Nueve pautas para alcanzar lo que debería ser el éxito escolar en el mundo actual

¿Para qué educamos? es un informe de Fundación PwC, Ashoka, el Observatorio de la Universidad Rey Juan Carlos y la Fundación Cotec que ha sido presentado en Madrid. Para realizarlo han tomado como referencia a 11 centros innovadores españoles. El informe recoge las nueve prácticas y metodologías pedagógicas que tienen en común estos 11 colegios, que han sido considerados por los responsables del informe como ejemplos de éxito escolar.

Las prácticas son:

•Desplazar el foco del profesor al alumno. El estudiante como agente activo de su aprendizaje y el profesor como guía. El informe defiende que esta práctica “refuerza la autonomía y la responsabilidad del alumno sobre su aprendizaje, promueve el liderazgo interno y la reflexión, y da lugar a una asistencia más personalizada por parte del profesor”.

•Aprendizaje cooperativo. En los 11 centros esta metodología se aplica como sistema integral de trabajo, forma parte de la identidad de cada uno de los colegios. “Cada alumno tiene una función, de forma que se establece una conexión y dependencia entre ellos, lo que facilita el desarrollo de habilidades sociales y cívicas”.

•Aprendizaje basado en proyectos. La resolución de problemas “persigue la motivación del alumno y su implicación en el proyecto para estimular su iniciativa, autonomía y mentalidad abierta”.

•Mayor importancia de la tutoría. La tutoría es un elemento crucial y “una parte comprometida con el aprendizaje del alumno, que permite trabajar muchos aspectos más allá de los puramente académicos”.

•Atención a la diversidad. Proporcionar un entorno inclusivo para que todos los alumnos puedan desarrollar al máximo su capacidad. “La adaptación a las diferentes realidades tiene lugar en la propia aula”.

•Centro, familias y comunidad. Es indispensable el compromiso y la participación de las familias. Cada centro, por su parte, también se relaciona con otros entornos con los que promueve actividades.

•Competencias más allá de la evaluación académica. Los centros utilizan rúbricas propias que recogen conocimientos, pero también habilidades que preparan al alumno para la vida.

•Cambio en el sistema de evaluación. Se trata de que el alumno aprenda y no solo de medir lo que aprende. “Se busca que los alumnos tengan control sobre su propio aprendizaje y se impliquen activamente en él”.

•Autoevaluación. Además de la evaluación del profesor, el estudiante evalúa su propio aprendizaje y el de sus iguales. El profesorado, a su vez, también emite una evaluación en conjunto.

Como recordó durante la presentación José Manuel Fernández Terán, de PwC, han comprobado que “el éxito escolar no se basa solo en el conocimiento y la memoria, sino también en otras competencias transversales”. David Martín Díaz, codirector de Ashoka España, incidió en que “tenemos que dejar de calificar como alumno excelente solo al que saca buenas notas, educamos para que la persona comprenda el mundo que le rodea, para construir un mundo mejor”.

Terán destacó también que el trabajo que realizan estos 11 centros tiene que dejar de ser minoritario, “el reto es hacer que esto se extienda”, completó Martín Díaz. Esto no quiere decir que defiendan “un modelo único”, como precisó Pilar Laguna, decana de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Rey Juan Carlos. Los responsables del informe identificaron más de 20 colegios que trabajan de una manera diferente, innovadora y efectiva. De esos 20 estudiaron 11, descubriendo “que sus modelos son extrapolables” a otros centros, explicó Terán. Los 11 centros están en distintos lugares de España, la gran mayoría son públicos y concertados, pero hay también uno privado. “Los hay con población con alto nivel de vulnerabilidad social, de situaciones económicas privilegiadas”, explicó Martín Díaz. Por este motivo el informe no ofrece un modelo único excluyente, “cada centro tiene su contexto”, apuntó Ainara Zubillaga, directora de Educación y Formación de la Fundación Cotec.

En el informe no aparecen los nombres de los centros pues no se trataba de hacer un ranking de colegios, según explicaron los responsables.

Aprovechando la presencia entre el público de Ángel de Miguel, presidente del Consejo Escolar del Estado, surgió la pregunta de si el sistema educativo está preparado para este cambio. Zubillaga afirmó que es un hecho que existen centros que llevan años trabajando de manera diferente. “El sistema no es para mí ni la gran barrera ni el gran impulsor”, defendió. En opinión de Laguna, hablamos de una nueva manera de ver las cosas donde es imprescindible la corresponsabilidad. Padres, profesores, alumnos, empresas, instituciones, todos juegan un papel en el terreno educativo y han de cumplir con él. Sirvan de ejemplo la formación inicial y continúa del profesorado, que el sistema gane flexibilidad –por no mencionar el deseado pacto– o que cambie la visión familiar, pues, como explicó Martín Díaz, “la demanda de las familias a la escuela es muy tradicional. Quieren que su hijo saque buenas notas para tener un buen trabajo”.

Como matizó Jesús Díaz de la Hoz, presidente de la Fundación PwC, “la pregunta no es si estamos preparados para el cambio, es si estamos dispuestos a hacerlo”. Como explicó Martín Díaz, en el mundo educativo “hay resistencia al cambio. Se piensa que lo que pasa en este tipo de centros es algo experimental”.

No se trata pues, de hacer de menos al rendimiento académico, sino de añadirle la adquisición de otras competencias. Competencias y conocimientos que se aprenderán mejor si llegan de la mano de metodologías activas con el alumno como protagonista. Metodologías y competencias que se evalúan de manera diferente, “la evaluación tiene que llevar a más aprendizaje, tiene que ser motivadora, no puede estar pendiente exclusivamente de los resultados”, sentenció Laguna.