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Libertad para una mayor participación de las familias

José Mª de Moya
Director de Magisterio
16 de febrero de 2016
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Recordarán aquel eslogan publicitario: “La potencia sin control no sirve de nada”. Podríamos darle la vuelta y afirmar que el control sin potencia también resulta ineficaz. Es lo que pasa cuando desde los órganos de dirección y administraciones, tanto de organismos públicos como privados, se sucumbe a la tentación de querer tenerlo todo bajo control. No habrá descarrilamiento posible, cierto, porque la locomotora está parada o se mueve con extremada lentitud.

Vengo con estas porque corremos el riesgo de que los innumerables casos de corrupción nos hagan presos de la desconfianza en el ser humano y, como consecuencia, de un afán fiscalizador que adormecería la iniciativa social. Claro que hay que vigilar porque el escándalo es continuo, pero sin poner bajo sospecha a todo el que se mueva. Tocqueville, en su célebre Democracia en América, recordaba que la libertad siempre entraña riesgos pero siempre compensa, porque es la potencia, el motor del desarrollo de los pueblos.

En el sector educativo este riesgo de hiperplanificación es particularmente letal porque si alguna actividad requiere de estímulos, iniciativa, desarrollo y confianza es la Educación. Ocurre con la libertad de elección de centro por parte de las familias. Hay numerosos estudios –uno reciente lo publicó el Consejo Escolar del Estado– que vinculan tres aspectos del proceso educativo: participación de las familias en el centro, afinidad de las familias con el proyecto educativo y libertad de elección de centro por parte de las familias. Parece de sentido común. Obviamente me implicaré más en el colegio de mi hijo si comparto su proyecto educativo y tendré más posibilidades de compartirlo si puedo elegirlo libremente.

Claro que la libertad de elección no es un absoluto y que habrá que planificar, pero debería ser un objetivo tendencia de todo administrador público que quiera progresar rápido, cosa que solo conseguirá empoderando a las familias en la educación de sus hijos. La planificación absoluta basada exclusivamente en criterios de cercanía al domicilio y poco más supone entender la Educación como una materia prima, un servicio no elaborado y, en definitiva, considerar que todos los colegios son iguales.

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