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Se necesitan urgentemente maestros “inspiradores”

José Mª de Moya
Director de Magisterio
27 de junio de 2017
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Creo apropiado para este último artículo del curso terminar con lo que verdaderamente importa. Después de docenas de columnas, cientos de reportajes y miles de informaciones en las que hemos dado buena cuenta de cuestiones laborales, pedagógicas, políticas, metodológicas, curriculares, etc. etc. toca no perder el norte y volver al principio, o sea, al maestro, a la maestra, y a su misión irremplazable como “inspiradores” de sus alumnos.

El reto no es pequeño y entiendo que acongoje, pero no hay alternativa. O eres un profesor inspirador o me temo hayas equivocado tu vocación por muy bien que enseñes las Matemáticas o flippees tus clases. Pero, ¿cuándo una persona se constituye en motivo de inspiración para los demás?

El pasado 20 de abril Stephanie Gray, cofundadora del Centro Canadiense para la Reforma Bioética, pronunció una conferencia que se hizo viral en la sede mundial de Google. La charla de Gray se centró en la idea de que hay tres cualidades que nos llevan a llamar a alguien “inspirador”. Primero, colocan a otros por delante de sí mismos; segundo, tienen “perspectiva” sobre sus sufrimientos y situación en la vida; y tercero, hacen lo correcto incluso en situaciones difíciles.  Gray ilustró su propuesta con diversos ejemplos.

Respecto a la cualidad de colocar a los demás por delante de uno mismo, contrastó dos historias, la del naufragio del Costa Concordia en Italia en 2012 y el aterrizaje de emergencia del “Milagro en el Hudson” en 2009. En la primera historia, explicó, el capitán había saltado junto con el resto de la tripulación. En la segunda, el piloto, el capitán Chesley Sullenberger, había sido el último de la flota, asegurando que todos sus pasajeros salieran con seguridad. Al comparar las dos historias, notó que Sullenberger fue alabado como un héroe y fue motivo de inspiración para todo el mundo, mientras que el capitán del Concordia fue internacionalmente avergonzado.

Colocar a los demás por delante, tener perspectiva de su situación en la vida y hacer siempre lo correcto aún en las situaciones difíciles. Casi nada. Ojalá los educadores seamos motivo de inspiración para nuestros hijos y alumnos. El reto es tan arduo como ilusionante. Felices vacaciones.

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