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Fernando Campos: "No se evalúa la eficacia del sistema ni la competencia docente para motivar a los jóvenes"

La falta de orientación en todos los ámbitos de la Educación es el principal motivo de la brutal tasa de abandono escolar que sufre nuestro país. Según Eurostat, España ocupa el primer puesto de la UE en este ranking. Nada menos que el 17,3% de los jóvenes entre 18 y 24 años da carpetazo a sus estudios en Secundaria. Lo que en sus niveles universitarios se traduce en un abandono de uno por cada tres estudiantes. Hablamos con Fernando Campos, presidente del Círculo Europeo por la Orientación Vocacional (Cepov).
Diego FranceschLunes, 13 de julio de 2020
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Fernando Campos es presidente del Círculo Europeo por la Orientación Vocacional (Cepov).

El Círculo Europeo por la Orientación Vocacional (Cepov), del que es presidente Fernando Campos, ha convocado virtualmente a los principales agentes del sector educativo en el III Encuentro por la Orientación en España, con el objeto de buscar soluciones, de forma conjunta, y pasar a la acción. Así han podido contrastar sus aportaciones profesores, orientadores, representantes de institutos, colegios y universidades públicas y privadas, asociaciones de padres y madres como Ceapa, la agencia de certificación Aneca y un nutrido grupo de portavoces institucionales de CEOE, SEPE, FEMP, AE, FP-Empresa, Injuve o UGT.

Entre sus reivindicaciones, la práctica totalidad de los ponentes han coincidido en la imperiosa necesidad de trabajar e integrar un sistema unificado de orientación vocacional, académico y laboral que acompañe al joven durante su vida como estudiante. Y partiendo de este comienzo dotar de mayores recursos a la orientación; dar formación, evaluación y certificación a los orientadores e implementar planes de orientación en centros educativos y en los de FP. Insistieron igualmente en potenciar la colaboración del mundo educativo con el mercado de trabajo, poniendo especial foco en las profesiones del futuro y el emprendimiento empresarial.

Uno de los principales clamores del grupo fue la imperiosa adecuación entre los perfiles que demanda la empresa y la oferta educativa y, en este sentido, se  llamó  a una mayor implicación de las empresas. Pidieron además mejor coordinación y sinergia entre administraciones públicas, locales y las comunidades autónomas para alcanzar un Sistema Integral de Orientación, SIO. Hablamos de todo ello con Fernando Campos, presidente de Cepov.

¿A qué crees que se debe el alto índice de abandono temprano de España?

–A varios motivos: entorno familiar socioeconómico poco favorable, desmotivación personal y familiar y una insuficiente orientación vocacional y académica.

¿Por qué no se han adoptado medidas para reducirlo o las que se han adoptado no han acertado?

–No se han adoptado medidas eficientes que tengan en cuenta las circunstancias sociofamiliares y tampoco hay un sistema generalizado de orientación que ofrezca información y atención personalizada a todos los alumnos y alumnas. Además, no se asignan recursos suficientes para que los orientadores hagan bien su trabajo en las diferentes etapas educativas, desde temprana edad, hasta la incorporación el mercado laboral. Se trata, en definitiva, de tener voluntad política para que la orientación sea considerada como un componente de interés estratégico para el sistema educativo y económico.

¿Qué opinas de la repetición de curso?

–Debe haber opciones más imaginativas, que ofrezcan un seguimiento del aprendizaje de cada alumno, por medios distintos de los exámenes, como trabajos en equipo, experiencias prácticas, seminarios temáticos de apoyo, etc… Repetir curso significa frustración y baja autoestima.

Nuestro sistema educativo está muy basado en continuas evaluaciones a los alumnos y, sin embargo, no se evalúa la eficacia del sistema ni la competencia de los docentes para motivar a los jóvenes a formarse para un mercado laboral, que perciben muy incierto.

¿Está minusvalorada la orientación educativa y profesional en España?

–Está insuficientemente regulada y atendida, escasa de recursos y de tiempo lectivo disponible; adolece de formación adecuada de los orientadores, especialmente sobre la información laboral; ratio de alumnos por orientador inadecuado; hay descoordinación entre administraciones educativas; poca colaboración regular con universidades y empresas.

Nuestro sistema educativo está muy basado en continuas evaluaciones a los alumnos y, sin embargo, no se evalúa la eficacia del sistema ni la competencia de los docentes para motivar a los jóvenes a formarse para un mercado laboral, que perciben muy incierto

¿Qué propone vuestra organización para atajar este problema del abandono?

–Proponemos un sistema integral de orientación desde temprana edad, como derecho universal de los estudiantes, con un seguimiento tutorial personalizado, conectado con experiencias laborales, y empleo de nuevas tecnologías de la información, para que conozcan las diversas posibilidades de formación y empleos y de pasarelas de formación de unos a otros niveles.

También un desarrollo de formación permanente a los orientadores para que dispongan de información en tiempo real sobre los perfiles profesionales que demandan las empresas de su entorno y sobre los nuevos estudios posibles asociados.

Y, en tercer lugar, la creación de entidades público-privadas, en los diferentes niveles de la Administración, que gestionen en tiempo real las informaciones sobre las carreras y sobre las demandas de perfiles laborales y que coordinen las diversas actividades de orientación con jóvenes, orientadores y familias.

¿La FP sigue sin ser atractiva a nuestros alumnos? ¿Cómo afrontar este problema?

–Hay que difundir más información presencial o digital; que permita el conocimiento de las diferentes opciones, empleabilidad, potencial salarial; conocimiento de puestos reales de trabajo; también se necesita la colaboración de las empresas del entorno geográfico y su posible implicación en programas de FP Dual.

Por parte de las administraciones públicas habrá que estimular la colaboración, especialmente de las pymes, con incentivos, que les compense el esfuerzo e inversión que deben realizar.

Para mejorar la imagen de la FP también hay que mejorar –en muchas comunidades autónomas– las instalaciones y los medios con que se trabaja en los centros.

¿Qué hacer para estrechar la relación entre el sector educativo y el empresarial?

–Se trata de hacer un esfuerzo conjunto por conectar el mundo educativo con el mundo laboral, con actividades y programas concretos, que lleguen a todos los territorios. Y crear estructuras que gestionen esas relaciones de forma continua, que trabajen con organizaciones empresariales, sindicales, las comunidades autónomas y  ayuntamientos, como ocurre en otros países.

Se trata de hacer un esfuerzo conjunto por conectar el mundo educativo con el mundo laboral, con actividades y programas concretos, que lleguen a todos los territorios

¿Crees que la nueva ley educativa, la «ley Celaá», va a atajar alguno de estos problemas?

–Habrá que estudiar el resultado final de la ley, una vez que la haya aprobado el Parlamento. Hay la expectativa de que se pretende desarrollar mucho más la Formación Profesional y la ministra de Educación ha hecho declaraciones sobre la necesidad de pactar una alianza entre la comunidad educativa y el tejido empresarial. El asunto es que los principios de la Ley se materialicen en hechos reales.

¿Lo estamos haciendo bien para fomentar las vocaciones STEM? ¿Qué más podemos hacer?

–Hay diferentes iniciativas que trabajan por ello, pero no alcanzan a la mayoría de los estudiantes, ni a todos los territorios. Deberán empezar desde temprana edad, con juegos y evitando la brecha de géneros. Hay mucha necesidad de comunicar a la sociedad la necesidad de que los jóvenes se formen para las profesiones de futuro y en particular a las jóvenes, con medios de comunicación digitales, que les estimulen, con informaciones objetivas y estímulos emocionales.

¿Son útiles plataforma virtuales de autoorientación, tipo FPbice, Orientaline o Wikigrado?

–Son útiles, pero no suficientes. Siempre es necesario el trabajo personalizado de lo orientadores y las experiencias presenciales en universidades, centros de FP y empresas.

¿Qué papel juega en todo esto la familia? ¿Cómo ayudarles desde el sector de la orientación?

–La familia siempre es un factor decisivo en la elección profesional de los y las jóvenes. Los padres y madres también deben recibir asesoramiento sobre la forma de abordar el tema, para no influenciarles negativamente, sino acompañándoles en sus decisiones. También facilitándoles formación presencial y vías actualizadas de información sobre los nuevos estudios emergentes y la empleabilidad previsible de éstos.

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