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Dificultades Específicas del Lenguaje y trastornos de la conducta: qué son y cómo se clasifican

No siempre es sencillo detectar los trastornos o alguna dificultad específica del lenguaje, por ello se mostrarán en las siguientes líneas cómo son definidos por los expertos, y cómo se clasifican. Asimismo se mostrará al lector cuál es la opinión de Araceli Salas, portavoz de la asociación Dislexia y Familia (Disfam) en cuanto a cómo manejar la dislexia de los propios hijos.
Alberto López TavaresViernes, 26 de julio de 2019
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“Se considera que un alumno o alumna presenta necesidades específicas de apoyo educativo por Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA) cuando muestra alguna perturbación en uno o más de los procesos psicológicos básicos implicados en el empleo del lenguaje hablado o escrito. Estas alteraciones pueden aparecer como anomalías al escuchar, hablar, pensar, leer, escribir o al realizar cálculo aritmético. Aunque las DEA pueden presentarse simultáneamente con la discapacidad intelectual, sensorial o motora, con el trastorno emocional o con influencias extrínsecas, como problemas socioculturales o escolarización desajustada, no son el resultado de estas condiciones o influencias”, afirma el Gobierno de Canarias en su web, en el apartado de servicios, necesidades y apoyo educativo.

Por otro lado, la Consejería de Educación de Andalucía, a través de la guía Dificultades en el Aprendizaje: Unificación de Criterios Diagnósticos cuyos autores son Juan Francisco Romero Pérez y Rocío Lavigne Cerván, expone que “las Dificultades en el Aprendizaje se refieren a un grupo de trastornos que frecuentemente suelen confundirse entre sí” aunque añade que “las razones fundamentales de tal confusión son: la falta de una definición clara, los solapamientos existentes entre los diferentes trastornos que integran las Dificultades en el Aprendizaje, sobre todo cuando median aspectos de privación educativa y social, y, en tercer lugar, la heterogeneidad de la población escolar a la que se refieren”.

Aún así regalan una definición que limita las Dificultades en el Aprendizaje.  Hacen referencia, por tanto,  a un “grupo de problemas agrupados bajo las denominaciones de Problemas Escolares (PE), Bajo Rendimiento Escolar (BRE), Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA), Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) y Discapacidad Intelectual Límite (DIL). Que se manifiestan como dificultades –en algunos casos muy significativas- en los aprendizajes y adaptación escolares”.

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Un alumno presenta necesidades específicas de apoyo educativo por Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA) cuando muestra alguna perturbación en uno o más de los procesos psicológicos básicos implicados en el empleo del lenguaje hablado o escrito

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Gravedad, afectación y cronicidad

Una vez claras las siglas DEA se mostrarán los diferentes subtipos existentes. La guía Dificultades en el Aprendizaje: Unificación de Criterios Diagnósticos apunta a que atendiendo a cada individuo en particular, en cómo ellos interactúan con el entorno y los factores ambientales se pueden diferenciar a los alumnos con estos trastornos a tenor de “tres criterios”.

Esta guía, por tanto, señala la Gravedad como el primero de estos términos, y expone: “Considerado –este punto– desde la perspectiva de la persona que presenta la dificultad, no tratándose de una consideración estadística». Por tanto, «la calificación de Grave implica la importancia del problema, ausencia de posibilidad de remisión espontánea y necesidad de intervención externa especializada”.

A continuación habla del término de Afectación, y este indica “el carácter predominante del problema dadas las áreas personales: procesos, funciones y conductas afectadas”. Y, finalmente, el de la Cronicidad, que alude «al tiempo de duración del problema e indica las posibilidades de recuperación espontánea o mediante intervención especializada desde diferentes perspectivas: psicopedagógico, psicoterapéutica, médica o psicosocial”.

De aquí estriban –continúa la guía– cinco grupos: Tipo I en el que se incluirían los alumnos “con problemas escolares debidos a factores externos al propio alumno, que les afectan de modo coyuntural y que remiten de forma espontánea (sólo por la mediación educativa regular) o bien mediante acción tutorial”; tipo II en el que se encuentran los alumnos “que presentan bajo rendimiento escolar, siendo sus causas, en primera instancia, externas al alumno, si bien frecuentemente suelen combinarse con características personales que incrementan su importancia”; tipo III en el que se hallan los alumnos “con Dificultades Específicas de Aprendizaje, cuya causa originaria es independiente de las condiciones ambientales, pero su desarrollo y el grado de importancia que adquieran, sí están estrechamente vinculados a factores educativos”; tipo IV conformado por los alumnos “con Trastornos por Déficit de Atención con Hiperactividad”; y, para concluir, “los alumnos con Discapacidad Intelectual Límite, debida a causas personales graves, que afectan a áreas dominantes de modo profundo y que tienen un carácter crónico”, que se ubicarían en el tipo V.

Atendiendo a cada individuo en particular, en cómo ellos interactúan con el entorno y los factores ambientales se pueden diferenciar a los alumnos con estos trastornos a tenor a tres criterios

Dislexia, un enemigo silencioso

Una dificultad específica del aprendizaje común dentro de las aulas es la dislexia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como “desorden específico de la lectura”. Por otro lado, MAGISTERIO entrevistó a Araceli Salas, portavoz de la asociación Dislexia y Familia (Disfam), que lo define como “un trastorno del aprendizaje que se da en individuos con un nivel intelectual normal y superior a la media”. Y continúa asegurando que estas dificultades “se perpetúan en el tiempo” a la hora de leer y escribir, amén de afectar a otras áreas como “la memoria a corto plazo, la personalidad o la percepción espacio tiempo”.

Además, Salas añade que “cada caso –de dislexia– es diferente, puesto que existen diferentes grados” siendo en muchos niños “detectables los síntomas entre los 5 y 6 años de edad”. Se extrae, por tanto, que una detección temprana es clave para el niño y su aprendizaje. Salas es clara en cuanto al hecho de cómo deben abordar los padres este trastorno ya que asegura que es realmente importante “explicárselo de forma positiva, argumentar al retoño que su forma de aprender es diferente, más visual”, e insiste en este punto exponiendo que “se debe hacer ver a los niños que son inteligentes, con grandes capacidades”.

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La dislexia es un trastorno del aprendizaje que se da en individuos con un nivel intelectual normal y superior a la media

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Diferentes tipos de dislexia

La Asociación Andaluza de Dislexia (Asandis) publicó la Guía General Sobre Dislexia la cual muestra los diferentes tipos. La dislexia afecta a la lectura, por lo que cuando emprende una tarea aparentemente sencilla puede encontrarse con ciertas dificultades. En las matemáticas, también. Pueden ostentar un ágil cálculo mental, pero a la hora de plasmarlo en el cuaderno sobrevienen los problemas. La dislexia puede también afectar a la visión y audición, pero no siempre es así.

Síndrome de ‘Tourette’

Según Tourette Association of America define este síndrome como un “trastorno neurológico que se manifiesta primero en la infancia o adolescencia”. Sus síntomas son “tics involuntarios en la cara o brazos” además de producirse “tics vocales”. Asimismo, estas vocalizaciones pueden “incluir gruñidos, carraspeos, gritos y ladridos” aunque no es común, de proyectarse como “coprolalia –el uso involuntario de palabras obscenas o de palabras y frases inapropiadas en el contexto social– o copropraxia –gestos obscenos-”.

Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

El TDAH es un trastorno del desarrollo común entre los niños dilatándose durante la adolescencia y adultez. Las personas que lo padecen emprenden diferentes tareas y no llegan a poner el punto y final a ninguna.

Los síntomas que pueden hacer detectable este trastorno son la hiperactividad, la falta de atención e impulsividad. Más específicamente distraerse de forma rápida y continuada, tener dificultades procesando la información o diferentes contratiempos para seguir instrucciones.

Por otro lado, se han definido diferentes efectos positivos ligados a este trastorno como, por ejemplo, la creatividad, flexibilidad, entusiasmo, espontaneidad y energía.

Para mermar sus síntomas y facilitar el devenir de la vida diaria se hace uso de medicación y psicoterapia e, incluso, una combinación de diferentes tratamientos.

No solo son estos los trastornos o las dificultades específicas del lenguaje existentes. También se encuentran, entre otros, los trastornos de conducta o trastornos de ansiedad en los cuales se ahondará en próximos reportajes.

 

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