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“Debemos hacer un traje a medida de cada alumno”

Violeta Miguel Pérez, directora del Cniie, reivindica la neurociencia como una forma de atender y prevenir las dificultades del alumno o de detectar las altas capacidades.
Adrián ArcosMiércoles, 13 de julio de 2016
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¿Qué importancia tiene la neurociencia para la Educación actualmente?
La importancia es básica, y de hecho estamos intentando hacer llegar a todos los docentes un conocimiento profundo del órgano de aprendizaje de todos sus alumnos. Realmente la base de que mejoremos la calidad en la Educación y de que se produzca un cambio metodológico es conocer cómo los alumnos aprenden, cuándo y cómo producir que ese aprendizaje se haga de forma más eficaz y más duradera. Ahí entran todos los componentes básicos de la neuropsicología aplicada a la Educación: una Educación emocional importante, unos momentos claves para que se produzcan estos aprendizajes –los profesores deben saber que hay determinados conceptos que se tienen que enseñar a determinadas edades– y la intervención temprana y estimulación precoz, porque la neuroplasticidad del niño no es la misma que la de un adolescente o un adulto.

¿Hay carencia actualmente acerca de la neurociencia aplicada a la Educación?
Creo que sí, ya que la Educación de base –lo que son los planes de estudio de Magisterio– no la contempla. Y es absolutamente prioritaria, sobre todo en Infantil y Primaria, porque es el momento de intervenir y prevenir. Podemos hacer un trabajo muy importante para tratar todas esas dificultades de aprendizaje que nos van aparenciendo en etapas posteriores y, sobre todo, para ayudar a esos alumnos a que su currículum sea excelente y que se gestione desde Infantil. Ciertamente creo que hay una carencia a nivel de formación de base, pero la estamos intentando suplir con la formación continua y permanente. Porque es verdad que hay formación de postgrado y que en el Ministerio, a través de la formación del profesorado, estamos realizando un plan muy potente cuyo inicio ha sido este curso celebrado en Santander.

¿Qué avances en neurociencia ha habido recientemente que se pueden aplicar a Educación?
La neurociencia, como cualquier estudio empírico, va sufriendo muchísimos avances y mejoras. Ahora mismo en Educación se profundiza más en las teorías de las inteligencias múltiples, en las altas capacidades, el enriquecimiento curricular… Todas estas aportaciones nos llevan a la conclusión de que tenemos que hacer un pequeño traje a medida para cada uno de nuestros alumnos porque eso contribuye a que todo mejore: la convivencia, el currículo, el éxito, la autoestima y a ayudarles a ser más felices.

¿Supone también la neurociencia una forma de detectar esas altas capacidades que a veces se escapan?
A veces pensamos que el alumno tiene una discalculia porque es incapaz de realizar una operación algorítmica, y sin embargo se trata de un tema de lateralidad, de visión o cualquier otra situación. La clave estriba en que el cerebro es un todo global y, por eso, la intervención ha de ser también global. La neurociencia nos está dando las pautas y el camino para detectar, intervenir y, sobre todo, mejorar. Y es muy importante que el profesorado tenga todas las herramientas necesarias para ayudar a sus alumnos.

¿Los maestros de Infantil deben hacer más hincapié en este tipo de conocimientos?
La neurociencia nos enseña que hay momentos claves para que se produzcan estos aprendizajes. Evidentemente, los maestros de Educación Infantil saben muy bien cuáles son las teorías del desarrollo y la evolución. Saben perfectamente que en periodos de operaciones concretas no pueden intervenir en procesos abstractos,y eso lo conocen y hacen unas prácticas de aula extraordinarias. Pero la neurociencia les aporta todos esos conocimientos teóricos para saber que todo lo están haciendo correctamente, les ayuda a entender para qué sirve, para qué se hace y cómo mejora esa intervención. Me parece prioritario reivindicar el trabajo del profesorado de Educación Infantil. Muchas personas por tener hijos se creen con la opción de desestimar el papel de este profesorado, y eso me parece un gravísimo error. Un profesional de la Educación tiene unos conocimientos, una pedagogía y una didáctica que no la tiene nadie que no sea un experto. Por eso me parece tan importante que el profesor de Educación Infantil conozca los aspectos básicos de la neuropsicología porque van a constituir las piezas clave para la detección precoz de problemas. Cuanto antes se detecten y antes se intervenga, antes se recuperará.

¿Debería cambiar la estructura de las aulas y las metodologías si tuviéramos en cuenta estos avences?
Es necesario un cambio metodológico porque los alumnos del siglo XXI no son los del siglo XX. La Educación Infantil, por ejemplo, no se ha tocado prácticamente desde la Logse, y necesita un aporte nuevo importante. Ese cambio metodológico tiene que ir de la mano de un cambio en la formación del profesorado. Si nosotros les ayudamos y les damos todas las herramientas que necesiten, estoy segura de que la calidad de la Educación va a mejorar sustancialmente, porque la profesión en nuestro país es muy buena.

¿Qué tiene que hacer entonces la Administración?
El Ministerio de Educación tiene que estar a la vanguardia de las necesidades de la sociedad, y por eso está impulsando y preparando un Plan de Neuropsicología Aplicada a la Educación cuya primera fase verá la luz en septiembre y esperemos que sea bien acogido. Como bien dice el director general de Evaluación y Cooperación Territorial, José Luis Blanco, tiene que ir acompañado de una formación del profesorado muy buena, para no empezar la casa por el tejado.

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