decenas de colegas con los que compartían su inusitado amor por las artes escénicas. Al final quedamos en segundo lugar y dos de nuestros actores, Raquel Ruano y Diego Ruiz, obtuvieron premios individuales por su interpretación.

La aventura de De fábula no ha terminado. La editorial Algar la publica ahora como libro en su colección Joven Teatro de Papel. Alumnos de otros lugares y quizá de otros tiempos podrán leer o representar de nuevo lo que nosotros soñamos en este curso. En Teatraula, mientras tanto, seguimos adelante con nuevos proyectos. Algunos de los actores ya están en la universidad, pero guardarán para siempre la enseñanza sutil y entrañable de haber trabajado juntos en la creación de un espectáculo, de un sueño compartido.

Juan Pablo Heras
IES “Diego Velázquez” de Torrelodones (Madrid)

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