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Profesores de Matemáticas

Martes, 23 de octubre de 2018
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Que falten profesores de Matemáticas, como está advirtiéndose en las últimas convocatorias de oposiciones, puede deberse a que quienes procuraban obtener puestos docentes, ante la falta de otras opciones profesionales, encuentran empleo en sectores relacionados, de manera más directa, con su formación universitaria. Esta última cuestión no solo afecta a la de los matemáticos sino, de modo general, a la formación inicial para el ejercicio de la docencia en Secundaria.

En definitiva, la formación docente no se vincula ni establece teniendo en cuenta, de modo preferente, cualificaciones y destrezas para ese ejercicio profesional, sino que la docencia resulta, más bien, una opción tras el descarte de otras. Dado que matemáticos, físicos, médicos, biólogos, como tantos otros titulados universitarios, no inician sus estudios pensando en el desempeño docente, ni con una propensión vocacional hacia la enseñanza.

Que se conozca esta circunstancia, que sea evidente y repetida, no ha conseguido, ni tibiamente, modificar los planes de estudio que conducen a la enseñanza en Secundaria. Como no sea la necesidad de un máster, que se imparte a destiempo y, si acaso, da un barniz educativo a las disciplinas universitarias cursadas con otra perspectiva.

No es lo mismo, por ello, ser matemático que profesor de Matemáticas. Y los primeros, están encontrando, como los físicos, más y mejores oportunidades de desempeño profesional, que evitan optar por la enseñanza tras el descarte de esas ofertas.

Asunto relacionado, además, es la diferencia entre el conocimiento teórico de los contenidos de una materia y el conocimiento didáctico de los mismos, las capacidades para enseñarlos. Así, las Matemáticas, como otras materias, presentan para muchos alumnos dificultades más debidas al cómo se enseñan que a sus aptitudes para aprender lo enseñado. Tanto que, en el ámbito del diagnóstico clínico, las dificultades de aprendizaje, explicadas por ligeras disfunciones neuronales, no siempre duraderas sino específicas de algunas áreas del aprendizaje, comienzan a relacionarse con la “instrucción inadecuada”. Esto es, la exposición a una deficiente enseñanza puede producir dificultades de aprendizaje. Luego, más que la falta de profesores, debe preocupar la formación inicial.

Antonio Montero es inspector de Educación y profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla.

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