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... Y realidades del sistema educativo español

Frente a los mitos sobre la Educación, la Fundación Faes resalta tres realidades.
Diego FranceschMartes, 13 de septiembre de 2016
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1. El elemento más importante de la Educación es el maestro

Para tener una buena escuela, “hay que contratar, formar e incentivar a sus maestros”, en esto coinciden todos los estudios internacionales.

Y, según el Informe Faes, “las condiciones laborales y profesionales de los maestros españoles son bastante buenas si las comparamos con las del resto de países desarrollados”.

La base de datos de la OCDE dice que la retribución inicial media de un profesor español en 2013, en paridad de poder adquisitivo, es de 40.752 dólares (unos 27.600 euros), frente a 31.013 dólares de media en la OCDE. Solo en cinco países (Luxemburgo, Alemania, Dinamarca, Estados Unidos y Noruega), los nuevos maestros cobran más que en España.

La misma tendencia se puede observar en los profesores con 15 años de experiencia y en los que cobran el máximo nivel de la escala.

El salario medio de los maestros en España es más alto que el del resto de trabajadores con el mismo nivel de estudios. Por ejemplo, las ganancias de un docente de Secundaria en España son un 30% superiores a las de un trabajador con el mismo nivel educativo. Por su parte, el promedio de ganancias de los maestros de Infantil o Primaria es un 20% superior al de los trabajadores con estudios superiores. Esto no ocurre en el resto de países de la OCDE, donde el salario medio de los docentes está por debajo del sueldo medio del resto de trabajadores con Educación Superior.

“La clave del rendimiento de los maestros españoles no está, por tanto, en su sueldo, sino en los otros incentivos (o falta de incentivos) que tienen”, dice Faes.

Según este informe, “España tiene dos problemas básicos por lo que respecta a sus profesores: por una parte, la selección de los mismos y, por otra, la carrera docente”. En cuanto a la selección, los análisis internacionales recomiendan hacer más por atraer a la profesión docente a las personas más capacitadas. “Por ello, es necesario revisar los grados universitarios y el sistema de acceso a la profesión, en general demasiado teóricos y poco relacionados con la capacidad de dar clase y de transmitir conocimientos”, recomienda Faes.

Respecto a la carrera docente, aunque inicialmente el salario es muy alto, la carrera docente suele carecer de incentivos para que los profesores mejoren su docencia, tendiendo a unificar toda la profesión, lo que impide distinguir y premiar (o corregir) a los buenos (o malos) profesores.

2. Hay que dar mayor autonomía a los centros

Los países donde los centros tienen una mayor autonomía tienden a tener un mejor rendimiento. Lo mismo que los países donde los centros rinden cuentas de sus resultados haciendo públicos los datos de sus logros, y tienen una mayor autonomía en cuanto a la asignación de los recursos. En cambio, en los países en los que no hay dichos sistemas de rendición de cuentas, los centros con mayor autonomía en la asignación de los recursos suelen tener un peor rendimiento. “Esto indica que los mejores resultados de los estudiantes están relacionados con una combinación de varias políticas de autonomía y rendición de cuentas y no solo con una política aislada”, señala Faes.

El nivel de autonomía en España es relativamente bajo en relación con la media de la OCDE. En España, menos del 10% de los estudiantes asiste a centros que publican los datos sobre el rendimiento. Por tanto, España “debe combinar la dotación de mayor autonomía a los centros con el establecimiento de mecanismos de rendición de cuentas de sus resultados”, según Faes. Solo esta combinación permitirá una mejora sustancial de los resultados.

3. Establecer currículos sencillos y profundos

Una de las frases más repetidas en los informes PISA es que “lo importante no es lo que se sabe, sino lo que se puede hacer con lo que se sabe”.

El Informe Faes explica que “el mundo moderno ofrece grandes posibilidades de acceso a la información, las habilidades se están digitalizando y los trabajos cambian rápidamente”. En este contexto, los alumnos “tienen que ser capaces de poder manejar formas complejas de pensar y trabajar. El objetivo es convertirse en aprendices de por vida (lifelong learners), en personas que mantienen el hábito del aprendizaje durante toda su vida”. Por ello, Faes recuerda que “los sistemas educativos con mejores resultados no tienen currículos vastos pero de poca profundidad, sino que se concentran en enseñar unas pocas materias con gran profundidad”.

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