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Este IES demuestra que menos deberes pero más significativos motivan al alumno

Un instituto de Secundaria de Castellón comienza a recoger los primeros frutos del innovador contrato que lanzó en 2016 a sus profesores para reducir los tradicionales deberes gracias a una mayor motivación y orientación de los estudiantes, que también han rebajado el absentismo escolar.
Rosabel TaveraMiércoles, 16 de enero de 2019
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El IES «Bovalar» de Castellón ha conseguido que la mayoría de sus alumnos considere ya que los deberes no son una carga y además se sientan más a gusto en el aula, después de que un tercio de sus profesores haya firmado y puesto en práctica ese contrato con medidas tendentes a reducir la carga de trabajo escolar en el hogar.

Esas medidas se alinean con la nueva ley valenciana de derechos y garantías de la Infancia y la Adolescencia, en vigor desde la pasada Navidad y que contempla, entre otras medidas y de forma pionera en España, que el colectivo tenga acceso al ocio educativo como un derecho y que el exceso de deberes no reduzca el tiempo de juego.

El director del instituto, Antonio Solano, señala que los tiempos de la «escuela antigua» han pasado y que la realidad actual «exige nuevos retos educativos, tanto metodológicos como organizativos, con el fin de dar respuesta a un alumnado también con nuevos intereses y necesidades».

Antonio Solado, director del IES "Bovalar" "

Los tiempos de la escuela antigua han pasado y que la realidad actual exige nuevos retos educativos, tanto metodológicos como organizativos, con el fin de dar respuesta a un alumnado también con nuevos intereses y necesidades

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El contrato establece que los docentes han de proponer en el aula tareas integrales interdisciplinares significativas, contextualizadas y fomentando el trabajo cooperativo.

«Los deberes tradicionales –basados generalmente en la repetición mecánica– no son una herramienta para mejorar el aprendizaje sino un elemento que puede suponer incluso un agravio para los alumnos que no tienen apoyo fuera de la escuela», añade.

Después de dos años de implantación, Solano afirma que el centro está «satisfecho» con los resultados de las evaluaciones que se están haciendo en el alumnado a través de encuestas y proclama: «Vamos por buen camino». Las mismas reflejan que la mayoría de alumnos considera que los deberes «no son una carga» y esto, reconoce el director, «ya es un paso adelante».

«La percepción que teníamos es que ellos consideraban que tenían demasiados deberes y el tiempo que tenían para otras actividades fuera del aula no era suficiente», recuerda.

El contrato establece que los docentes han de proponer en el aula tareas integrales interdisciplinares significativas, contextualizadas y fomentando el trabajo cooperativo

Según Solano no solo es la reducción de deberes, sino el cambio metodológico y las medidas de mejora de la convivencia, lo que hace que los alumnos se sientan a gusto en el aula. A su juicio, la sociedad pide que los jóvenes no sean sedentarios pero «luego resulta que salen del colegio y no tienen tiempo para hacer deporte si tienen delante una hora o dos de deberes».

La discusión en los claustros se centra, según el director, en que «todo pasa por racionalizar» y «poner un poco de orden» para que no todos pongan deberes a la vez aunque a efectos prácticos «es muy difícil coordinarse los centros».

En cualquier caso, admite que el cambio de forma de trabajar en clase, que supone que al quitar los deberes se deba esforzar de otra manera y ya no haya tanto tiempo de explicación y de corrección de deberes en clase, ha propiciado que «muchos chavales que van perdidos no faltan tanto», que es «la idea de combatir el absentismo ofreciendo una ayuda en clase, en lugar de castigándole».

El director subraya que «no hay un factor total», sino un trabajo conjunto que ha propiciado globalmente una bajada de los partes de incidencias y el número de expedientes disciplinarios.

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