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¿Qué queda del reformismo del PP?

José Mª de Moya
Director de Magisterio
25 de abril de 2017
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El Ministerio ha vuelto a hacerlo y ha dado un paso más hacia la LOE, hacia el modelo educativo del último gobierno Zapatero. Es cierto y es de justicia reconocer que el modelo LOE poco tenía de las políticas educativas del PSOE de los 80 y 90. Pero también es cierto que el PP está perdiendo ese espíritu reformista con que se presentó y ganó las elecciones. Poco queda de ese documento de Toledo de 2010 que era toda una declaración de principios contra lo que habían supuesto las reformas educativas del PSOE.

Vengo con estas porque el Ministerio ha ratificado el modelo LOE para la obtención del título de la ESO, a saber, que se puede obtener con dos asignaturas suspensas. Tras las eliminación de las “reválidas” para obtener el título, el sector más meritocrático del PP abrigaba la esperanza de que se elevara el nivel de exigencia en cuanto al requisito de asignaturas aprobadas, pero no ha sido así y de nuevo hemos vuelto a la casilla de salida. Cierto que se intentó en el anterior borrador de real decreto presentado a los consejeros en el que se endurecían en algo los requisitos, ya que se indicaba que era necesario obtener una nota mínima de aprobado (“una calificación final de la etapa igual o superior a 5 puntos sobre 10”). Pero nada, ante la más mínima queja de algunos consejeros el Ministerio ha vuelto a hacer lo que mejor sabe hacer: ceder. En el último borrador filtrado la semana pasada ha sido suprimido ese requisito y hemos vuelto exactamente al nivel de exigencia para obtener el título de la ESO previsto por la LOE.

Es bueno negociar y ceder, incluso a costa de ponerte colorado delante de parte de tus seguidores más ortodoxos. Sin embargo, es un error dar la sensación de que has perdido el rumbo, de que ya no tienes un programa de gobierno definido, de que has dejado de creer en la pedagogía del esfuerzo, en la cultura de la evaluación, en la profesionalización de la dirección, etc. De que la negociación y el pacto no son un medio sino un fin en sí mismos.

¿Qué queda del PP reformista de la legislatura anterior? Podremos discutir el acierto y oportunidad de las numerosas iniciativas que se tomaron, pero lo que es indiscutible es que existía un propósito de intentar mejorar las cosas que contrasta con el conformismo del momento actual para el que podrá servir como epitafio: “Ni una mala palabra, ni una buena acción”.

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