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Francisco López Rupérez: “Un alumno de Ciencias está más entrenado en tener sentido crítico”

Aprendizajes profundos, el papel de las madres y fomentar prácticas de laboratorio son algunas de las propuestas de López Rupérez para restaurar la brecha de género en ramas STEM.
José Mª de MoyaMartes, 22 de enero de 2019
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Francisco (Paco) López Rupérez es doctor en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid, es decir, no es pedagogo, ni psicólogo ni nada que se le parezca. Y, sin embargo, lleva media vida dedicado al análisis y puesta en marcha de políticas educativas desde distintos rincones de la Administración. ¿Cómo es posible? No solo es posible sino que, en su opinión, supone una ventaja. Porque este sesgo científico explica su obsesión por diseñar políticas basadas en evidencias empíricas, su rigor metodológico y ahora su compromiso por despertar vocaciones científicas en Secundaria, ya que «la formación científica, además, hace mejores ciudadanos». Y es que Paco se confiesa liberal pero de ese liberalismo clásico de hondas raíces morales.

Nos atendió en el campus urbano de la Universidad Camilo José Cela. Como en tantas otras ocasiones, sin prisa y con afecto

¿Cuál es el impacto de las vocaciones STEM en las aulas de Secundaria?
—Hay que aclarar que los datos que hemos extraido sobre vocaciones STEM se apoyan en los resultados de PISA sobre las preferencias vocacionales de los chicos. Es decir, es la previsión de qué profesiones ejercerán los alumnos de 15 años cuando tengan 30. Teniendo esto en cuenta, el porcentaje de alumnos que optan por vocaciones STEM a los 15 años es de un 16%. Ese porcentaje se reparte entre un 4% para las chicas y un 12% para los chicos.

¿Esa escasa vocación científica especialmente de las chicas en Secundaria se refleja en la elección de carrera?
—En España, los datos de la OCDE relativos a estudios de Educación Superior STEM nos dicen que las alumnas representan el 28% del total. En el conjunto de países de la OCDE el porcentaje de alumnas que optan por enseñanzas terciarias STEM es del 31,5%. Es decir, aquí tenemos una diferencia de tres puntos menos aproximadamente de chicas que optan por enseñanzas STEM.

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En España, los datos de la OCDE relativos a estudios de Educación Superior STEM nos dicen que las alumnas representan el 28% del total

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Me ha llamado la atención la correlación que establecen entre el conocimiento científico y la formación cívica. No veo la relación.
— Voy a distinguir una doble dimensión: la de ciudadanos reflexivos y la de ciudadanos maduros. Respecto a los primeros, el conocimiento y el método científico forman ciudadanos capaces de desenvolverse en una situación de sobreabundancia de la información, de falsas noticias, de manipulación, etc. Si sometes la realidad informativa al prisma del espíritu crítico, vas a conseguir filtrar intelectualmente lo tóxico.

¿Y la otra dimensión?
— Es su contribución a la fomación de ciudadanos responsables. Porque en los tiempos que corren buena parte de las decisiones políticas –mucho más en el futuro– van a tener algún componente interpretativo científico. En el terreno de la inteligencia artificial, de la genética… Un conocimiento científico sólido va a permitir a los alumnos de Secundaria de hoy tener opiniones fundadas con las que tomar decisiones en el futuro.

¿Un alumno de ciencias está mejor formado en ese sentido crítico que uno de letras?
— Si la formación científica es de calidad, desde luego está más entrenado. La ventaja de las ciencias es que, si están bien enseñadas y se entrenan reiteradamente, dejan huella al haber tantas situaciones de aprendizaje en las que son necesarias.

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Un conocimiento científico sólido va a permitir a los alumnos de Secundaria de hoy tener opiniones fundadas con las que tomar decisiones en el futuro

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¿Cuáles serían algunas medidas eficaces para restaurar esta brecha de género?
— Yo he postulado cuatro. Una de las orientaciones es promover los aprendizajes profundos, los de elevada comprensión. Hay que aligerar los programas de carga lectiva, porque así es imposible profundizar. También promover situaciones más cooperativas de aprendizaje, donde el efecto de los pares se pueda dejar sentir: prácticas de laboratorio, proyectos, etc.

¿Cuáles serían las otras dos medidas?
— Una tercera medida es la implicación de las madres y eso nos remite a mejorar la relación familia-escuela. Finalmente, hay una cuarta cuestión que deriva del análisis empírico y es señalar como etapa crítica de intervención la Secundaria Obligatoria. Es ahí cuando se definen las vocaciones, a través de la orientación y del conjunto de políticas y de prácticas educativas que permiten reducir los hándicaps.

En su intervención ha denunciado que se haya reducido presupuesto para apoyar u organizar eventos científicos, ¿podría explicarme esto?
— El Ministerio de Educación apoyaba la participación de España en las Olimpiadas Científicas. El año pasado el ganador de la olimpiada de Física era un español. Eso tiene un valor de emulación, de animación, además de un gran mérito por parte de los profesores implicados. Simplemente, el nuevo Gobierno ahora ha suprimido ese apoyo.

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Hay que aligerar los programas de carga lectiva, porque así es imposible profundizar

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¿Hasta dónde estas iniciativas para reducir de la brecha de género se pueden transformar en políticas de ingeniería social?
— Es una cuestión muy delicada. No cabe duda –así lo reconoce el mundo científico– de que junto con las variables que tienen que ver con la influencia social, los estereotipos, las expectativas sociales respecto del papel de las mujeres, etc. hay un segundo grupo de variables que tiene que ver con decisiones libres individualmente adoptadas. En ese sentido, de ningún modo debemos forzar las voluntades a través de mecanismos de ingeniería social.

Por tanto, ¿reducir esta brecha de género no es un hito más que se han marcado aquellos que están impulsando la llamada «ideología de género»?
— El hecho de que de conformidad con la evidencia empírica disponible identifiquemos algunos hándicaps de las chicas a la hora de enfrentarse con las enseñanzas STEM, no significa que estemos forzando a las alumnas a optar por una determinada vocación o a lograr la paridad entre chicos y chicas a la hora de estudiar carreras STEM. Esto es una aproximación científica que está alejada completamente de cualquier manipulación ideológica.

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