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Proyectos de integración escolar en una tendencia de vuelta a sus países de origen

En España, alrededor del 10% del alumnado es de origen extranjero. La crisis ha tirado a la baja este número ya que muchas familias retornan a sus países. Pero también ha reducido los recursos dedicados, justamente, a su integración.
Sergio PedregosaMartes, 26 de enero de 2016
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Un total de 736.429 alumnos extranjeros han ocupado las aulas de nuestro país en el curso 2013-14 para cursar enseñanzas no universitarias, según se desprende de las estadísticas consolidadas ofrecidas por el Ministerio de Educación para ese período escolar, lo que representa un descenso del 3,9% respecto al mismo período del año anterior. En la Educación Secundaria Obligatoria, la bajada en la cantidad de estudiantes procedentes de otro país alcanzó un 4,1%. La Educación Primaria, por su parte, registraba un aumento del 1,7% en este tipo de alumnado. La abrumadora mayoría de los estudiantes extranjeros se concentran en la enseñanza pública. Tan solo el 16,5% está recibiendo formación en centros privados, y generalmente se trata de alumnos comunitarios o norteamericanos.

A pesar de su reducción, los extranjeros todavía suponen un 9,12% del total de alumnos en el sistema educativo, excluyendo la enseñanza universitaria. A pesar de que no es un fenómeno nuevo y su origen se remonta a hace más de una década, el empeoramiento de las condiciones económicas de las familias ha visibilizado las situaciones de racismo e intolerancia en las escuelas, hecho por el que muchos centros se han visto obligados a establecer planes de actuación para atajar las agresiones xenófobas, ya sean físicas o verbales, y favorecer la integración y la cohesión.

Políticas de integración
El Índice de Políticas de Inmigración e Integración correspondiente al año 2014, elaborado por el Migration Policy Group y el think tank Cidob (Barcelona Centre for International Affairs), denunciaba el suspenso de España en el fomento de políticas de integración escolar para alumnos de origen extranjero. El estudio le otorgaba a nuestro país la peor valoración precisamente en este campo, con 37 puntos sobre 100, muy lejos de sus mejores resultados –90 puntos en reunificación familiar o 74 en la obtención de la residencia permanente–.

No obstante, los datos oficiales no ofrecen una perspectiva tan desoladora. A pesar de que los percances relativos a la xenofobia y el racismo aumentaron un 24,7% respecto al año anterior, según el Informe sobre incidentes relacionados con los delitos de odio en España 2014, elaborado por el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe), dependiente del Ministerio del Interior, esto no se traslada al ámbito escolar. De hecho, es la escuela el lugar donde los inmigrantes se perciben más integrados, tal y como muestra la I Encuesta sobre discriminación, xenofobia y racismo en la Comunidad Valenciana.

Además, la tasa de abandono escolar temprano en España entre la población foránea es la más alta de toda Europa, según datos de la oficina de estadística europea Eurostat. Un 37,8% de los jóvenes extranjeros de entre 18 y 24 años no tiene ningún tipo de formación más allá de la obligatoria, una cifra que supera en más de 20 puntos la media europea. Sin embargo, se ha visto reducida notablemente en una década. En 2005, esta tasa en nuestro país alcanzaba las estratosféricas cotas del 46,5%, esto es, casi la mitad de la población joven de origen extranjero. La OCDE también ha alarmado sobre la importancia de que el alumnado proveniente de otros países se aclimate de manera correcta en los centros educativos para que sus resultados académicos sean los óptimos. En su informe Immigrants students at school: easing the journey towards integration ofrece las claves para que este proceso se haga de manera idónea y sus resultados sean exitosos.

Colegio “Padre Piquer”
Para conseguir este objetivo, muchos centros ya han puesto en marcha programas de adaptación de estudiantes extranjeros, que superan las propias actuaciones concretas y trazan las líneas maestras en las que se basará su política de integración. Es el caso del Colegio “Padre Piquer” de Madrid, que recibió el premio “Protagonista de la Educación” 2015, otorgado por MAGISTERIO. El centro –que oferta estudios de ESO, Bachillerato y Formación Profesional– cuenta con unos 1.000 alumnos, aproximadamente el 49% son de origen extranjero, aunque la mayoría están nacionalizados. De entre los que no lo están, destaca la presencia de estudiantes provenientes de Ecuador, República Dominicana, Bolivia, China, Filipinas, Rumanía o Paraguay.

“Esta situación se empezó a hacer llamativa a partir del curso 2002-03, cuando la recepción de alumnos extranjeros se disparó”, comenta Gregorio Casado, coordinador de Innovación, Orientación y Formación del centro. Ante este escenario hasta entonces desconocido, el colegio puso a prueba las Aulas Cooperativas Multitarea, una propuesta pedagógica propia que trata de atender la diversidad del alumnado y favorecer un clima integrador mediante los recursos compartidos. “Las clases son de 60 alumnos, puesto que participan varios grupos, y en cada una de ellas hay tres o cuatro profesores. Se trabaja sin libros de texto, sino que son los propios docentes quienes elaboran los materiales didácticos. Además, los ámbitos sustituyen a las asignaturas y se preparan proyectos que han de ser elaborados de manera cooperativa, lo que permite que cada estudiante se dote de una experiencia educativa innovadora, distinta a las clases tradicionales”, explica Casado.

Los ámbitos se distribuyen en el lingüístico-histórico (que incluye las asignaturas de Lengua, Ciencias Sociales e Inglés), el científico y el artístico. Las clases se organizan en torno a bloques de dos o tres horas, aunque el horario es flexible. Además, las dinámicas de aprendizaje permiten la adaptación de cada ritmo de asimilación de contenidos. Esto ayuda a que los alumnos extranjeros, que en muchas ocasiones parten de una situación de desventaja frente a sus compañeros, puedan avanzar a su propia velocidad con la atención personalizada que requieren. Este proyecto potencia no solo la adquisición de conocimientos y competencias, sino también el desarrollo de inteligencias múltiples, desde la lingüística hasta la artística o la científica, de manera que aquellos estudiantes que desconocen el español no se quedan descolgados por esta razón. Otro de sus pivotes esenciales es el uso de las nuevas tecnologías, dado que cada aula está equipada con ordenadores.

Choque cultural
Cataluña es uno de los mayores focos de recepción de la inmigración, no solo exterior, sino también interior. Muchos alumnos llegan desde otras comunidades autónomas monolingües, como Andalucía, Extremadura o Aragón. El IES “Jaume Balmes”, de Barcelona, es un reflejo de esta realidad palpable. El 20% de sus alumnos proviene de fuera de Cataluña. Su origen es muy diverso, desde lugares culturalmente afines como Latinoamérica hasta otros más remotos como Nepal. Su coordinador pedagógico, Albert David, asegura que, en general, la convivencia es tranquila. “Cada vez que llega un alumno extranjero, se activa el protocolo que incluye un programa de inmersión en castellano y catalán, además de liberarle de algunas asignaturas y de ofrecerle un mentor que le guíe”, añade David.

Periodo de adaptación
El choque cultural es uno de los principales problemas que han de afrontar los centros cuando reciben un estudiante de otro país. Casado resume las fases de adaptación: “En una primera fase, el alumno atraviesa una situación de duelo, fruto del abandono de su lugar de origen. Se sienten perdidos, desubicados. En una segunda etapa es cuando comienza la integración con los autóctonos, se asimilan sus costumbres, su lengua, su cultura. Finalmente llega el despegue, cuando el estudiante extranjero está ya totalmente integrado en el centro y en igualdad de condiciones que sus compañeros”.

La fase de adecuación depende de varios factores. “Saber el idioma es una ventaja, como lo es que el lugar de origen tenga una forma de vida y cultura similar a nuestro país. Además, influye también la situación familiar, el tiempo que sus allegados lleven viviendo en nuestro país”. En cualquier caso, la implicación del centro educativo y de los docentes es clave en la integración de un alumno. Empezar una nueva vida de cero no es fácil.

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