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Alumnos libres e iguales

Lunes, 27 de noviembre de 2017
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Deberíamos preocuparnos por cómo los alumnos de las escuelas están viviendo los últimos hechos sucedidos en la comunidad autónoma de Cataluña. ¿Qué interpretación se está dando a los alumnos por parte de los profesores en la transmisión de las decisiones del gobierno autonómico en su momento y a las de respuesta del gobierno del Estado?

¿Sólo nos debe preocupar en el ámbito geográfico de la región referida o también debe ser un planteamiento escolar de carácter nacional?

¿Únicamente se deberá instruir sobre ello como contenido histórico de España al cabo del tiempo necesario? ¿Es de una actualidad tan candente que necesariamente procede alguna recomendación para su interpretación educativa?

Mientras estas y otras preguntas pueden rondar en las cabezas de los bien pensantes precavidos, vamos conociendo actuaciones puntuales en colegios, financiados con los impuestos de todos los españoles, que lejos de afrontar el problema desde una perspectiva ya sea histórica, sociológica, lingüística, económica o cualquier otra que aporte conocimiento objetivo al alumnado, reinciden nuevamente en ahondar en afirmaciones manidas y partidistas. Algunos insisten en profundizar en la diferencia desde perspectivas supremacistas en combinación con un victimismo que marcará intencionadamente a cualquier niño en su ingenuidad.

No es baladí pensar que a lo mejor la escuela debe mantenerse al margen en semejantes disquisiciones, para no confundir el magisterio con una especie de catequesis laica. Se evangeliza sobre la descomposición de la nación en contra de los mismos principios constitucionales que garantizan esos puestos escolares y la condición de empleado público de ese profesor. Se podría entender que será el contexto familiar el que deberá afrontar la interpretación del hecho en cuestión; al ser una situación tan polémica.

A este argumento se puede contraponer la duda de si se debe sustraer a la instrucción pública la capacidad de dotar a su alumnado de un método riguroso para conformar un criterio personal, ya que existe la necesidad de fundamentar la opinión para que sirva de contención a las actitudes primarias.

De haber alguna recomendación, habría que empezar por trazar algunos axiomas para que cualquier profesor/educador, desde el ámbito de su disciplina, pueda enfocar el proyecto escolar para el análisis del evento por parte de sus alumnos como un proceso de conocimiento, reflexión, debate y comprensión.

En este sentido, en un libre y atrevido ensayo personal, podrían plantearse al menos tres ejes básicos por los que discurrir, yendo de lo cotidiano a lo general:

A: De la misma manera que todos los alumnos matriculados en una escuela son iguales en deberes y derechos en el ámbito del colegio, todos los españoles son también libres e iguales en cualquier parte del territorio nacional.

B: En las normas que rigen esa escuela, unas son de carácter superior a la propia capacidad que la institución posee para regularse y su cumplimiento es para todas las escuelas españolas, y por tanto en su caso su revisión correspondería a otros niveles decisorios. Sin embargo hay otras normas que son de carácter auto regulatorio con posibilidad de cambio, pero requieren cumplimiento de plazos y procedimientos.

De igual forma el Estado español posee un marco legal de obligado cumplimiento por voluntad de todos los españoles, siendo posible su modificación pero necesitando seguir los mecanismos de procedimiento establecidos, que en todo caso deberán contar nuevamente con la voluntad de todos los ciudadanos de la nación.

C: En el colegio el cumplimiento de las normas comprende a todos, padres, alumnos y profesionales; y de su incumplimiento se deriva un régimen de sanciones en los diferentes planos correspondientes. Todo para el mantenimiento de la integridad del colegio y evitar su desestructuración organizativa.

En la misma línea y parangonado lo anterior, el Estado en defensa de la unidad de la nación y de los derechos constitucionales de los españoles en toda la geografía nacional debe intervenir para el mantenimiento del orden y el restablecimiento de los derechos de los ciudadanos; más aún si el incumplimiento de sus obligaciones legales radica en las Instituciones públicas y en sus responsables principales.

Siendo los tres ejes anteriores un marco general, cada maestro o profesora podrá en el ámbito de su disciplina profundizar en el conocimiento de lo sucedido en Cataluña en los últimos meses; vinculándolos por ejemplo a la historia antigua y moderna que aportarán antecedentes, relacionándolo con el análisis de la información dada por los medios de comunicación y su influjo en los comportamientos de masas, buscando las situaciones comparables en la geografía próxima y lejana, encontrando las causas y efectos económicos del suceso, incluso en función de niveles educativos profundizando en el estudio de los modelos de organización territorial de los países. Construyendo así todo un proyecto escolar didácticamente motivador e instructivo, que cualquier equipo de profesores sabrá exprimir al máximo para el aprovechamiento de sus alumnos.

De la misma manera que no admitimos que nadie enseñe que las mujeres son inferiores a los hombres, o que la raza de las personas debe determinar su destino, o que la violencia de cualquiera sobre cualquiera es legítima si eso satisface el capricho o el deseo irrefrenable, o que las ideologías totalitarias que han inundado históricamente a Europa no fueron genocidios, o que las vacunas no deben ser utilizadas para preservar la salud pública, etc. ¿Qué medidas deberíamos tomar si el análisis escolar de lo sucedido en Cataluña no respeta los principios constitucionales que rigen nuestra convivencia?

Son tantos los ejemplos de dónde están los límites del magisterio, que poner en duda que existen límites ofende la inteligencia y el sentido común.

Es conveniente e instructivo que los niños aprendan el valor de lo que parece tan externo y de dimensión tan grande como es su nación, que les ampara y protege como ciudadanos libres. De no hacerlo, corremos el riesgo que a nuestros alumnos el concepto de España como garantía de libertad e igualdad les sea ajeno.

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