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Un monstruoso juego familiar para no pelear

Por Claudia Rodríguez Pacho (Docente y facilitadora del programa "En Sus Zapatos").
En Sus ZapatosMartes, 14 de abril de 2020
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En una situación como la que estamos viviendo actualmente es fácil que surjan conflictos en casa y siempre deben ser abordados de manera respetuosa y amable por todos los miembros de la familia, especialmente en un momento tan crítico como este. Las emociones juegan un papel básico en las situaciones de aislamiento por ello será importante buscar la calma a la hora de resolver los conflictos. De esta manera evitaremos ser “secuestrados” por el miedo, la rabia o la tristeza. Aun así, en el caso de que eso ocurra, debemos perdonarnos.

Para lograr todo eso, tenemos que empezar por identificar la emoción que nos está dominando. Mediante el dibujo, los niños se expresan de manera más fluida, por eso, vamos a utilizar esa técnica en este juego.

Os propongo un juego muy sencillo para ayudarnos a empatizar en el seno de la familia. Es fácil, solo necesitamos un folio por persona, lápices de colores y mucha imaginación.

 

JUEGO “ADIVINA MI MONSTRUO”

1.Cada miembro de la familia en un folio se tiene que dibujar a sí mismo y detrás de él, debe dibujar a su propio monstruo. Pero, ¿quién es su monstruo? Este cartel que representa el dolor emocional, puede servirte de referencia, si quieres. Descargar el poster pinchando aquí.

El monstruo va a representar la emoción que a cada uno le haya “secuestrado” en algún momento durante este tiempo de aislamiento. Aquella emoción que no hemos podido controlar y que nos ha hecho explotar o nos ha llevado a actuar de una forma de la que ahora nos arrepentimos.

Pero ese monstruo no puede ser un monstruo normal, tiene que “llevar puesto” características de la emoción o emociones que representa. Es decir, tenemos que dibujarlo pensando en lo que nos provoca y, pensando en eso, nos saldrán líneas rectas, o curvas, o líneas irregulares, o lo pintaremos en color rojo, o color negro, o dibujaremos lágrimas, o su cara estará tensa, o su cuerpo decaído… Dibujaremos todas aquellas características que nos produzca la emoción en el personaje del monstruo. Se puede ser tan creativo como se quiera, decorando su ropa, poniendo la forma del cuerpo que nos parezca que le identifica, se pueden usar texturas o distintos materiales… Todo destinado a que posteriormente nuestra familia pueda adivinar la emoción de la que se trata.

2. Cuando todos los miembros de la familia tengan su dibujo preparado, nos sentamos en un círculo y de uno en uno vamos intentando ver qué emoción ha “secuestrado” a cada miembro de la familia a través de lo representado en el monstruo. Por ejemplo, podemos analizar un dibujo y ver que la persona que lo ha hecho ha utilizado mucho el color rojo, que hay líneas muy rectas… ¿habrá dibujado el monstruo de la rabia?

3.Cuando tengamos identificada la emoción de una persona, le pedimos que comparta en el círculo en qué emoción pensaba cuando lo dibujaba, en qué momento el monstruo le secuestró, qué hicieron los demás miembros de la familia cuando pasó eso, qué hizo la persona “secuestrada”, qué hicieron los demás para ayudarle, qué podía haber hecho la persona para controlar a su monstruo o qué hará la próxima vez para ganarle la batalla…

4.Una vez que hayamos pasado por todos los miembros de la familia y cada uno haya identificado a su monstruo y “confesado” su “secuestro”, podemos firmar cada uno detrás de nuestro dibujo y una persona se encargará de guardarlos todos juntos en un cajón. Podemos agradecer a nuestros monstruos lo que nos han enseñado y decirles que por el momento no les necesitamos y por eso les vamos a dejar encerrados en el cajón, para que no nos molesten.

5.Sin embargo, es inevitable que en determinadas situaciones el monstruo nos vuelva a “secuestrar”, por eso hay que estar preparado para cuando vuelva a ocurrir y reconocerle para ganarle la batalla. Para salir victoriosos, y no hacernos daño ni a nosotros ni a los demás, lo primero que tenemos que hacer en cuanto nos damos cuenta de que estamos “secuestrados”, es calmarnos. Para eso usaremos la respiración, vamos a respirar como un árbol. Así que, ¡manos a la obra! (Descargar el poster de “El Árbol” pinchando aquí)

6.Para terminar el juego, nos damos un fuerte abrazo entre todos cuando acabamos. La próxima vez que nos “secuestre” el monstruo, nosotros y nuestra familia sabremos identificarlo y respirando llegaremos a la calma para ¡ganarle la batalla!

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Desde la Asociación Teatro de Conciencia, y desde el programa En Sus Zapatos, queremos seguir facilitando la alfabetización emocional de adultos y niños, en este caso sin teatro–como lo hacemos habitualmente, pero sí con otros recursos. Puedes sugerirnos temas escribiendo a: info@teatrodeconciencia.org

Ofrecemos también un Servicio de atención telefónica gratuito: TELECONVIVENCIA (teleconvivencia@teatrodeconciencia.org) para ayudarte a abordar de otra manera la comunicación con tus hijos en relación a su disciplina con las tareas escolares, a sus relaciones conflictivas entre hermanos, a su frustración o miedo por el momento en que vivimos… Envíanos un breve mail explicándonos el motivo y te concretaremos un encuentro telefónico con una de nuestras facilitadoras de “En Sus Zapatos”.

 

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