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“Educamos para el futuro, no para aprobar una selectividad”

David Bueno, profesor de Genética en la Universidad de Barcelona (UB), propone una sociedad más digna a través de una Educación crítica, reflexiva, socializadora y transformadora, y para conseguirla es más partidario de una “evolución” que de una “revolución”.
Adrián ArcosMartes, 6 de noviembre de 2018
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David Bueno.

¡Sorpresa! La Educación altera el cerebro. Es el título de la conferencia inaugural que ofrecerá el profesor David Bueno en la X Edición de los Premios Magisterio, que se celebrará el próximo día 22 en CaixaForum Madrid. Bueno será uno de los diez premiados de este año por el trabajo desarrollado en el campo de la genética y la neurociencia y su relación con el comportamiento humano.

¿Qué importancia tiene la Educación para el cerebro?
La Educación modela cómo se va construyendo el cerebro, y esta construcción es la que después, durante el resto de la vida, condicionará cómo nos relacionamos con nuestro entorno. Educamos para el futuro, no educamos para superar una prueba de mañana o para aprobar una selectividad. Con la Educación estamos condicionando cómo será el futuro de esas personas.

¿La Educación actual está entrenando el cerebro de los niños o deberían de cambiarse algunos aspectos?
La Educación siempre entrena. La cuestión es para qué queremos entrenarlos y entrenarnos. Yo creo que la Educación debe servir para construir una sociedad más digna, con personas que sepan vivir con más dignidad. Y eso se consigue a través de una Educación crítica, reflexiva, socializadora –donde la gente se integre– y transformadora –con personas sin miedo a avanzar, cambiar y progresar–. Para ello no hay que hacer grandes cambios en el sistema educativo que tenemos. A mí no me gusta hablar de revoluciones, porque siempre acaban mal, sino de evolución de lo que ya venimos haciendo.

¿Cómo tiene que ser esa evolución?
La evolución es lenta. No debemos tener prisa, aunque tampoco detenernos, pero sin grandes prisas se puede ir cambiando todo aquello que pueda ser mejorable. Esa evolución lenta se consolida y termina siendo mucho más efectiva.

¿Se está produciendo esa evolución ahora mismo?
Sí que se está produciendo. Hay una gran inquietud por parte de profesores, personal de la Administración y políticos en seguir por este camino. Lo que sí que me encuentro es que muchas veces no se hace de forma consciente. Lo importante es hacer esa verbalización, darnos cuenta de que vamos por ese camino, porque eso nos permite establecer nuevos puntos de referencia para continuar avanzando.

¿Y en cuanto a los avances sobre el cerebro?
También es importante entender la base neural cerebral de por qué esa evolución puede ayudarnos a mejorar la Educación. Por ejemplo, hay que entender que el cerebro no madura a la misma edad en todas las personas, sino que existe una cierta variabilidad. Obligar a aprender a leer a los 5 años cuando hay cerebros que no terminan de madurar esa capacidad hasta los 6 o 7 es ir contra la forma natural de adquirir esos nuevos conocimientos. Eso implica que deberíamos flexibilizar los proyectos educativos. Y hay que entender también que en los primeros cursos de Primaria el cerebro gana plasticidad y capacidad de hacer conexiones nuevas que después van a ser útiles para el resto de la vida. Las actividades que más plasticidad generan son la música, el arte y la psicomotricidad, por lo que deberían ser la materias troncales a estas edades.

¿Qué pasa con las matemáticas o las lenguas?
Las matemáticas o las lenguas por supuesto que son importantes, pero como ramas que salen de este tronco común que componen la música, el arte y la psicomotricidad.

Sin embargo, los currículos no se diseñan teniendo en cuenta esas materias.
Es un error, pero también es cierto que muchos centros han maquillado lo que hacen para mantener su música y su Educación artística, porque han visto que, por mucho que el currículum establezca unas asignaturas, su práctica del día a día va por otro camino. Lo mismo ha pasado con la Filosofía en Bachillerato. Si queremos personas capaces de pensar por ellas mismas, la Filosofía es la disciplina que ayuda a encarrilar los pensamientos. Por eso debe ser una asignatura obligatoria, no solo en Bachillerato, sino mucho antes, porque la relación con el mundo exterior a través de la filosofía la tenemos toda nuestra vida.

¿Está el profesor bien formado en cuanto al funcionamiento del cerebro?
Hay buena formación, lo que sucede es que muchos de estos temas son muy recientes. Estamos trabajando en neurociencia aplicada a contextos educativos desde hace solo siete u ocho años. La mayor parte de maestros no estudiaron nada de esto en las facultades, y los que están saliendo ahora a duras penas empiezan a tener algún apunte en este sentido. Aquí tiene que haber una tarea muy importante de actualización de todos los maestros que están en activo, y las facultades de Educación deberían pensar seriamente en impartir una asignatura troncal de neurociencia ya en el primer curso.

¿Es útil la neurociencia para problemas actuales de los alumnos como la falta de motivación o de atención?
A través de la neurociencia sabemos mejor no solo qué es lo que motiva, que eso ya se sabía antes, sino qué sucede dentro del cerebro cuando estamos motivados, por qué aprendemos mejor cuando hay una motivación detrás, y por lo tanto eso implica enfatizar la necesidad de lograr una motivación antes de impartir contenidos.
El proceso educativo ha funcionado hasta ahora centrándose en qué explicamos: el currículum. Hace unos años se introdujo el cómo lo explicamos: la pedagogía. Pero el cerebro lo que valora más es el por qué me están explicando algo, es la parte más emocional del cerebro. Aquí sí que deberíamos invertir el proceso y transmitir el por qué deben trabajar esos contenidos, que los alumnos lo tengan claro y que ese porqué sea motivador. Y a partir de ahí el qué y el cómo –que son los que tradicionalmente se han destacado más– entrarían con muchísima más facilidad.

¿Qué piensa sobre el uso de dispositivos electrónicos en clase?
El móvil o los dispositivos electrónicos no son buenos ni malos, son útiles cuando hacen falta. Lo más importante es aprender a gestionar para qué tareas se usan. El gran problema es que ni siquiera los adultos los usamos bien, entonces los niños nos imitan. Por ejemplo, cuando se cena en familia y la madre y el padre tienen el móvil a su lado, ¿interrumpen la conversación cuando reciben un WhatsApp para mirarlo o lo ignoran porque en ese momento priorizan el contacto social con la familia? Si nosotros damos el ejemplo de que para los adultos lo más importante es lo que nos digan en ese instante, los niños harán exactamente lo mismo.

CAMBIOS EN EL CURRÍCULUM

  • Materias troncales

“En los primeros cursos de Primaria el cerebro gana plasticidad y capacidad de hacer conexiones nuevas que después van a ser útiles para el resto de nuestra vida. Las actividades que más plasticidad generan son la música, el arte y la psicomotricidad, por lo que deberían ser la materias troncales de estas edades”.

  • Matemáticas y lenguas

“Las matemáticas o las lenguas por supuesto que son importantes, pero como ramas que salen de ese tronco común”.

  • Reducir contenidos

“Las administraciones, tanto la central como las autonómicas, tienen mucha inercia y a veces parece como que les da miedo introducir cambios. Pero deben ser valientes y reducir los contenidos en los currículos. Esto no significa vaciarlos de contenidos, sino tener menos para trabajarlos mejor. Luego podemos discutir sobre qué contenidos son más importantes o en cuáles podemos reducir”.

  • Más calidad que cantidad

“La época en que la cantidad de conocimiento era importante, ya ha pasado. Ahora lo importante es la calidad del conocimiento, y para tener calidad hay que sacrificar la cantidad. Reducir los contenidos tampoco significa bajar el nivel de exigencia”.

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