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¡Café y libros para todos!

Israel Berna
Maestro tuitero
1 de octubre de 2019
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¿Cuántas veces hemos oído el famoso “Café para todos” en referencia al despiporre y al lío existente entre las Comunidades Autónomas? 17 comunidades autónomas, 17 canales de televisión públicos, 17000 impuestos distintos, foralidades, mossus, ertxainas y otras tantas cosas que nos ha traído estos 17 reinos de taifas que hemos ido creando poco a poco en nuestro país. Pero vamos a sumarle algunas cosillas más.

Si han estado atentos a las noticias estos últimos días, resulta que La Asociación Nacional de Libros de Enseñanza (ANELE) ha denunciado los «mecanismos bastardos» que usan las comunidades autónomas para que los libros de texto «digan lo que ellos quieren y no lo que la ciencia dice”. Tras estas declaraciones, en una reunión posterior la asociación se reunió con la ministra de educación y en cierta manera se retractó, pero antes de eso, Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) denunció presiones debido a las 450 normas autonómicas en los últimos tres años que «amplían las diferencias territoriales entre los alumnos» y dan lugar a 51.528 títulos.

No sé querido lector si se ha quedado con la cifra: cincuenta y un mil quinientos veintiocho libros de texto en España… ¡Es un auténtico disparate! No solamente se queda en esto, sino que Ávila criticó «el nulo respeto a la libertad de cátedra» que ejercen los consejeros de «todas las autonomías» para lograr sus propósitos y conseguir que de los libros de texto «desaparezcan los ríos, como en el caso de Canarias». Atentos a la locura, como en Canarias no hay ríos, se “obliga” a los libros de texto a que no aparezcan ríos; como en Cataluña la han tomado por los Reyes Católicos, estos “desaparecen” de los libros de texto catalanes. Es algo que no se puede sostener.

No sé querido lector si se ha quedado con la cifra: cincuenta y un mil quinientos veintiocho libros de texto en España… ¡Es un auténtico disparate!

La descoordinación es total. Sinceramente me pregunto para qué narices sirve el Ministerio de Educación. Este Ministerio es más “maría” que las asignaturas que me cogía yo de libre configuración en la universidad. Parece que su función solamente se reduce a elaborar nuevas leyes educativas sin consenso ninguno con el fin de ser modificadas con el cambio de gobierno de turno. ¿No es una de sus funciones principales coordinar las iniciativas de las comunidades autónomas que tienen transferidas las competencias? Ahora bien, ¿Qué tipo de coordinación es esa, que según dónde vivas vas a recibir un contenido u otro según la comunidad autónoma donde te toque vivir?

¡Hace falta un pacto educativo ya! Y qué quieren que les diga, queridos lectores… ¡no veo camino de ello! Nos vienen unas nuevas elecciones y ni rastro de hablar de un tema que es crucial y en el que nos jugamos el futuro de nuestros hijos y de nuestra sociedad. Toda presión que hagamos en este sentido es poca, porque de no corregir este rumbo la desigualdad seguirá creciendo y esa igualdad de la que tanto hablan será una falacia.

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Comentarios

  1. JOSE
    1 de octubre de 2019 13:02

    Querido amigo Israel. De siempre los partidos políticos han utilizado la educación como «arma» de destrucción contra lo creado en la legislatura anterior del contrincante. ¿Quién va a ser el que de su brazo a torcer?
    Otro tema interesante es el de las editoriales, grandes empresas afines al poder. Negocio, polémica y división mientras unos cuentan euros otros discuten por los ríos, reyes católicos, etc.
    Es un tema ampliamente complejo que pasa por una única solución: entendimiento (como en el «Procés», las autonomías, la monarquía, el senado, las diputaciones, la religión y un largo etc.).
    Suerte!

    1. Israel Berna
      1 de octubre de 2019 20:32

      ¡Gracias por tus aportaciones José!
      Un saludo