fbpx

Cómo contaría un niño su experiencia con una madre de día

El concepto de la madre de día, que se plantea como un segundo hogar, desde el punto de vista de un niño.
Martes, 13 de diciembre de 2016
0

Llego a La Casita de Elena, mi madre de día, y llamo a la puerta “toc-toc”, me recibe con una sonrisa y un abrazo, comentamos la tarde de ayer y el comienzo del día de hoy. Me quito los zapatitos y me pongo los patucos. Así el suelo no se ensucia y podemos desplazarnos tranquilamente sin tender a ponernos malos.

Depende de la edad que tengamos y los logros que vayamos a alcanzar ese mes –basados en la observación de nuestras necesidades individuales–, jugamos con diferentes materiales que Elena coloca para que podamos acceder a ellos de forma autónoma. Nos deja jugar libremente sin apremiarnos o limitarnos. Cuando escucho la canción entiendo que toca recoger, nos convertimos en enanitos y juntos guardamos cada cosa en su lugar.

Toca dar los buenos días, hacemos un corro para saludar a la tierra y al sol, a las plantas de nuestro rincón natural y a Elena. Ella se para con cada uno, nos mira, nos abraza y se detiene para crear un momento único. Esto es fundamental a nuestra corta edad, pues estamos formando nuestra individualidad y necesitamos atención exclusiva y mucho amor. Después nos preparamos para salir a dar un paseo. Nos encanta sentir el sol y el viento en la cara, mientras vivimos en primera persona el paso de las estaciones y comprendemos el entorno que nos rodea. Además, el aire puro nos hace estar más sanos y fuertes –siempre que vayamos vestidos acorde con la estación del año–.

Al volver nos lavamos las manos para comer. Algunos necesitamos ayuda y otros no, pero lo más importante es que todos tenemos el tiempo necesario para pasar de un momento a otro con calma e ir adquiriendo autonomía. Además, siempre hacemos las tareas de rutina en el mismo orden, para poder acordarnos y empezar a formar una estructura de pensamiento lógica. Cada rutina es anticipada por una canción, lo que nos ayuda a conocer la siguiente acción y realizarla de forma autónoma y tranquila.

Cada uno tenemos nuestro tiempo para comer. Si necesitamos ayuda, a veces tenemos que esperar, pero vale la pena porque luego toca que Elena se dedique exclusivamente a no-sotros, lo que nos encanta y viene fenomenal para nuestra autoestima.

Después de comer
Por fin nos vamos a dormir después de una mañana agotadora –no hay que olvidar que a nosotros cada pequeña actividad nos cansa, pues estamos en constante desarrollo–. Elena nos acuesta uno a uno con tiempo y cariño, mientras nos canta y toca el xilófono nos da un masajito breve, pero lleno de amor. Nos encanta porque nos induce al sueño y nos sentimos tranquilos al saber que está ahí.

Suenan unas campanitas y se abren las cortinas, ha llegado la hora de despertar. Toca limpiarnos un poquito, Elena nos hace carantoñas mientras nos cambia y juega con nuestra manitas, pies, barriguitas… Nos ayuda a mejorar nuestro conocimiento del esquema corporal y además nos reímos mucho.

Aparecen nuestros papás, es hora de que contemos lo que hemos hecho y cómo nos hemos sentido para que papá y mamá nos entiendan y se pongan al día. ¡Hasta mañana!

Elena de la Torre
Madre de día en La Casita Nido

0
Comentarios