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A la búsqueda de un modelo estándar de segunda oportunidad

Visibilizar otras formas de escolarización para jóvenes desescolarizados. Reflexionar sobre otros programas formativos cuando los reglados no han funcionado. Sobre ello hablaron 400 personas en Bilbao la semana pasada durante el tercer Congreso de la Asociación Española de Escuelas de Segunda Oportunidad (E2O España).
Pablo RoviraMartes, 8 de mayo de 2018
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Esta línea de trabajo –que se dice importada desde Francia– está presente en España desde hace décadas a través de entidades y organizaciones relacionadas con el tercer sector. Como señala Begoña Gasch, de la Fundación El Llindar de Cornellá (Barcelona) “los chicos tienen muchas dificultades pero el sistema está lleno de protocolos, estandarizaciones, etcétera, que centrifuga a estos chicos”. Para eso nacieron estos centros autodenominados de segunda oportunidad. Para combatir el abandono educativo y el de-sempleo juvenil creando itinerarios formativos y prelaborales personalizados para los jóvenes que salen del sistema educativo sin una titulación mínima. De este modo, en este tipo de centros se trabaja con formación no reglada, pero también con la Formación Profesional Básica, programas de cualificación profesional y oferta reglada de ciclos formativos o de la ESO para adultos.

Según esta asociación, las Escuelas de Segunda Oportunidad “son una respuesta educativa eficaz para jóvenes (15-29 años) sin empleo ni titulación, y que han sufrido (la mayoría de ellos) una experiencia de fracaso durante su escolarización ordinaria”. En España, las E2O tienen un modelo pedagógico propio basado en cuatro ejes: una formación innovadora a través de itinerarios flexibles e individualizados que permiten una continuidad educativa; un acompañamiento integral con refuerzo en competencias básicas y laborales; un apoyo integral en demandas sociales y una especial atención a los jóvenes más vulnerables y; una prioridad dada a la experiencia práctica mediante un vínculo estrecho con el mundo empresarial y una apuesta caracterizada por el trabajo en red.

Estos centros trabajan a caballo entre la integración social y el trabajo con colectivos desfavorecidos, la formación ocupacional y para el empleo y la enseñanza reglada de Formación Profesional. La clave está en los itinerarios personalizados. Según la declaración de la Vocalía de Jóvenes de la asociación que se hizo al amparo de este congreso en Bilbao, “que nadie se sienta excluido y se tratado distinto. No es el sistema educativo el que nos da una segunda oportunidad sino que somos nosotros los que damos una segunda oportunidad al sistema educativo” que les falló la primera vez.

Es el ejemplo de Peñascal Kooperatiba. Según su presidente, Juan Manuel Cano, el primer proyecto “sirvió para estudiar soluciones para luchar contra el abandono educativo”. Ahora, es “un espacio que permite reflexionar para encontrar un mejor futuro para los jóvenes”.

“Somos complementarios al sistema educativo”, señala Begoña Gasch, “de hecho creemos que podemos formar parte del sistema educativo con nuestras peculiaridades porque apostamos por transformarlo”. En este sentido, se ven complementarios con los centros de personas adultas, “aunque nosotros acogemos a jóvenes a los que algo no les ha ido bien”, y no solo hablan de los estudios.

5.000 jóvenes
La Asociación reúne a 30 socios, de los cuales 24 son escuelas que atienden a un total de 5.000 jóvenes en toda España. De estas 24 escuelas, 18 son socios activos, es decir, que por lo menos tienen una unidad acreditada “Escuela de Segunda Oportunidad”, cuatro son representantes del sector educativo, además de empresas y el colectivo de jóvenes.

La Fundación Orange fue el primer socio empresarial de esta asociación. Esta fundación desarrolla, entre otros, proyectos enmarcados en el ámbito de la Educación digital, concretamente con programas formativos en torno a la innovación y fabricación digital, destinados a jóvenes en situación vulnerable. En el congreso de Bilbao, la directora de Responsabilidad Social y Sostenibilidad de Orange España, Rocío Miranda, apostó por que “las empresas se involucren más con los centros de segunda oportunidad, y el primer paso es que conozcan que existen. Falta en ocasiones una cercanía y un acercamiento entre el mundo educativo y formativo y el mundo de la empresa”, señaló Miranda.

Esa distinción entre que te toque vivir “en la parte fácil” o no tiene ningún mérito y estuvo presente en muchos de los discusos. Por eso, señaló Esther Sarsa, directora general de Empieza por Educar, para quien “las oportunidades no pueden depender de la suerte. Deberíamos tener un sistema que crea en todas las personas”. En este sentido, se valoró la labor educativa y ‘recuperadora’ de estos centros de segunda oportunidad.

Es por esto que los centros de segunda oportunidad desean ganar visibilidad en el ámbito educativo, tanto por su calidad –y de ahí su proceso de acreditación de unidades– como para su participación en las inversiones públicas y líneas presupuestarias. Centros que atraen de vuelta al mundo educativo a jóvenes sin titulación y que les forma para una primer inserción laboral.

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