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La falta de matemáticos amenaza la formación en las aulas

Faltan matemáticos en colegios e institutos. Las oportunidades que estos titulados encuentran en las empresas han revertido su tradicional orientación hacia la enseñanza y ha contribuido a que administraciones y centros tengan dificultades para encontrar los perfiles adecuados.
Mar VillasanteMartes, 15 de enero de 2019
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Los datos de las últimas oposiciones al cuerpo de profesores muestran un preocupante panorama en este sentido. Un informe presentado a principios de curso por la Federación de Enseñanza de CCOO apuntaba que se habían quedado sin cubrir, en conjunto, 1.984 plazas del total de las 23.689 convocadas en el proceso selectivo, el equivalente a un 8,4%. Y la situación se agudiza en el caso específico de las Matemáticas.

Los datos recogidos por la Federación de Enseñanza de UGT a partir de los diarios oficiales de las CCAA, en los que se relacionan el número de profesores que superan el proceso selectivo por especialidad, indican que en la de Matemáticas se han cubierto el 67% de las plazas convocadas, de manera que habrían quedado desiertas una de cada tres o, si se prefiere, 463 de un total de 1.323.

67%

Porcentaje de plazas que se han cubierto en las últimas oposiciones, de manera que habrían quedado desiertas una de cada tres o, si se prefiere, 463 de un total de 1.323

En algunas comunidades la situación resulta especialmente alarmante, como en el País Vasco, donde hay casi el triple de plazas desiertas que de aprobados (122 frente a 43) o en Castilla y León, donde son aproximadamente el doble (101 frente a 59). El escenario se reproduce en Cantabria (26 a 19), Ceuta (11 a 4) y Melilla (10 a 5).

Entre las razones que explican esta situación figuran la falta de titulados superiores en esta disciplina, por la elevada demanda de profesionales en las empresas, donde pronto encuentran sueldos que fácilmente rondan los 40.000 euros en los puestos técnicos, alcanzan entre los 60.000 y los 70.000 en las funciones directivas o superan los 150.000 en la alta dirección, como señala Macarena Estévez, matemática, consejera delegada y fundadora de la empresa de analíticas Conento.

Esto ha desembocado, también, en que haya candidatos a profesor que proceden de otras ramas y que carecen de la suficiente formación. El presidente de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas (FESPM), Onofre Monzó, recuerda, en este sentido, que el requisito para presentarse a las oposiciones reside en ser licenciado o graduado con un Máster, da igual la disciplina, y que el candidato debe demostrar sus conocimientos en unas pruebas de oposición difíciles. Eso ha permitido aspirar a la plaza a otro tipo de titulados, como pueden ser ingenieros de caminos o arquitectos que han tratado de reciclarse con la crisis y que han visto una salida en la enseñanza de las Matemáticas, donde se ofertan más plazas que en otras materias científicas, como pueden ser Biología o Física y Química.

Hay candidatos a profesor que proceden de otras ramas y que carecen de la suficiente formación

El problema, añade en este sentido el presidente de la Comisión de Educación de la Real Sociedad Matemática Española (RSME), Luis Rodríguez, reside en que a las oposiciones concurren candidatos de esas otras disciplinas, como en el caso de las ingenierías, en las que la formación matemática podía ser mucho mayor hace años, pero que ahora se concentra fundamentalmente en el primer curso y con un enfoque más instrumental. De esta manera, el nivel desciende y muchos son incapaces de superar la dificultad de las pruebas de selección. “Se puede discutir si los ejercicios son adecuados pero lo cierto es que a los ingenieros les resulta complicado”, precisa.

A la falta de titulados en Matemáticas que optan por la docencia y las carencias de conocimientos que presentan muchos de los candidatos se suma, a juicio de Onofre Monzó, el problema de la proliferación de másteres que incumplen los requisitos y sobre los que se controlan más los criterios técnicos que de calidad del producto. Sostiene Monzó que tampoco se hace con criterios de calidad ni la selección de los tutores para la formación de los profesores en prácticas, ni las condiciones en las que deben realizar esta labor de suma importancia para la práctica docente.

A la falta de titulados en Matemáticas que optan por la docencia y las carencias de conocimientos que presentan muchos de los candidatos se suma el problema de la proliferación de másteres que incumplen los requisitos

Así las cosas, la etapa de Primaria ofrece un escenario no menos preocupante. Y es que, aunque las clases de Magisterio son “muy desiguales”, con grupos de alumnos que muestran un mayor dominio de la disciplina, hay una proporción importante de otros que presentan mayores problemas de comprensión, lo que limita las posibilidades de profundizar en la materia, indica Luis Rodríguez.

Aparte del hecho de que muchos acaban en el Bachillerato de letras para huir de los números, las horas que los planes de estudio en Magisterio dedican tanto a Lengua como a Matemáticas, las dos materias con mayor peso, son desproporcionadamente inferiores a las que los alumnos reciben a lo largo de la etapa de Primaria. Y otra paradoja: hay graduados en las especialidades de Inglés o Educación Física que también pueden impartir estas dos asignaturas, pero el sistema carece de especialistas en ciencias en esta etapa.

Por ello, el también profesor de Matemáticas de la Universidad de Oviedo defiende la necesidad de repensar el acceso a Magisterio y la formación matemática que los estudiantes reciben en estas facultades. Medidas a adoptar serían que en la admisión se exija o se puntúe el haber cursado Matemáticas en Bachillerato o aumentar el número de créditos de la materia. Otra posibilidad, argumenta, pasaría por incidir sobre la oferta de plazas y ajustarlas a las necesidades reales del sistema educativo. “Si se hace para Medicina, por qué no para Magisterio”, se pregunta, al tiempo que destaca que eso tendría un efecto directamente positivo en la valoración social.

El profesor de Matemáticas de la Universidad de Oviedo defiende la necesidad de repensar el acceso a Magisterio y la formación matemática que los estudiantes reciben en estas facultades

La responsable de Conento coincide, por su parte, en la preocupación por el perfil de los profesores de Primaria, lo que les ha llevado a trabajar en un proyecto para fomentar la formación y la motivación de los estudiantes de Magisterio con un programa de becas para los mejores en Matemáticas. “El porcentaje de alumnos a los que no les gustan es muy alto en cualquier carrera que no sea de ciencias, y particularmente en Magisterio”, apunta, al tiempo que sitúa en esta etapa la raíz del problema de los resultados de los escolares en estas competencias. Porque, advierte, “no solo es la formación que tienen los profesores, sino cómo se enseña”.

“Nos encontramos con un peso excesivo de los procesos rutinarios, algorítmicos, de memoria o de cálculo y con poco peso de los procesos de modelización, de búsqueda de nuevas conjeturas”, aclara Luis Rodríguez. Y toda solución pasa, ineludiblemente, por una mejor formación inicial y permanente.

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