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Reinventar las clases de Educación Física

Carlos García
CEO de Urban Planet
4 de febrero de 2020
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© KAPONA

Uno de cada tres niños españoles de entre 8 y 16 años tiene exceso de peso. Más del 14%, obesidad. Estos datos no son nuevos, se dieron a conocer hace unos meses gracias al informe realizado por Unicef y la Gasol Foundation, un estudio que refleja la realidad de los niños y jóvenes de nuestro país, los cuales han cambiado los juegos en las calles por las tardes en el sofá pegados a un pantalla.

Y es que según este estudio, el 54,5% de los niños y adolescentes supera entre semana el tiempo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que pasen frente a una pantalla, fijado en un máximo de 120 minutos al día. De esta forma, los chicos pasan ante la televisión, el ordenador, la tableta, el móvil o los videojuegos una media cercana a las tres horas, una hora más de la recomendada.

Esta dependencia o adicción a las pantallas tiene su reflejo en la salud de los más pequeños, aquellos más vulnerables, ya que este ‘enganche’ deriva en problemas de sedentarismo y sobrepeso a edades en las que no deberían parar quietos corriendo, saltando y haciendo un sinfín de deportes. La casa se les debería quedar pequeña, sin embargo, mientras la tecnología nos ha hecho avanzar como sociedades y como seres humanos, también ha provocado que nuestro estado de forma haya retrocedido, porque cuanto más se ha incorporado a nuestra vida, más hemos apartado de ella la actividad física. Como si fueran incompatibles, cuando es todo lo contrario.

No se trata de enfrentar la tecnología y el deporte a ver quién es mejor ni de renunciar a ella. Son dos caras de una misma moneda que pueden convivir y complementarse de una manera voluntaria y saludable. Por ejemplo, si nos paramos a pensar en cómo acceden los niños al deporte a través de las clases de Educación Física podemos llegar a entender por qué prefieren en muchas ocasiones pasar su tiempo libre pulsando los botones de su videoconsola.

El plinto, el minitrán, vueltas corriendo al gimnasio, series de sentadillas, flexiones, abdominales y lanzamientos de balón. No parece la mejor manera de introducirse en un hábito saludable, pues con tanta serie lo que acaba pareciendo es un capítulo de terror.

El sistema educativo español, por desgracia, todavía sigue anclado en décadas anteriores, lo que no solo hace que el rendimiento escolar sea inferior al del resto de países, sino que puede perjudicar la salud de los niños. Porque estas clases de Educación Física no fomentan el ejercicio con estos antiguos planteamientos, al revés. Por lo que revertir el sobrepeso rampante es muy complicado desde esa óptica.

"La Educación Física requiere de un profundo cambio que no solo haga a los niños más atléticos y sanos, sino que les inculque el amor y el hábito por el deporte"

En un momento en el que nos llevamos las manos a la cabeza por los resultados del último Informe PISA, en el que España ha obtenido sus peores calificaciones en Ciencias y se ha estancado en Matemáticas, olvidamos que hay una asignatura aún más olvidada, la Educación Física. Una materia que nadie se preocupa por innovar y adaptarla a los tiempos actuales. Y quizá, eso derivaría en un mejor rendimiento en las asignaturas más ‘sesudas’, pues ya se sabe, ‘mens sana in corpore sano’.

En esta tesitura, urge replantear la dinámica actual. La Educación Física en España requiere de un profundo cambio que no solo haga a los niños más atléticos y sanos, sino que les inculque el amor y el hábito por el deporte. Educar consiste en eso, y debería ser prioridad si no queremos que la población del futuro tenga serios problemas de salud a largo plazo, todos ellos derivados de un exceso de peso que se podía haber evitado.

¿Y cómo se puede cambiar esta realidad? Con una reformulación de estas clases de Educación Física y un compromiso de los padres por encontrar para sus hijos un deporte que practiquen con asiduidad por el mero hecho de divertirse practicándolo a través de la integración de la diversión en la actividad deportiva.

Saltar el potro o dar vueltas a la pista de atletismo no tiene ningún aliciente para los niños, pero ¿saltar en una cama elástica? ¿hacer acrobacias increíbles? ¿retar a sus amigos en carreras por circuitos de obstáculos? Puede parecer algo simplemente lúdico, pero por poner un ejemplo, con 10 minutos de ‘jumping’, una nueva modalidad deportiva, se logra lo mismo que corriendo durante 30 minutos, además de que se reduce el riesgo de padecer lesiones, ya que el ejercicio aeróbico reduce el impacto en un 40% frente a actividades convencionales, según datos de la NASA.

De este modo, los niños no solo hacen deporte, sino que se divierten, descargan adrenalina, dan rienda suelta a su imaginación, se relacionan con sus compañeros y empiezan a generar un hábito deportivo, pues si se lo pasan bien, querrán repetir más veces, algo que muchos jóvenes ya están empezando a hacer. Y esto es solo un ejemplo de todas las posibilidades que tenemos hoy a nuestro alcance para hacer esa renovación tan urgente que necesita la Educación Física actual, la cual puede hacerse también de la mano de la tecnología, pues insistimos, no son incompatibles, solo hay que adaptar la innovación al deporte.

No se trata de modas o tendencias; hablamos de la salud de nuestros hijos, la cual puede mejorar notablemente pasando del potro y el minitrán al Trampoline Park.

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