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El Ministerio propone un Pacto vacío de contenido

El Ministerio ha propuesto un Pacto sobre la nada. Ni tan siquiera ha establecido el marco de discusión, el terreno de juego.
José Mª de Moya
Director de Magisterio
11 de noviembre de 2015
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Como cada otoño con la caída de las hojas, el ministro de Educación al mando nos propone alcanzar un Pacto por la Educación. Disculpen la ironía, pero como en Atrapado en el tiempo sufro la tortura de ver cómo cada nuevo curso escolar desde hace casi 25 años este centenario periódico publica los mismos titulares. El de esta semana y a cinco columnas es: “El ministro propone un Pacto al margen de los vaivenes políticos”. Es natural el subtítulo escogido para semejante propuesta revolucionaria (sic): “La oferta ha tenido escasa repercusión entre los partidos y sindicatos docentes”. ¿Qué repercusión esperan de algo que se repite curso tras curso, ley tras ley, ministro tras ministro, legislatura tras legislatura con pesada monotonía?

Todo ministro anhela pasar a la posteridad por esa foto en la que, flanqueado por adversarios políticos y sindicatos hostiles, rubrica ante toda España y en presencia del presidente de la nación el gran Pacto de Estado por la Educación… A ver, seamos sinceros, hay un punto de narcisismo político en toda esta parafernalia del Pacto educativo. Porque hay cosas que no se entienden.

En primer lugar, el Ministerio ha propuesto un Pacto sobre la nada. Ni tan siquiera ha establecido el marco de discusión, el terreno de juego. Pareciera como si el consenso fuera un fin en sí mismo y no un magnífico instrumento para mejorar las cosas. No es el consenso el que hace buenas las propuestas, sino que son las propuestas las que hacen bueno el consenso. La historia reciente de nuestra Educación nos ha enseñado que una mala reforma educativa no se hace buena por contar con un gran apoyo social. En segundo lugar, no deja de sorprender una propuesta de Pacto en plena implantación y desarrollo de la Lomce. Ministro, me temo que el tiempo de los pactos ya pasó.

Mejor suena la propuesta de Pacto por la transformación del modelo pedagógico dentro del aula que ha propuesto Madrid (ver entrevista a su consejero en esta edición). Le veo dos importantes ventajas. Primero, despolitiza y desideologiza la cuestión. Aquí no toca hablar ni de la Concertada, ni de la Religión… Segundo, pone el foco en lo que pasa dentro del aula, que es donde pasa todo, donde se educa, donde se aprende, donde están los alumnos.

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