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Se buscan 27.000 directores profesionales

José Mª de Moya
Director de Magisterio
21 de noviembre de 2017
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Siempre me ha parecido que si tuviera que jugármela a un solo número en la ruleta de las reformas educativas sería promover una verdadera profesionalización de la función directiva. Si solo me permitiera adoptar una medida para alcanzar un solo objetivo, este sería el de lograr que al frente de la cada escuela infantil, de cada colegio, de cada instituto hubiera un verdadero líder en el sentido más profundo de la palabra. Por puro sentido práctico. Probablemente el mejor modo de influir positivamente sobre los más de 600.000 profesores que llenan las aulas es hacerlo a través de los 27.000 directores al frente de cada centro escolar.

Hace unos días pude asistir a unas Jornadas organizadas por la Federación de Directores de Secundaria (Fedadi) y charlar con su presidente. Pude constatar que sigue habiendo una urgente necesidad de profesionalizar aún más la función directiva. Digo aún más porque hay que reconocerle a la Lomce, en medio de sus numerosos errores, que en este terreno avanza en la buena dirección y refuerza las competencias y la autonomía del director. Tal vez por eso algunas comunidades autónomas (me consta que Castilla y León, Castilla-La Mancha y Andalucía, no sé si habrá alguna más) han manipulado el espíritu de la norma y han devuelto al Consejo Escolar la atribución de nombrar al director. Hecha la ley, hecha la trampa. La Lomce preveía que fuera la Administración quien tuviera la última palabra en la designación. Estas comunidades –probablemente por buenismo, por complejos educativos o por congraciarse con los sindicatos– han optado por renunciar a su voto de calidad y han dejado las cosas como estaban. Con un director a merced del Claustro que le recordará en los momentos duros quién le ha puesto ahí y que más pronto que tarde volverá.

Poco me importan las razones políticas, allá cada uno. Lo que importa es que los directores de los centros públicos ven muy difícil ejercer su función con el actual marco: sin autonomía en la selección de personal, en la gestión de los recursos, en el diseño curricular, en la organización escolar, etc. Más de un director recuerda con nostalgia aquel Cuerpo de Directores… Tal vez no convenga reeditar fórmulas pasadas, aunque conviene recordar que es el modelo más extendido en otras latitudes.

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