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Reflexiones sobre la escolarización temprana

Está en cuestión el impacto positivo del 0-3 sobre las habilidades no cognitivas.
José Mª de Moya
Director de Magisterio
11 de noviembre de 2015
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Una de las medidas educativas estrella con la que se están estrenando los nuevos gobiernos autonómicos en la extensión de la escolarización temprana. Causa furor. En la Comunidad Valenciana se ha presentado un plan para que los centros públicos oferten plazas de 2 años y en Cantabria, que ya venían haciéndolo, van a por los de 1 año.

No hay duda de que se trata de una medida de indudable calado social. Diversos estudios demuestran que hay un claro sesgo socioeconómico en los niños escolarizados en 0-3. Con el fin de lograr una igualdad de oportunidades, la derecha tradicionalmente ha optado por un solución mixta entre oferta de plazas públicas y becas guardería. La izquierda ha optado habitualmente por ofrecer plazas públicas.

Por tanto, nadie duda sobre su función asistencial. También hay un cierto consenso sobre los beneficios cognitivos de los alumnos que han pasado por una escuela infantil. Digo cierto porque el impacto positivo de la escolarización 0-3, que se manifiesta en el 3-6 e incluso en los primeros años de la Primaria, no está claro que se mantenga en el tiempo. En este punto, hay que precisar que la mejora significativa que detectó PISA en alumnos de 15 años estaba vinculada a la escolarización infantil en su conjunto, es decir, hasta los 6 años. Es obvio que los beneficios de la etapa 3-6 están fuera de toda duda; lo que no está claro es el 0-3.

Frente a esto y por si fuera poco, recientes estudios están poniendo en cuestión el impacto positivo de la escolarización temprana sobre las habilidades no cognitivas. El prestigioso psicólogo infantil Jay Belsky ha denunciado recientemente que no se están difundiendo suficientemente los efectos emocionales y psicológicos en los pequeños como consecuencia de una separación tan prematura del contacto con sus padres.

Más allá de reduccionismos academicistas, tendremos que abrir el plano de pensamiento y atrevernos a reflexionar sobre el modelo de sociedad, de Educación holística y de familia que queremos. Se trata de formar personas bien construidas en su faceta intelectual y humana. Tan competentes profesionalmente como sanos psicológicamente.

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