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La literatura infantil y juvenil crece gracias al libro ilustrado

Fundación SM ha publicado el Anuario iberoamericano sobre el libro infantil y juvenil 2017, repaso que realizan bianualmente sobre los libros para niños y adolescentes que se han publicado durante los años 2015 y 2016, en este caso, en los países donde SM está presente.
Martes, 26 de septiembre de 2017
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Este año, como novedad y dado el número de hablantes de español que hay en Estados Unidos, se ha incluido este país en el análisis. El anuario concluye que “la literatura infantil y juvenil iberoamericana vive una época de alta creatividad en lo que a ilustradores y autores se refiere, y de una gran calidad en el diseño y fabricación de libros. Estamos en un momento complejo, pero esperanzador y optimista en casi todos los países”.

En el caso concreto de España, el informe afirma que, tras la crisis, los dos años analizados apuntan a un cambio positivo. Una de las tendencias es la consolidación del libro ilustrado. “En general escasamente valorado por su condición de libro para niños pequeños, ha conseguido ganarse el favor de los adultos”, recoge el anuario. Algo parecido ha sucedido con el cómic, “también en auge tras superar el prejuicio de producto infantil con obras interesantes también para adultos y con la inestimable ayuda de la novela gráfica, otro género que atrae a los lectores sin edad”.

En relación a los géneros y temáticas, “superada la invasiva moda de la fantasía”, no hay un género que domine, sino que la variedad, tanto de géneros como temáticas, es lo más común.

Parece que la industria editorial y dentro de ella el libro infantil y juvenil han resistido “razonablemente bien” la crisis y “remontan el vuelo con esperanzadoras perspectivas”. El anuario habla de dos asignaturas pendientes: la promoción de la lectura y la formación de nuevos lectores.

Datos globales en España
A nivel literario general en España se han perdido puntos de venta y las empresas han realizado ajustes como reducir el número de empleados, los costes de estructura, las tiradas o los anticipos. A esto se une “la incógnita que plantea desde hace años la implantación del libro electrónico”, dice el anuario. Por otro lado, España publica más de 79.000 títulos cada año –sin contar las reimpresiones–, lo que la sitúa “como una de las más importantes y sólidas potencias editoriales del mundo”. Según datos de 2015, España es el quinto país europeo por disponibilidad de títulos y el cuarto por publicación de novedades. España está también en el top cinco en facturación neta de editoriales. Los grandes grupos españoles ocupan puestos de cabeza en el mercado mundial. Por ejemplo, Planeta, es el sexto grupo del mundo y el primero en España. El sector editorial español aporta al PIB el 39,1% del total de lo aportado por todas las actividades culturales.

También según datos de 2015, en España se publicaron 80.181 títulos, de los cuales 12.705 eran infantiles y juveniles. El número de publicaciones aumentó en relación al año 2014 en un 2,1% y se vendieron 155,43 millones de libros, “cifras que no dejan de sorprender en un país en el que se da un importante déficit lector y unos bajos hábitos de lectura y consumo de libros”. Dentro del público adulto, y según datos de 2016, en España hay un 43,2% de lectores habituales, un 20,6% ocasionales y un 31,1% que no leen nunca o casi nunca. Por otro lado, el 28,6% declara que lee libros todos o casi todos los días. Los motivos por los que no se lee van desde la falta de tiempo (22,3%) a que la lectura no les gusta o no les interesa (42,3%).

Datos infantiles y juveniles
El sector de libros infantiles y juveniles está consolidado. Actualmente hay más de 73.000 título vivos, una “cifra que se ha doblado prácticamente en 15 años gracias a que cada vez más editoriales se han sumado a la publicación de libros para niños y jóvenes”. Además es un sector en el que muchas editoriales y autores colaboran habitualmente con centros educativos y profesores. Los padres, por su parte, “siguen otorgando al libro un papel fundamental como elemento formativo y de conocimiento”.

En 2015 se inscribieron 7.919 libros infantiles y juveniles, un 5,5% más que en 2014. La edición de este sector supone un 10% del total de la producción editorial.

A su vez, durante los años 2014 y 2015 el 90,1% de los jóvenes de entre 15 y 19 años leyó al menos un libro a lo largo del año, cifra que decrece conforme aumenta la edad: 79,9% entre 20 y 24 años, y 68,6% entre 25 y 34. Si se sacan de la ecuación los libros que se leen relacionados con el trabajo o los estudios, las cifras caen al 65,% para el grupo de 15 a 19 años, y a 67,1% para los de 20 a 24. “Lo que lleva a concluir que las lecturas relacionadas con el ámbito escolar, en el más amplio sentido del término, siguen siendo determinantes para mantener un alto nivel lector entre los jóvenes”, defiende el anuario.

El anuario califica como imprescindible el papel que desempeñan las bibliotecas públicas y escolares en nuestro país, pues “librerías, bibliotecas y descargas –de pago o gratuitas, con frecuencia ilegales, lo que lleva a importancia de formar y concienciar a los menores– son los canales habituales que utilizan los niños y jóvenes para acceder a los libros, además de los regalos y las bibliotecas familiares”. Dada la vinculación lectora al entorno escolar, “el trabajo de los profesores, así como el de editoriales y autores en colegios e institutos adquieren una importancia significativa”. Hay que tener presente que los hábitos lectores de niños y jóvenes son los mejores de todas las franjas de edad. “Hasta los 12 años todos los niños leen, momento a partir del cual los índices comienzan a decrecer”.

Por otro lado, parece que el libro electrónico no acaba de implantarse entre los jóvenes. Leen contenidos en pantalla, móviles o tabletas, pero vinculan la literatura con el libro tradicional.

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