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Si quieres arar recto, ata tu arado a una estrella

Martes, 7 de febrero de 2017
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Hace poco más de un año publicamos un número especial conmemorativo del 150 aniversario de la fundación del periódico El Magisterio Español. En aquel ejemplar que quedará para la historia quisimos rendir un sencillo homenaje a nuestra vida anterior, a quienes nos precedieron en tan noble tarea de mejorar la Educación de nuestro país. Nuestro queridos y atentos lectores recordarán que, en aquella ocasión, publicamos un breve resumen de lo que ha sido la historia de nuestra Educación durante este siglo y medio a través de la mirada –de las páginas– de MAGISTERIO. También recogimos la respuesta de una veintena de analistas educativos a la pregunta: ¿Cómo ha cambiado la Educación en estos 150 años? De ahí salieron otras tantas tribunas de opinión, muchas de ellas verdaderamente inspiradoras, como se suele decir ahora.

Aquel número fue el pistoletazo de salida de un año en el que hemos querido celebrar nuestro 150 cumpleaños a nuestro estilo, con contribuciones modestas pero cargadas de sentido, con más peso que volumen (el Club del Profesor, Aula Siena, HelpSchools…). ¿No consiste en eso el trabajo callado y diario de los más de 600.000 profesionales que cada mañana entran en sus aulas dispuestos a dar lo mejor de sí mismos, más aún, a darse a sí mismos? Eso y no otra cosa es educar: poco ruido y muchas nueces. Eso y no otra cosa es ser maestro: ser un transformador auténtico de la sociedad, dejar un surco profundo en las vidas de tus alumnos, ser un #realinfluencer como les ha bautizado una prestigiosa empresa tecnológica comprometida con la Educación.

Y ahora ¿qué? Si en aquel número conmemorativo con el que arrancó este aniversario quisimos rendir un emocionado homenaje a nuestra historia, en este número que tienes en las manos (o en el ordenador, móvil o tableta) queremos mirar al futuro. “Si quieres arar recto, ata tu arado a una estrella”. Me gusta el aforismo porque me parece que expresa bien ese viejo anhelo de aunar tradición y progreso, esa necesidad de aprender de nuestros mayores y al mismo tiempo de lanzarnos hacia la conquista de un mundo mejor que está por venir. Hay que huir de planteamientos conservadores alimentados por el miedo al futuro y a lo desconocido. Pero también hay que estar alerta contra esos enfoques adanistas que menosprecian la experiencia y sabiduría de quienes nos han precedido en esto de educar personas. Claro que hay que atar el arado a una estrella para arar recto y lejos, pero sin olvidar que también hay que clavarlo bien hondo para que tu surco sea profundo. Ese es el deseo, querido lector, de los que cada semana nos empeñamos en ofrecerte algunas claves para dar sentido a tu trabajo diario con los alumnos. El deseo de estar siempre abiertos a la mejora e innovación constantes, pero sin perder el rumbo, el sentido profundo y último que un día te impulsó a dedicarte a la Educación, a esa profesión tan noble que mejor responde al nombre de vocación. ¿Recuerdas aquel día?

Termino esta presentación, que sirve como clausura de nuestro 150 aniversario, con las mismas palabras (en el castellano de la época) y deseos con que impulsaron a los fundadores de El Magisterio Español a lanzar la publicación y que pueden leerse el primer número editado el 8 de mayo de 1867: “Que la publicación de El Magisterio Español no sea estéril; que redunde en pro de la enseñanza y de los maestros, y nos consideraremos ampliamente indemnizados de nuestros esfuerzos”.

José María de Moya
Director del periódico MAGISTERIO y director general de Siena

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