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"No estamos preparados para la semipresencialidad ni la enseñanza online"

Los inspectores Alicia Espíldora y Manuel Martínez defienden que en esta situación sus funciones están más justificadas que nunca, pues velan por que los alumnos reciban una Educación de calidad.
Teresa ÁlvarezMiércoles, 28 de octubre de 2020
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Alicia Espíldora y Manuel Martínez son inspectores de Educación en la provincia de Toledo | MAGISTERIO

Castilla-La Mancha se enfrenta a diversos retos a nivel educativo. A los problemas habituales, como el abandono escolar temprano, la conflictividad y violencia en las aulas o la situación de vulnerabilidad del profesorado, se ha unido este 2020 un tema que está desbancando a todos: la Covid-19. En MAGISTERIO hemos tenido la oportunidad de analizar la situación desde un punto de vista diferente, como es el que conforman los inspectores de Educación.

¿Qué debe entender alguien ajeno al ámbito educativo por la figura del inspector?
—El Inspector es un referente de la comunidad educativa, que garantiza los derechos y deberes de todos a través del cumplimiento de la normativa. Es quien comparte con los centros educativos el objetivo común de lograr el desarrollo académico y personal de todos los alumnos.

¿Cuáles son las funciones que cumplís?
—Controlar y supervisar el cumplimiento de la normativa, asesorar a los miembros de la comunidad educativa en relación con sus deberes y derechos para garantizar una educación de calidad; evaluar centros, programas, directores y profesores; informar a la administración educativa; y contribuir a que la enseñanza se imparta con unos altos niveles de calidad dando respuesta a todos y cada uno de los alumnos.

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Se han ido tomando decisiones de manera puntual, pero no las medidas estructurales necesarias

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¿Se han visto estas modificadas por la Covid-19 y los cambios que están teniendo lugar en el sistema educativo?
—Las funciones del inspector nunca deben cambiar. Precisamente en esta situación excepcional es fundamental que se garantice el derecho que tienen todos los alumnos a recibir una educación de calidad, teniendo en cuenta sus circunstancias personales, sociales y emocionales. Cualquier medida que se tome en estos momentos no debe perder de vista que el objetivo de la escuela es siempre el desarrollo integral del alumno. En la escuela se debe garantizar que, a pesar de las circunstancias excepcionales que estamos viviendo, todos los alumnos sigan aprendiendo. Y nosotros debemos velar para esto sea así.

¿Cuáles son los principales retos a los que os enfrentáis en vuestro día a día?
—Los principales retos tienen que ver con el buen funcionamiento de los centros cada día, atendiendo a las demandas tanto de profesores, como de padres y alumnos. Nuestra contribución a un adecuado funcionamiento requiere actuaciones continuas de asesoramiento a todos los miembros de la comunidad educativa.

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El acoso y la conflictividad se han trasladado de las aulas a las redes sociales

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¿Hasta qué punto habéis percibido problemas graves como el acoso escolar entre el alumnado o hacia el profesorado?
—El acoso escolar, la conflictividad o la violencia hacia los profesores, no tienen unas cifras muy altas en la provincia de Toledo. Existen situaciones de acoso escolar, pero se compensan con una mayor implicación del profesorado para formar, educar y potenciar la resolución de conflictos entre los alumnos. Cada vez son más los centros que implantan programas de mediación que contribuyen a que sean los propios alumnos los que gestionen de manera adecuada los conflictos. Se observa que la conflictividad se va trasladando de las aulas y patios de los centros educativos a las redes sociales y calles de las ciudades.

¿Debería apostar el sistema educativo por los técnicos en Educación? ¿Qué demandáis en este sentido?
—Sin duda. Cada vez se pone más de manifiesto la necesidad de que los técnicos y profesionales de la Educación tengan participación en las decisiones que desde la administración o instancias políticas se toman. Demandamos que se tenga en cuenta la opinión de un cuerpo de profesionales que tiene un lugar privilegiado en el sistema educativo como observador de todo lo que sucede en las aulas, con un conocimiento profundo de la legislación y una amplia formación didáctica y pedagógica. La inspección tiene mucho que aportar.

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Existe una brecha digital entre el profesorado que se ha puesto de manifiesto claramente

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¿Cómo veis la gestión de la pandemia y el regreso a las clases?
—La Educación no se puede parar. Las circunstancias nos están superando, por eso es necesaria una planificación rigurosa para la nueva situación, inversión y formación. Hay que optar por la presencialidad, no estamos preparados para la semipresencialidad, ni para la enseñanza online; pero urge irse preparando y reflexionar sobre qué medidas se deben tomar para garantizar la presencialidad de todos los alumnos. Hay que tomar grandes decisiones que estén a la altura de esta gran pandemia y, quizá, no se están tomando.

¿Consideráis que existe un nivel de competencia digital suficiente por parte de los docentes?
—Existe una brecha digital entre el profesorado que se ha puesto de manifiesto claramente y que hay que remediar. La competencia digital se adquiere a través de formación y puesta en práctica. Urge un plan de formación digital ambicioso que pueda llegar a todos los docentes y se vaya regulando el logro y adquisición de dicha competencia. El profesorado está dispuesto a formarse, ofrezcamos los medios y las formas adecuadas para lograrlo.

¿Qué habría que hacer para reducir el abandono educativo temprano en la región?
—Se han ido tomando decisiones de manera puntual, pero no se han llegado a tomar medidas estructurales necesarias. La solución no es fácil pero cualquier medida que se tome debe hacerse atendiendo a los múltiples factores que influyen en él y trabajar desde los tres ámbitos del proceso educativo: profesorado especializado en la atención a estos alumnos con una atención más individualizada y que responda a sus circunstancias; actuación con los alumnos absentistas, un gran escollo con el que cuenta el sistema educativo; y actuación con las familias que presentan carencias. Se debe trabajar desde todos los ámbitos. Es necesario contar con más personal en los centros para atender estas circunstancias.

¿Qué valoración os merece el Plan de Éxito Educativo?

Estamos viendo cómo las cifras se reducen. El plan supone contratación de profesorado. Por tanto, para reducir el abandono escolar es clave contar con recursos personales. Ese personal debe tener una especialización y cualificación determinada y el plan debe tener una continuidad, Por otro lado, se debe evaluar la eficacia del programa, si funciona, si no, qué se puede mejorar… Recoger información, analizar y tomar decisiones. Si no evaluamos lo que se aplica en los centros nunca sabremos la efectividad de los planes y la necesidad o no de continuar.

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