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Rienda suelta pero sin soltar

José Mª de Moya
Director de Magisterio
14 de mayo de 2019
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El Observatorio Social de la Caixa ha publicado el informe La implicación familiar en la Educación: una herramienta de cambio del que damos cumplida cuenta en el reportaje de apertura de este número. Las conclusiones me han recordado a esa recomendación que ofrecía hace escasos meses Andreas Schleicher: “Los datos del Informe PISA muestran claramente que cuando madres y padres hacen preguntas simples, tales como: ¿qué tal en la escuela?, sus hijos puntúan mejor en nuestros exámenes. No se trata de pasar horas haciendo con ellos los deberes. No se necesita ningún título académico. Simplemente se trata de demostrar a nuestros hijos que lo que hacen en el colegio nos importa”. El estudio de la Caixa llega a la misma conclusión.

Podríamos decir que hay tres tipos de familias y en consecuencia tres tipos de centros en función de la relación que quieren mantener con ellas. En primer lugar, encontramos a aquellos progenitores que prestan poca o ninguna atención a la vida escolar de sus hijos. Según el estudio, hay un 18% de madres que no se interesan habitualmente por cómo les ha ido en clase a sus hijos. Ese porcentaje se eleva al 38% en el caso de los padres. Antes de lanzar la primera piedra, conviene reflexionar sobre el tipo de “familia moderna” con sus dificultades para conciliar, sus conflictos de pareja, sus situaciones desestructuradas, etc. Cierto que preguntar “¿qué tal el cole?” no exige mucho tiempo, pero aún así.

Podríamos decir que hay tres tipos de familias y en consecuencia tres tipos de centros en función de la relación que quieren mantener con ellas

El segundo tipo de familia se sitúa en el extremo contrario. Centra la relación con la vida escolar de sus hijos en supervisarle los deberes, en el mejor de los casos, o hacérselos directamente. Son esos padres a los que hay que premiar realmente cada vez que su hijo entrega la lámina del concurso de dibujo o la figurita del Belén, o que piden por el Whatsapp las fotos de los apuntes del nene que otra vez ha olvidado (y seguirá olvidando, claro). Son profesor particular y secretario personal de sus propios hijos. Tal vez, este comportamiento no sea más que el reflejo de su propia inseguridad como educadores…

Finalmente llegamos a esa familia que, desde la comunicación, fomenta la autonomía y la responsabilidad de sus hijos. Con rienda suelta pero sin soltarla.

Citando diversas investigaciones, el informe concluye que el estilo parental directivo y controlador está negativamente asociado al desempeño escolar, mientras que el estilo indirecto basado en la comunicación sobre las actividades escolares –“¿qué tal el cole?”– y la facilitación del ambiente de aprendizaje en casa, presenta un efecto positivo sobre el rendimiento.

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