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La escuela pública y la ideología de lo público

José Mª de Moya
Director de Magisterio
23 de mayo de 2017
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Este fin de semana Luis Alegre, uno de los fundadores de Podemos y con responsabilidades en el partido hasta Vistalegre 2, presentó en una entrevista en La Sexta su libro Elogio de la sexualidad. Pero no me interesa tanto esta cuestión como su sincera visión de la escuela pública y el papel de las familias en la Educación de sus hijos. Paso a transcribir literalmente sus palabras: “El colmo es el argumento ese de que los padres tenemos derecho a elegir la Educación de nuestros hijos. No, para eso está pensada la Educación pública, para defender o proteger a los hijos del hermetismo de la ideología de sus padres. Si unos padres son unos fanáticos, que educan en su casa en el fanatismo y llevan a sus hijos a un colegio igual de fanático, rodeado solo de amigos y de padres de amigos igual de fanáticos… Eso es una cosa que una sociedad libre, plural y diversa no se puede permitir. Para eso está la Educación pública, donde al margen de la Educación que haya recibido cada uno en casa los alumnos están obligados a convivir con una diversidad, con profesores de distintas ideologías, géneros, razas, confesiones religiosas. Esa diversidad es la garantía de la libertad de los niños…”. Sigue un poco más pero abundando en la misma tesis.

Estas declaraciones prestan un pésimo servicio a la cada vez más competitiva y profesional escuela pública de este país y a esa mayoría de familias que optan libremente por este modelo educativo. ¿Qué pensarán al escuchar que esa escuela a la que han confiado a sus hijos quiere protegerlos de ellos mismos y de su forma “fanática” de entender el mundo? No vamos a saber a qué se refería Alegre con ideología “fanática” porque titubeaba a la hora de querer poner algún ejemplo. En un momento habla de “fanatismo terrible”, claro que para eso no hace falta acudir a la escuela pública sino aplicarle a esos padres el Código Penal. Me temo que él considera fanático a todo aquel que sigue creyendo en algo sólido en medio de una sociedad, más que líquida, ya gaseosa. Pero es una sospecha.

En suma, una escuela pública con misión ideologizante. Ni una palabra sobre sus proyectos de innovación, sobre la calidad profesional del profesorado, sobre su compromiso de inclusión de los alumnos más desfavorecidos, sobre su buen hacer en la atención de alumnos con necesidades educativas especiales, etc.

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