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Debates educativos con más postureo que ideas

José Mª de Moya
Director de Magisterio
1 de diciembre de 2015
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Proliferan los debates preelectorales sobre Educación en los que hay ideas pero también buenas dosis de postureo y tacticismo. Permítanme la debilidad.

El Partido Popular se encuentra en pleno proceso de lavado de imagen. Tiene como prácticamente único objetivo hasta las elecciones borrar todo rastro de Wert. Son conscientes de la mala reputación del anterior ministro en la opinión pública y para ello quién mejor que otro ministro y otro secretario de Estado con un talante, no solo distinto sino opuesto. Tanto Méndez de Vigo como Marín multiplican sus apariciones públicas ofreciendo diálogo y simpatía a manos llenas.

Hay que reconocer que no son solo palabras ya que en diversas ocasiones han admitido errores en la Lomce y disposición a rectificarlos. Tanto la FP Básica como las ‘reválidas’ –el propio ministro las llamó así– han sido puestas en cuestión. Más aun, la semana pasada fue la responsable de Educación en el PP la que lamentó el maltrato que habían sufrido tanto las humanidades como las enseñanzas artísticas en la Lomce. No es habitual que un partido rectifique y el PP lo está haciendo. En el terreno de las ideas, quieren un perfil lo más bajo posible. No se pueden permitir errores y están dispuestos, incluso, a que el PSOE les adelante con el MIR educativo o con la extensión de la escolarización obligatoria hasta los 18 años.

Por su parte, el PSOE ha hecho bandera de la derogación de la Lomce y poco más. Conscientes como son de la mala reputación de la Ley Wert quieren sacarle todo el zumo electoral que puedan. Han tenido el acierto de capitalizar ideas marca PP, como son el MIR educativo o la extensión de la escolaridad obligatoria hasta los 18 años.

Ciudadanos sigue instalado en una interesada ambigüedad que molesta tanto a izquierda como a derecha. Quiere contentar al ala conservadora con medidas de control y buen gobierno de la escuela pública, pero también echa carnaza al ala progresista cuestionando los conciertos educativos.

Por su parte, Podemos muestra su versión más socialdemócrata evitando pronunciarse claramente sobre lo que era su seña de identidad: la supresión de los conciertos.

La ambigüedad manda.

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