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Pese a todo, nos movemos

La Escuela amaestrada se ha convertido en el chivo expiatorio de los males de la juventud. Aún así, el sistema educativo avanza para superar los retos del siglo XXI.
Toni Solano
Dirtector IES "Bovalar"
http://www.repasodelengua.com/
26 de noviembre de 2019
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La Escuela se mueve pisando sobre seguro con años o siglos de tradición detrás, lo que ha permitido que la sociedad avance. ULIA KOLTYRINA

La Escuela es un elefante: grande, resistente y longevo, pero también es inteligente y noble, aunque lento y pesado. A la Escuela, como a los elefantes de la India, se la ha ido amaestrando para que sirva a la sociedad: no pierdan de vista esa imagen del elefante ayudando a los campesinos con las arduas tareas y no la imagen de una Escuela amaestrada para el espectáculo como en el circo.

La Escuela se mueve pisando sobre seguro con años o siglos de tradición detrás. Eso ha permitido que las sociedades avancen, crezcan y mejoren con el tiempo. Sin embargo, en las últimas décadas parece que la Escuela se ha quedado rezagada y muy por detrás de lo que demanda la sociedad. No sabemos bien si es un espejismo o es de verdad un retraso.

Los avances tecnológicos y los profundos cambios sociales de finales del siglo XX han cuestionado el papel del sistema educativo y de todos los que participamos en él. Es posible que las exigencias de la sociedad hayan cambiado, que las urgencias sean otras, que los que deben guiar a la Escuela no sepan cómo hacerlo o ni tan siquiera tengan claro hacia dónde ir. Hemos visto aparecer el mundo digital como un géiser de información desbordada con el que difícilmente se puede lidiar en el aula.

La Escuela, que había sido depositaria, dosificadora y jerarquizadora del saber, debe gestionar ese torbellino de contenidos bajo un modelo demasiado rígido y compartimentando de asignaturas y niveles. Para complicar aún más el asunto, los modelos sociales se han trastocado y la institución educativa ha perdido su condición de referente de éxito, siendo reemplazada por dudosos modelos televisivos o por seductores encantos de las redes sociales.

La Escuela sentenciada

La Escuela amaestrada, lejos de resultar una garantía de futuro, se convierte en el chivo expiatorio de los males de la juventud, como si no hubiera sabido o podido ponerse a la altura de los retos del siglo XXI. En esta foto fija de una Escuela paralizada conviene detenerse un instante y preguntarse qué ocurre entre bastidores. Es cierto que han cambiado fuera muchas cosas, pero también los centros educativos han ido adaptándose a ello en la medida de lo posible.

Los docentes se han actualizado, algunas estructuras organizativas se han flexibilizado, se ha proporcionado ayuda a quienes lo han necesitado, se han abierto debates acerca de los objetivos y métodos para la mejora educativa. Sin embargo, el elefante educativo requiere comida en abundancia, recursos que no siempre han estado ahí. Por ejemplo, se extendió la escolarización obligatoria de los 14 a los 16 años, pero no se facilitaron los medios necesarios para que esa ampliación garantizase de verdad unos resultados de calidad.

Se extendió la escolarización obligatoria de los 14 a los 16 años, pero no se facilitaron los medios para que esa ampliación garantizase unos resultados de calidad.

Se planteó también un sistema diseñado para la igualdad de oportunidades con el fin de no dejar a nadie atrás, pero se olvidó que la Escuela no obra milagros fuera de sus muros y que la desigualdad social acaba provocando una brecha educativa, por mucho que docentes y familias pongan de su parte. Para mayor desgracia, algunos políticos convirtieron la Escuela en un campo de batalla en el que dirimir cuestiones ideológicas para arañar votos: un sistema educativo sometido a tirones de uno y otro lado.

Pese a todo, nos movemos. Somos un elefante al que es difícil detener. Algunos nos quieren ver convertidos en ratón y otros en mamut, pero los que nos sentimos maestros de verdad sabemos que avanzaremos, lentos pero seguros.

Retos educativos

  1. Tecnología y sobreinformación. Con la llegada del mundo digital y su desbordante información, la Escuela y su modelo rígido y compartimentado de asignaturas y niveles se ha visto resentido a la hora de gestionar tal nivel de contenido.
  2.  Cambio social. La era tecnológica también ha propiciado la modificación de los modelos sociales, replanteando así la propia reputación de la institución educativa como condición de referente frente a dudosos modelos televisivos o por seductores encantos de las redes sociales.
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