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Los alumnos cambian sus hábitos de alimentación mediante juegos

Design for Change (DFC) es un movimiento internacional cuyo objetivo es ofrecer a niños y jóvenes la oportunidad de poner en práctica sus propias ideas para cambiar el mundo. Esto les hace entender que ellos son protagonistas de sus vidas.
Martes, 5 de junio de 2018
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DFC facilita que los alumnos puedan marcan sus propios retos, retos sensibles con su entorno y con las personas con las que conviven. El profesor confía en las habilidades de sus alumnos para resolver estos retos. Les anima y se pone al servicio del proyecto, les dice: “Si te atreves, hazlo. Si te atreves, DFC”.

DFC usa y es una metodología, una manera de trabajar emocionante, sorprendente, llena de magia, en la que la intuición se revela como una capacidad de enorme valor. Se realizan cinco fases: siente, imagina, actúa, “evolúa” y comparte.

Los niños trabajan en equipo siguiendo este sencillo proceso basado en pensamiento de diseño. Un método de resolución de retos profundamente humanos cuyos pilares fundamentales son la creatividad, el pensamiento lógico, la colaboración, la empatía y el aprendizaje del error.

El curso pasado, 2016-17, los alumnos de 1º de Primaria del Colegio “Padre Enrique de Ossó” realizaron un DFC titulado Almuerzos saludables. La sorpresa fue cuando en septiembre de 2017, se nos notificó que estábamos entre los finalistas de DFC Spain 2017.

La edición 2017 de Design for Change España ha contado con 121 proyectos de colegios de toda España. Solo 10 fueron seleccionados como finalistas por un jurado externo, teniendo en cuenta: creatividad, empatía, implicación y motivación, aprendizaje, storytelling del proyecto e impacto social.

El proyecto que eligieron y realizaron los niños de 1º de Primaria del colegio, tras proponer como foco de acción la alimentación, fue mejorar sus almuerzos ya que es la única comida que todos los alumnos realizan en el centro. Tras investigar, discutir y elegir una serie de almuerzos y posibilidades que ellos mismos consideraron saludables, fueron a contagiar a otras clases del colegio. Lo realizaron por medio del juego, creando unas insignias gamificadoras para conseguir que todos los alumnos, tras unos días de competición, cambiaran sus hábitos y alimentos para el almuerzo. Crearon una mascota y carteles para motivar en las clases participantes.

Fueron por grupos a las clases a anunciar el proyecto y más tarde a controlar quiénes traían almuerzos saludables, dándoles a aquellos una insignia. Los alumnos que consiguieron tener un número determinado de insignias en el tiempo preestablecido, ganaban, además de salud, un certificado de buena salud. La clase con más insignias se quedaba con la mascota del proyecto.

El resultado se sigue notando en la actualidad ya que todos saben qué es o no adecuado para el almuerzo, se esfuerzan por cumplirlo y presionan a sus familias para que les ayuden a cumplir sus propósitos.

No ganamos el primer premio en la gala celebrada el 28 de octubre en Madrid, pero nos trasladamos toda la clase junto con los padres, presentamos nuestro proyecto y pasamos un gran día.

Un alumno escribió un resumen de la experiencia en Madrid: “El sábado estábamos muy nerviosos porque teníamos la final del DFC. Fuimos a Madrid con nuestro baile Almuerzos saludables. Madrugamos mucho pero mereció la pena. Hicimos la representación fenomenal y nos aplaudieron mogollón. Los otros colegios también lo hicieron muy bien. No ganamos, felicitamos a los ganadores. El día fue alegre, divertido y genial”.

Alicia Alonso de Medina
Colegio “Padre Enrique de Ossó” de Zaragoza

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