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La adaptación de la escuela al Covid-19: ¿online forever?

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El cierre de muchos colegios en respuesta al Covid-19 ha forzado una transición tan rápida como inesperada al aprendizaje online. Algunos argumentan que, como no hay mal que por bien no venga, se trata de un proceso de transformación muy necesario, que convertirá a la educación en una experiencia más innovadora y colaborativa. Dicho de otra forma, por razones de fuerza mayor, la educación (tan resistente siempre a los cambios) por fin se ha modernizado y ha adoptado la tecnología. Por tanto, estos cambios son bienvenidos y están para quedarse.

Pero la experiencia ha sido muy dispar. Circulan los videos de alumnos realizando tareas de forma coordinada desde sus casas gracias a Zoom que nos asombran y nos conmueven. Pero también circulan las historias de alumnos que se aburren de una experiencia solitaria y repetitiva con contenidos prefabricados online, que les desmotiva.

Considero fundamental poder aprender de las épocas de crisis. Pero para ello es necesario entender qué ha funcionado y qué ha fallado en este contexto tan difícil. Las proyecciones de cara al futuro son complejas, pues deben considerar varias etapas: la apertura de colegios durante el tiempo que tengamos que convivir con Covid-19 (se estima que entre 1 y 2 años al menos); los posibles cierres de colegios si la expansión se acelera de nuevo; y la época post-Covid-19. Creo que es razonable pensar que algunas medidas, como el distanciamiento social, sólo se mantendrán durante el tiempo en que siga entre nosotros el Covid-19.  Pero otras, como el aprendizaje online, sólo se adoptarán más allá del cierre de los colegios si demuestran su eficacia.

Considero fundamental poder aprender de las épocas de crisis. Pero para ello es necesario entender qué ha funcionado y qué ha fallado en este contexto tan difícil

Los estudios que han comparado el aprendizaje de los alumnos que han utilizado al 100% herramientas online, con aquellos que han asistido a clases presenciales, ponen de manifiesto que la tecnología es un mal sustituto del docente. Un buen profesor lo es porque es capaz de realizar muchas tareas simultáneamente: explicar de forma didáctica el contenido, motivar a los alumnos, gestionar la diversidad del alumnado potenciando lo mejor de cada uno, identificar a los que se quedan rezagados y encontrar formas de que se sumen al grupo, conseguir que los alumnos desarrollen su curiosidad y las ganas de aprender… Y una infinidad de características que la tecnología difícilmente puede sustituir.

Es pues una fantasía pensar que la tecnología puede sustituir al profesorado una vez abran las aulas. Pero la tecnología sí puede convertirse en un buen complemento del docente. Por tanto, lo que sí resulta no sólo factible, sino deseable, es que una vez que docentes y alumnos se han familiarizado con las herramientas online, se pueda implementar un modelo “blended” (o mixto) que combine lo presencial con la tecnología. Este modelo permite a los docentes grabar las clases en video, o recomendar a los alumnos videos de otros profesores u otras herramientas online, de forma que puedan dedicar más tiempo a las cuestiones más complejas, como la resolución de problemas de los alumnos, el trabajo en equipo o el desarrollo del pensamiento crítico. Es decir, se podrían “automatizar” algunas tareas, como explicar el contenido de una clase, y dedicar las clases presenciales a las tareas que sólo se pueden resolver a través de la interacción entre el docente y el alumno, o a través de la participación de varios alumnos.

Los estudios que han comparado el aprendizaje de los alumnos que han utilizado al 100% herramientas online, con aquellos que han asistido a clases presenciales, ponen de manifiesto que la tecnología es un mal sustituto del docente

Este modelo “blended” podría ser particularmente útil durante el período en el que la necesidad de respetar el distanciamiento social suponga una reducción en el número de alumnos que puede asistir a clase simultáneamente. La adopción de este modelo una vez se supere el Covid-19 dependerá de la calidad de los elementos online que se empleen. El hecho de que tanto docentes como alumnos se hayan visto forzados a utilizar herramientas online, supone que han podido descubrir las ventajas y también discernir mejor entre el amplio espectro de opciones según la calidad. Pero podría ocurrir lo contrario. Una mala experiencia con herramientas online de baja calidad durante el cierre de colegios, o durante la adopción de medidas de distanciamiento social, corre el riesgo de generar un rechazo a la “ed-tech” en sentido amplio.

Tras el inesperado cierre de los colegios muchos docentes se habrán visto desbordados por la necesidad de modificar radicalmente sus métodos de enseñanza en muchos casos con poco apoyo. Creo que una de las mayores ventajas de la tecnología es la creación de plataformas donde los profesores intercambian experiencias y aprenden unos de otros. El éxito de estas plataformas colaborativas, que en muchos casos permiten a los docentes de diferentes países intercambiar experiencias, opiniones y recursos, es la mejor prueba de su utilidad.

Creo que una de las mayores ventajas de la tecnología es la creación de plataformas donde los profesores intercambian experiencias y aprenden unos de otros

También las familias se han visto desbordadas, pues en cuestión de días han pasado a tener una enorme responsabilidad sobre el aprendizaje diario de sus hijos. Y han tenido que asumir esta responsabilidad en un contexto de gran incertidumbre y estrés. Mientras tengamos que convivir con Covid-19 parece probable que los hijos pasen más tiempo estudiando en casa, mientras se tengan que implementar turnos para evitar la presencia de todos los alumnos en la misma aula. Ello coincidirá con una etapa de gran incertidumbre por el impacto que Covid-19 tendrá sobre la economía y el empleo. Por tanto, no se puede asumir que las familias podrán improvisar y dedicar gran parte de su tiempo durante un período tan prolongado. De nuevo mediante el uso de la tecnología los padres pueden hacer un seguimiento mejor de los avances de sus hijos y de sus necesidades, así como seguir pautas que les orienten en lo que se espera de ellos en casa. La colaboración entre docentes y padres será esencial para conseguir que, tanto en casa como en el colegio, los alumnos obtienen el apoyo de unos y otros. La tecnología puede facilitar esta colaboración mediante la información compartida.

Los alumnos necesitan de la interacción con los docentes y con el resto de sus compañeros. Es probable que muchos de los cambios tan bruscos que hemos experimentado no tengan vuelta atrás. Pero esta crisis probablemente haya servido más para poner de manifiesto la importancia de los docentes que lo contrario.

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Comentarios

  1. Antonia Rosado
    10 de agosto de 2020 18:41

    La pandemia del Covid-19 ha cambiado por completo al mundo. En el area educativa es necesario implantar nuevas estrategias para crear conciencia de proteger nuestra salud pero tambien como seguir el proceso de aprendizaje por medio de la tecnologia.