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Espectáculo colaborativo de danza y música de alumnos peques y mayores

La representación ha sido el final de un trabajo creativo que se inició en septiembre en los madrileños IES “Santamarca” y CEIP “El Sol”.
Estrella MartínezMiércoles, 17 de mayo de 2017
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Alumnos de Primaria y Bachillerato han puesto el broche final a una nueva edición de Todos creamos –del Centro Nacional de Difusión Musical– con el estreno en el Auditorio Nacional de la obra musical y coreográfica Investigando a Hieronymus, sobre el Bosco.

La representación ha sido el final de un trabajo creativo que se inició en septiembre en los madrileños IES “Santamarca” –1º Bachillerato– y CEIP “El Sol” –4º de Primaria–.

Los alumnos no solo participan en la obra, sino que la crean. “Quitando algunas ideas básicas que propongo al principio y alguna pequeña selección musical, el resto son aportaciones de todos, tanto de los alumnos como de los profesores”, explica Fernando Palacios, coordinador artístico de la iniciativa. Todos participan en todo, desde el diseño de la camiseta que llevaron en el escenario, a composiciones musicales que compartieron escena con piezas de Bartok o Mussorgski, pasando por el guion. El coordinador confiesa que esto es “lo más difícil de todo: hacer una cosa que vaya poco a poco con las ideas de todos es agotador y crea incertidumbre porque al principio no sabes hacia dónde va el espectáculo”, pero añade que esta forma de trabajar colaborativa es también mucho más gratificante que decirles simplemente a los participantes lo que tienen que hacer.

A comienzo de curso comienzan las visitas a los dos centros. Durante el primer trimestre todos hacen de todo: ejercicios de movimiento, danza, tocar, cantar. Después llega la especialización “conforme a las aptitudes y gustos de cada cual; unos hacen un grupo de música, otros de baile”, explica Palacios. Conforme se acerca la fecha del estreno, aumentan las actividades que hacen con los alumnos y se incluyen los trabajos conjuntos de los estudiantes de Primaria y Bachillerato que, aunque al principio trabajen por separado, luego aúnan fuerzas.

El poder de la mezcla
Palacios se rodea de un equipo multidisciplinar: coreografía, teatro, circo, danza contemporánea, música, etc. También colaboran entidades como universidades o conservatorios.

Por otro lado, los profesores de cada centro desempeñan un papel crucial. A la hora de elegir los centros “es importantísimo que haya unos profesores de Música muy buenos. Los niños y niñas me dan igual porque son todos maravillosos, lo importante es que los profesores y el centro se impliquen”, apunta Palacios. “Para los profesores esto es como hacer un máster, hacemos con ellos un trabajo muy grande que les facilitará el trabajo a partir de ahora. En ‘El Sol’, por ejemplo, el aula de Música la modificamos varias veces, hasta la cambiamos de sitio. Hemos hecho tantas cosas con ellos…”
Llama la atención lo bien que trabajan juntos sobre el escenario alumnos de edades tan dispares, basta ver los innumerables abrazos y carantoñas que se dispensaron una vez acabado el espectáculo. “Eso es maravilloso, vamos uniendo las fuerzas de todos y al final todo confluye en un proyecto común”. Durante los meses previos “hacemos coreografías para que se unan, se abracen, se conozcan bien, y el resultado es absolutamente increíble”.

Para los alumnos también es enriquecedor trabajar con la Orquesta Arcos-Iuventas, gracias a la cual “se relacionan con otro tipo de música que a veces está alejada de ellos”. Música que en escena es también una fusión de estilos y épocas, sirva de ejemplo que un alumno tocaba en el órgano la Tocata y fuga en re menor de Bach, mientras otro hacía lo propio con una guitarra eléctrica. Durante el espectáculo los alumnos tocaron también guitarras, un piano, xilofones e instrumentos creados por ellos como roncones.

La mezcla se enriqueció este año con la presencia de alumnos sordos. “El Sol” es un centro de integración de alumnado sordo y en la iniciativa pedagógica han participado “todos los alumnos a los que les correspondía por curso”, incluyendo, por supuesto, a los sordos, de ahí que el espectáculo tuviera partes en lenguaje de signos. “Nosotros no desechamos a nadie, hemos tenido también dos niños Asperger. Lo que intentamos es ver lo que mejor puede hacer cada cual”. Así, uno de los Asperger de Bachillerato tocaba uno de los instrumentos principales, mientras que el otro “vimos que con el grupo instrumental, aunque tocaba bien, no iba a dar lo mejor porque rompía el grupo, era muy exigente. Sin embargo, la danza era una terapia para él, así que lo pasamos allí”, cuenta Palacios.

“Yo creo a pies juntillas que las artes debían ser el centro absoluto y primario de toda Educación”, defiende Palacios, y añade que en las ediciones anteriores “todos los niños que participaron en este proyecto sacaron mejores notas en todas las asignaturas. Sobre todo en los institutos ha habido adolescentes que se han recuperado para los estudios gracias a la motivación que les supone el espectáculo. Estos meses de trabajo creador, donde eres una ficha de todo este dominó, producen un efecto enorme”, concluye el coordinador de Todos creamos.

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