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El ascensor social de la Educación se estanca en la transición de la Secundaria

Mar VillasanteMartes, 18 de septiembre de 2018
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La OCDE advierte del bloqueo de la movilidad intergeneracional en hijos de padres con un bajo nivel educativo, una “trampa” que conlleva el riesgo de elevados niveles de desigualdad de ingresos en nuestro país. El informe Panorama de la Educación 2018: Indicadores de la OCDE vuelve a llamar la atención sobre algunos de los problemas endémicos de la enseñanza en España, que parece perder fuelle en lo que tradicionalmente se ha llamado el “ascensor social” de la Educación y que mantiene un importante déficit en la Educación Secundaria Superior.

La mejora del nivel educativo de la población adulta contrasta con las diferencias significativas que se aprecian en esta etapa, en la que hay un 22,7% de titulados, casi la mitad de la media internacional, que se sitúa en torno al 40%.

Nuestros escolares empiezan con buen pie: a los tres años el 96% se encuentra escolarizado, un porcentaje muy superior a la media del 76% de los países desarrollados y que, además, se extiende de manera uniforme por todo el territorio. Pero es al llegar a la Educación Secundaria cuando los análisis redundan en algunas de las carencias que atenazan el futuro personal y profesional de los jóvenes.

En España, un tercio de la población adulta de 25 a 34 años (34%) no ha alcanzado el nivel de Secundaria Superior, es decir, la que se cursa una vez terminada la Educación Secundaria Obligatoria. Esta proporción duplica ampliamente el 15% de media internacional, y eso que la situación ha mejorado ostensiblemente entre los años 2005 y 2016, una década en la que las tasas de graduación por primera vez en España aumentaron 25 puntos porcentuales, muy por encima de los siete del promedio del resto de países.

A los 15 y 16 años, la edad teórica de 4º de ESO o equivalente, se encuentran matriculados el 96% de los jóvenes, una proporción casi universal que apenas desciende al 89% a los 17 años, prácticamente al nivel de la OCDE y la UE (90% y 91%, respectivamente).

Las matriculaciones alcanzan a un 80% de los jóvenes españoles de 18 años, a medio camino entre la OCDE (76%) y la UE22 (84%), aunque nuestra proporción de alumnos de esta edad matriculados en Educación Terciaria (37%) supone más del doble que la media europea (16%).

Déficit en FP
El vacío se mantiene en el ámbito de la Formación Profesional, con un 35% de matriculados, todavía muy por debajo de las medias de la OCDE (44%) y de la UE22 (48%).

Así las cosas, en esa franja de los 18 a los 24 años España cuenta con un 59,6% de jóvenes que continúa sus estudios, una tasa todavía superior al 56,3% de la UE22 y al 52,6% de la OCDE.

La alarma surge entre los que han dejado de estudiar y, además, se encuentran inactivos o en situación de desempleo. Son los llamados ninis, que mantienen a España a la cabeza de la OCDE con uno de cada cinco jóvenes en esta situación (20,9%), sólo por delante de países como Chile, México, Grecia e Italia. Y la situación empeora en el tramo de los 20 a los 24 años, donde alcanza al 23,2% de los jóvenes (15,6% en la OCDE y la UE), un dato que el informe atribuye no tanto a la inactividad elevada como al desempleo y las dificultades de encontrar un trabajo.

En perspectiva, el informe advierte del incremento de ninis en los últimos diez años, de un 4,3% entre los españoles de 15 a 29 años (-0,5% y +0,5% en la OCDE y la UE) y de un 6,3% entre los de 20 a 24, también superior al de la OCDE (-0,3) y la UE22 (0,9).

Menos de la mitad de los ninis son inactivos, lo que significa que la mayoría buscan empleo de forma activa y, por tanto, entran en la categoría de jóvenes ninis desempleados.

La duración y la calidad de la enseñanza tienen un impacto importante en la transición al mercado de trabajo, recuerda el informe, y la crisis ha provocado que los jóvenes tiendan a permanecer más tiempo en el sistema educativo para mejorar sus habilidades a la espera de condiciones económicas y laborables más favorables, algo en lo que nuestro país no puede ser una excepción.

En diez años, el porcentaje de alumnos de 15 a 29 años ha crecido en 15,8 puntos, a enorme distancia del resto (poco más de dos puntos). Y este incremento resulta mayor, hasta los 17 puntos, entre los 20 y los 24 (frente a los cuatro o cinco de media internacional).

Sin embargo, también cabe decir que España cuenta con la cifra más alta de alumnos repetidores de toda la OCDE, con nada menos que un 11% (la mayoría chicos) frente a la media del 2% de los países desarrollados. Y eso, con los costes económicos que implica mantener a cada alumno un año más en el sistema, calculado en unos 7.500 euros (a fecha de 2015) y el impacto que, aparte, tiene en los resultados de PISA y en la propia adaptación y aprendizaje de los alumnos, como han advertido diversos expertos.

Con estos mimbres, el informe llama la atención sobre el hecho de en España no existe movilidad intergeneracional ascendente en el nivel educativo alcanzado para el 55% de los adultos cuyos padres tenían un bajo nivel educativo, es decir, que tampoco han llegado a la Educación Secundaria Superior. Hay que aclarar, en todo caso, que otro 24% de ellos lograron obtener una titulación terciaria (frente a la media del 21% de la OCDE).

El organismo internacional alerta de la probabilidad de que lo que define como una “trampa” intergeneracional, que en el conjunto de países afecta al 37% de los adultos, conlleve elevados niveles de desigualdad de ingresos.

La probabilidad de tener unos ingresos superiores a la media aumenta en función del nivel educativo alcanzado y más de seis de cada diez adultos con Educación Terciaria (65%) ganan más que la media de todos los adultos empleados, tanto a tiempo completo como parcial, algo que sólo consigue uno de cada tres adultos (33%) sin Educación Secundaria Superior.

Empleo y salario
Además, el informe incide en que las oportunidades de empleo aumentan con el nivel educativo y recuerda, en este sentido, que entre 2007 y 2017 las tasas de empleo descendieron para todos los adultos españoles, aunque menos entrelos de Educación superior.

El nivel educativo previene igualmente las diferencias salariales por género: a mayor formación de las mujeres, menor brecha salarial. Así, en 2016 las mujeres de 25 a 64 años recibieron de media un 78% del sueldo de los hombres, cifra que se elevó al 81% para las tituladas universitarias.

La brecha de género salarial en España entre los titulados universitarios se mantiene como la sexta más baja entre los países de la OCDE y asociados, pero ha sufrido un ligero empeoramiento desde 2005, cuando ellas ganaban el 83% de los ingresos de los hombres, apunta el informe.

Aunque el efecto protector de la formación no impide que los titulados universitarios tengan una tasa de empleo inferior a la media de la OCDE (77% frente al 84%), éstos presentan todavía un mejor comportamiento que los titulados con Educación Secundaria Superior (61%).

Graduados
Se espera que la mitad de la población nacional se gradúe en Educación Terciaria antes de cumplir los 30 años, especialmente entre las mujeres (57% de ellos).

En 2016, la tasa de acceso estimada en la Educación Terciaria no universitaria de ciclo corto alcanzaba el 26,6%, una cifra más elevada que los promedios de la OCDE (16,3%) y de la UE22 (11,7%), mientras que el acceso a los títulos de grado o equivalente se estimaba en un 48% del conjunto de la población, por debajo de los promedios de la OCDE (58%) y de la UE22 (56%).

La etapa con la menor tasa de acceso universitaria corresponde a los programas de máster o equivalente, que en nuestro país se sitúa en el 19%, notablemente por debajo de los porcentajes de la OCDE (24%) y de la UE22 (27%).

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