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¿Qué se puede hacer desde el aula para educar en igualdad?

Poca presencia de personajes femeninos en libros de texto, inexistencia de planes sobre igualdad en el grado de Magisterio, separación de alumnos y alumnas en algunos colegios. Estos y otros estereotipos presentes aún en las aulas contribuyen, según los expertos, a dificultar la igualdad en la Educación.
Pilar R. VeigaViernes, 6 de marzo de 2020
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¿Qué pueden hacer los centros para conseguir de verdad educar en igualdad? «La escuela puede hacer mucho por la igualdad, especialmente entre aquellos alumnos de contextos difíciles», subraya a Efe la maestra, psicopedagoga y asesora de Formación de Profesorado en Cáceres, María García Barrantes. Sin embargo, habría que empezar por la propia carrera de Magisterio, donde «no hay igualdad de género», ya que como ocurre en enfermería y otros empleos de cuidados el número de ellas supera al de ellos.

El reciente informe Igualdad en cifras del Ministerio de Educación señala que la profesión docente es una carrera claramente feminizada, especialmente en Infantil, donde las mujeres representan el 97,7%, mientras que en la Universidad el porcentaje es del 41,8%.

Niñas profesoras, niños ingenieros

Se sigue manteniendo un rol antiguo en el que «las niñas para profesoras y los niños para ingenieros», reconoce García, que recuerda que en la actualidad ni en la carrera ni el máster para dar clase en Secundaria hay «un plan de estudios sobre igualdad». «Luego en clase, si eres un docente sensible con estos temas los trabajas en tu aula, sino no», asegura.

Sobre los colegios que separan a los chicos y chicas, esta maestra enfatiza: «No hay que segregar por sexo ni raza ni capacidad intelectual, son escuelas de todos y todas, todos somos diferentes y todos tenemos que convivir juntos, estamos en igualdad de derechos y retos».

La prevención de la violencia machista también tiene su relevancia en la escuela –añade García– pues «un niño que ve que en casa se desprecia a su madre pero en la escuela ve que eso no está bien, sabrá que está mal». Ejemplo de actividades en los colegios para reconocer el papel de las mujeres es el organizado por el centro concertado «Fuentelarreyna» de Madrid, que se ha decorado con fotos de mujeres importantes a lo largo de la historia para que se sepa que en todos los campos del conocimiento han estado ellas también.

La prevención de la violencia machista también tiene su relevancia en la escuela –añade García– pues "un niño que ve que en casa se desprecia a su madre pero en la escuela ve que eso no está bien, sabrá que está mal"

Y, ¿qué hacer para acabar con la idea de que las matemáticas les son más áridas a las chicas? El presidente de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas (Fespm), Onofre Monzó, afirma que se debería matizar qué significa «más áridas». «Si nos referimos a los resultados en estudios internacionales, es verdad que en matemáticas los chicos obtienen puntuaciones significativamente más altas que las chicas, pero este hecho no significa que los chicos estén mejor dotados para las matemáticas», comenta.

Monzó recalca que «las chicas están, habitualmente, mejor adaptadas al sistema educativo, tanto en interés como en dedicación y suelen obtener mejores resultados que ellos». «El problema surge en que, al acabar el Bachillerato, las chicas suelen elegir carreras de salud y ciencias sociales y humanística» pero en el caso de Matemáticas no se aprecia diferencia de género en su elección y la brecha aparece según avanzamos en la carrera académica si nos fijamos en el número mujeres que dirigen equipos de investigadores o son catedráticas de Universidad», especifica.

Otra cosa son las carreras técnicas, según Monzó, en las que sí se aprecia un sesgo muy importante a favor de los chicos. Por ello, habría que «fomentar la motivación hacia el estudio y la mejora de la confianza y percepción de uno mismo en relación con las materias que se estudian». Toda la sociedad debería contribuir para reducir la brecha de género y evitar «la interiorización de estereotipos, primero desde las familias y siguiendo en los centros», manifiesta Monzó.

"Soy mujer y me gusta"

Cristina Gutiérrez, la directora de La Granja, Ability Training Center –granja escuela por la que desde hace 37 años pasan niños de centros escolares públicos, concertados y privados– subraya la importancia de enseñar a respetarse a uno mismo, al de al lado y la igualdad entre géneros. Gutiérrez, que es una de las ponentes de Emociona Tour 2020, impulsado por EduCaixa y La Granja para explicar a profesionales de la Educación la importancia de la inteligencia emocional, se alegra al recordar cómo una chica tras una actividad le dijo: «Soy mujer y me gusta».

En el campamento, que suele durar tres días, entrenan con los adolescentes habilidades como el liderazgo con un caballo, una habilidad que te hace «fuerte». «Te doy un caballo y te digo haz que te siga, si tú no estás segura de ti misma el caballo no te sigue y pesa 500 kilos…». El caballo seguirá «la confianza» del adolescente, no el personaje que se haya creado en las redes sociales, recalca.

No obstante, Gutiérrez asevera que «hay muchos mitos en la cabeza», pues cuando estás con ellos ves que no hay diferencia entre niño y niña para que le siga un caballo, sino que «todo se basa en la confianza y eso depende de lo que ha vivido, su familia, colegio, valores».

Lamenta que más de la mitad de los adolescentes que acuden al campamento tienen baja autoestima e inseguridad, sobre todo en la ESO, pues «la adolescencia es una época difícil a la vez que interesante». «Hay mucho trabajo de sensibilización por hacer en la escuela», añade, ya que de lo que se trata es de «respetarnos todos».

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