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Razones para elegir Religión

José Mª de Moya
Director de Magisterio
7 de mayo de 2019
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Se han publicado esta semana los últimos datos de alumnos matriculados en la asignatura de Religión católica referidos al curso pasado. Tres serían los titulares. Dos de cada tres alumnos (en concreto, el 62%) elige Religión, el porcentaje de alumnos que la elige cae desde el 65% en Primaria al 47% en Bachilleraro y la tendencia general es bajista, es concreto, el curso pasado la Religión perdió algo más de 250.000 alumnos.

También son tres los argumentos que suelen manejar los defensores de esta materia. En primer lugar, parece obvio que se trata de un derecho de las familias que además se encuentra recogido en la Constitución. Esto último, al paso que vamos, cada vez será menos argumento de autoridad. En efecto, es difícil entender por qué se cuestiona su lugar en el currículo escolar al tiempo que se introducen infinidad de bobadas simplemente porque se ponen de moda. Sin ir más lejos, entraron en campaña dos ocurrencias curriculares: C’s propuso crear la asignatura Constitución y Unidas-Podemos la asignatura Feminismos. Pues vale. No quiero poner otros ejemplos para que no se me enfaden los colectivos correspondientes, pero quienes me leen ya saben a qué me refiero.

Es difícil entender por qué se cuestiona su lugar en el currículo escolar al tiempo que se introducen infinidad de bobadas simplemente porque se ponen de moda

En segundo lugar, se argumenta que solo desde el conocimiento del hecho religioso se puede entender nuestra historia, nuestra cultura, nuestro arte, etc. También vale, pero no disfracemos la Religión de lo que no es. Basta abrir cualquier manual para que, a pesar de los ingenuos esfuerzos de las editoriales de parecer poco “confesionales” y que aquello no parezca catequesis, se advierta que el contenido es eminentemente doctrinal, moral y antropológico. Y que no se trata de una descripción aséptica de un fenómeno sociológico-cultural-artístico llamado “cristianismo”. Si así fuera, personalmente me parecería una estupidez que, en efecto, no justificaría la existencia de una asignatura y menos anual; tal vez bastaría con su incorporación transversal en Historia, Arte… Pero, sobre todo, no creo que sea eso lo que buscan los más de tres millones de familias que matriculan a sus hijos en Religión.

El tercer argumento es el más comprometido y, por eso, el más sólido, a mi juicio. La Religión, más que ninguna otra asignatura, es capaz de aportar el sentido trascendente de la vida que se necesita para conformar personas en un sentido holístico. Solo trabajando la triple dimensión intelectual, humana y espiritual lograremos que nuestros hijos o alumnos se desarrollen plenamente. Supongo que eso es lo que buscamos las familias que libremente matriculamos a nuestros hijos en Religión.

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