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La Residencia de Señoritas celebra su centenario con una muestra reivindicativa

En octubre de 1915 abrió sus puertas la Residencia de Señoritas, el grupo femenino de la Residencia de Estudiantes, creado –al igual que el masculino– por la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE).
Gonzalo BlancoMartes, 8 de marzo de 2016
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Después de 100 años de la puesta en marcha de aquella iniciativa, Acción Cultural Española y la residencia de Estudiantes han querido celebrar el centenario del grupo femenino de la residencia rindiendo homenaje al que fue el primer centro oficial creado en España para fomentar la Educación Superior de la mujer y, a través de la exposición Mujeres en vanguardia –abierta en la Residencia de Estudiantes (Madrid)hasta el 27 de marzo–, mostrar el paso de gigante hacia la igualdad de los derechos de las mujeres que supuso aquel proyecto de renovación de la sociedad española inspirado por la Institución Libre de Enseñanza (ILE).

El conjunto de obra plástica incluye una serie de retratos de las pioneras en las aulas, que ilustran gran parte de la muestra, como el retrato de María de Maetzu, o los dibujos de Sorolla, tan cercano a la institución.

Tras ofrecer un recorrido por las propuestas relacionadas con la Educación femenina y con la incorporación de las mujeres a la vida profesional que, desde el último tercio del siglo XIX, promovieron los hombres y mujeres vinculados a la ILE, las salas de exposición, a través de una selección de libros, documentos, fotografías y obra plástica, reconstruyen la formidable aventura de la Residencia de Señoritas. En sus 21 años de vida no solo alcanzó importantes logros materiales –pasó de ocupar la pequeña villa en la que se inauguró en la calle Fortuny de Madrid, con capacidad para 30 estudiantes, a tener 12 edificios con cabida para cerca de 300–, sino que también consiguió que de sus aulas saliera un grupo de mujeres cualificadas, gracias a las que el modelo tradicionalmente asociado a la condición femenina empezó a experimentar una transformación.

Transformación ampliamente inspirada por figuras femeninas que se salieron del tiesto, como María de Maetzu, pedagoga y humanista encargada de fomentar el espíritu colectivo de las mujeres y directora de la Residencia de Señoritas desde su creación en 1915. “Era la personalidad perfecta para dirigir la residencia”, asegura Almudena de la Cueva, una de las comisarias de la exposición, pues su paso por la universidad, los viajes que realizó por todo el mundo y sus dotes de independencia resultaban “un modelo inmejorable para las estudiantes”. Y muchas de ellas siguieron su ejemplo, especialmente las primeras residentes que, convirtiéndose muchas de ellas en profesoras, terminaron conformando el núcleo duro de la Residencia de Señoritas casi desde sus inicios.

Onerosa labor que no podría haber sido posible sin la participación del Instituto Internacional, un organismo estadounidense que contribuyó al desarrollo de la residencia mediante la colaboración tanto material como humana. Con razón, en palabras de Almudena de la Cueva, “fue una de las claves en el desarrollo de la residencia”, ya que desde el primer acuerdo en 1917 “comenzaron a ofrecer personal, edificios e incluso becas de intercambio”.

Guerra Civil

Aunque el grupo femenino de la residencia no ha dejado una huella tan notoria como el masculino, ambos desempeñaron un papel crucial en el pasado reciente. Ambos formaban parte del mismo proyecto, perseguían similares objetivos y sus trayectorias corrieron paralelas hasta 1936, año en el que estalló la Guerra Civil. A comienzos del año 37, siguiendo al Gobierno de la República, la Residencia de Señoritas se trasladó a Valencia, siendo disuelta por el nuevo régimen a principios de los 40. Los destinos de las antiguas residentes se diseminaron por Europa y América, experimentando así la situación de la mujer un gran retroceso respecto a las décadas anteriores.

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