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Que hablen los muertos

José Mª de Moya
Director de Magisterio
15 de octubre de 2019
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Como tenía 9 años cuando murió Franco y no me fío de lo que me cuentan, he querido acudir a las fuentes y dejar hablar a los muertos a través de las páginas de MAGISTERIO, que fue testigo privilegiado de aquellos terribles años. Reproduzco los editoriales publicados en tres fechas cruciales.

Abril de 1931. Proclamación de la República. El periódico dice mantener su independencia. “Ante la nueva situación, El Magisterio Español no tiene que hacer el menor cambio (…). Seguiremos con el criterio independiente de siempre, ajeno en absoluto a todo partido, tendencia o sector político; consagrado por completo a la defensa del maestro y de la escuela nacional, y procurando para ellos las mejoras y beneficios que en cada caso pueden alcanzar (…). Deseamos y esperamos que [el nuevo régimen] obtendrá el respeto para todas las creencia y los derechos e intereses legítimos de la sociedad”.

Julio de 1936. Comienza la Guerra. A pesar de que el periódico vuelve a publicar el editorial anterior, FETE-UGT lo incauta y publica este otro. “El Magisterio Español entra hoy en una nueva época. Se ha incautado del periódico y de la editorial la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza e inspiraremos nuestros trabajos en la política republicana, abarcando todo lo referente a lo social y a los pedagógico (…). En primer lugar, defenderemos la República democrática de trabajadores de todas clases y el programa del Frente Popular, que fue bandera de los partidos de izquierdas en las últimas elecciones (…). Conviene que afirmemos más y más el valor social, político y pedagógico de la escuela nacional (…). ¡Viva la Escuela Laica! ¡Viva la República democrática del Frente Popular!”. Meses después el anterior director de la publicación, Rafael Solana, fue asesinado.

Febrero 1939. Finaliza la Guerra. El periódico vuelve a sus propietarios y se pliega a la dictadura franquista. “Ahora se cumplen los treinta y dos meses de aquel día siniestro en que un grupo de maestros rojos tomó por asalto nuestra casa, desvalijó nuestras oficinas, destrozó el copioso depósito de libros de enseñanza que allá teníamos y montó la farsa de sacar con el mismo título una publicación atea y revolucionaria (…). Roto, pues, nuestro largo y forzoso silencio, iniciamos con estas líneas nuestra tarea y, cuadrados en actitud inquebrantable de disciplina y de prontitud a toda obediencia, saludamos brazo en alto al Caudillo de España: ¡Viva España! ¡Saludo a Franco! ¡Arriba España!”.

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