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Catedráticos piden los detalles del plan de reducción de las facultades

Si las universidades deciden poner en práctica un plan de reducción de departamentos y facultades deberían “explicar detalladamente los motivos por los que durante tantos años han desarrollado y alcanzado, por sus propios actos, estos niveles que sus dirigentes juzgan hoy de ineficientes”.
RedacciónViernes, 15 de julio de 2016
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El rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Andradas, en una imagen de archivo.

Lo destaca a Efe el secretario general de la Federación de Asociaciones de Catedráticos de Universidad (FACU), Jesús Esteban, que es catedrático de Economía Aplicada de la Universitat de València y que recuerda que la actual estructura de las universidades “no bajó del cielo ni se creó de repente”.

La estadística de universidades, centros y titulaciones de Educación (curso 2015-16) señala que hay 2.910 departamentos (2.377 en universidades públicas y 533 en privadas), cifras que eran de 3.008 en el curso 2011-12; 2.936 en el 2012-13; 2.998 en el 2013-14; y 2.919 en el 2014-15.

“Se ha llegado a esta situación a través de un conjunto de acciones y omisiones –recalca– que las diferentes universidades, dependientes financieramente de sus comunidades autónomas y dentro del principio de autonomía universitaria, han ejecutado”.

Esteban afirma que durante tiempo “lo que había que defender, lo que era políticamente correcto” para el Ministerio de Educación, comunidades, Consejos Sociales y centros de decisión de universidades “eran unos aspectos y, ahora, parece que van a ser otros”.

Tanto ayer como hoy “se manifiesta que se persigue la eficiencia y la calidad”, apunta Esteban, que subraya que toda organización requiere recursos humanos adecuados y materiales necesarios.

Los responsables que planteen reducciones –el rector de la Complutense de Madrid, Carlos Andradas, prevé pasar de 185 departamentos a 80/75 y de 26 facultades a 17– tendrían que detallar los objetivos pretendidos y “vincularlos explícitamente” con cada reducción prevista, según Esteban. Además, argumenta que las reducciones no deben penalizar a aquellos que “han generado resultados de calidad”.

Si no, añade Esteban, “la manida búsqueda de la eficiencia” puede terminar justificando que “todos los docentes pueden enseñar todo”, según este portavoz de la FACU, federación que agrupa asociaciones profesionales de funcionarios públicos integradas por catedráticos de universidad para fomentar el perfeccionamiento de la institución universitaria y defender sus intereses profesionales.

Cantidad y calidad
El profesor Esteban asegura que una universidad con muchos departamentos, facultades y titulaciones puede generar percepción de “importancia”, pero que esta “depende de los resultados percibidos por la sociedad o el público en general y de la visualización que de los resultados se haga”.

Por otro lado, el profesor de la Universitat de València indica que una percepción negativa de la “lealtad” de las instituciones hacia sus recursos humanos hace “incompatible” que estos se impliquen de forma continua en la innovación, desarrollo, perfeccionamiento y mejora de la institución.

Una señal de ese efecto negativo puede observarse con autoridades académicas que “se perpetúan en el cargo de rector, vicerrector o director Departamento”, apunta.

Respecto a si estos ajustes responden a una reducción del alumnado, Esteban opina que no, en general, aunque se pone “en evidencia” los costes de mantener titulaciones con un número insignificante de estudiantes en detrimento de otras muy demandadas.

No obstante, el secretario general de FACU cree que se debe dar solución a que un joven no pueda acceder a unos estudios determinados porque no exista esa titulación en su distrito docente.

Considera que la crisis y los ajustes “constituyen una magnífica oportunidad” para de-sarrollar cambios, pero con “autocrítica” y respondiendo a preguntas como si ¿van a seguir subiendo las tasas de matrícula? o ¿si se van a establecer controles para una auténtica mejora de la calidad en la docencia?

Por su parte, el experto universitario Juan Hernández Armenteros cree que “no está mal” que alguien se plantee racionalizar el número de departamentos y afirma a Efe que algunos se han creado “de manera artificial, por capricho y solo porque un catedrático estaba molesto con otro”.

El profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad de Jaén recuerda también que el proceso de Bolonia trajo como consecuencia una reducción de departamentos y que la mayoría de las universidades “suelen ajustarlos; se crean y desaparecen, es una actuación relativamente frecuente, aunque no con la intensidad de la anunciada por la Complutense”, concluye.

 

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