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La estrategia anti-Covid en la escuela francesa saca los colores a España

¿Centralismo francés o Estado de las autonomías español? ¿Qué modelo está gestionando mejor la crisis sanitaria desde una óptica educativa? Sin ser inmune al desconcierto, Francia cuenta con una clara ventaja: directrices uniformes y sin ‘patatas calientes’ que vuelan entre administraciones.
Rodrigo SantodomingoMartes, 20 de octubre de 2020
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El ministro francés de Educación nacional, Jean-Michel Blanquer, con un grupo de alumnos.

Ratios más bajas para no convertir al aula en un hervidero vírico. Estrictos protocolos de movilidad intracentro. Criterios que fijan cuándo se cierran clases y escuelas tras detectarse positivos. El Ministerio de Educación establece un marco común y cada consejería pinta su propio lienzo. Contrata o no más profesores. Decide qué requisitos han de cumplir los nuevos docentes. Opta o no por la semipresencialidad.

Los roles de Estado y autonomías se confunden y entremezclan en una maraña de competencias confusas. Ambas administraciones se pasan la patata caliente. Se culpan mutuamente cuando el engranaje anti-Covid se revela inviable.

El desconcierto aumenta al abordar cuestiones puramente educativas. ¿Qué hacer con los alumnos que más han sufrido la brecha sociodigital durante la pandemia? ¿Y con los currículos que el confinamiento dejó a medias? ¿Existe un plan global de enseñanza a distancia para los alumnos confinados? El MEFP aprueba legislación que al poco se torna papel mojado. Sin una voluntad firme de supervisar su cumplimiento, se antojan meras recomendaciones. Así que, de nuevo, cada comunidad actúa a su entender.

La Covid ha destapado las costuras de la descentralización educativa en España. Mientras, Francia exhibe el músculo de su monolítico sistema. “Allí operan con una estructura netamente centralizada. La participación de las autoridades regionales es muy reducida. En una situación de crisis, resulta más eficaz y –paradójicamente, siendo un elefante con una maquinaria difícil de mover– más ágil en su respuesta”, sostiene María José García Ruiz, profesora de Educación Comparada en la UNED.

Mª José García Ruiz, profesora de Educación Comparada en la UNED "

La participación de las autoridades regionales es muy reducida. En una situación de crisis, resulta más eficaz

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En los últimos meses, García Ruiz observa en Educación un fenómeno que también está ocurriendo –quizá de manera más evidente– en otros ámbitos como el sanitario o la seguridad. “Resulta curioso que algunas consejerías reclamen ahora un papel más intervencionista del Gobierno central. Se quiere un sistema descentralizado, pero cuando hay una emergencia, se vuelve al papá Estado”, señala. Al otro lado de la frontera, continúa la profesora, los centros son los grandes beneficiados de un modelo unívoco: “reciben en todo el territorio, de forma rápida y clara, órdenes de actuación homogéneas”.

Misma filosofía

Directora del Liceo Francés de Bilbao, Magdalena Salabarrieta considera que el anatagonismo entre ambos países no es en realidad tan acusado. “La filosofía me parece idéntica: proteger para poder educar. Y hacerlo manteniendo todo lo posible la presencialidad como garante de la continuidad pedagógica”, dice. Salabarrieta mantiene reuniones frecuentes con otros directores de liceos franceses en nuestro país. “Compartimos los protocolos y otras directrices de nuestras respectivas comunidades. Y lo cierto es que las diferencias, que en efecto existen, no son tan grandes”, asegura.

Mª José García Ruiz, profesora de Educación Comparada en la UNED "

“Es curioso que algunas consejerías reclamen ahora un papel más intervencionista del Gobierno central”

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En el día a día, las escuelas galas no quedan inmunes a las decisiones dispares. Responsable de un programa de habilitación para profesores de español en Francia que imparte la Universidad Autónoma de Madrid, Béatrice Marnet explica que, en principio, la norma ante un positivo pasa por “aislar al alumno individualmente, no a todo el grupo burbuja”. Sin embargo, Marie Laure Montel, profesora de lycée (15-18 años) en la localidad de Cusset (centro de Francia) tiene constancia de “clases enteras que han sido enviadas a casa al detectarse dos o más positivos”.

Marnet y Montel sí coinciden al apuntar que el funcionamiento de los centros franceses en este nuevo curso apenas ha notado el impacto Covid. Con las mismas ratios y sin grandes limitaciones de movimiento, lo único que de verdad está marcando la diferencia es la obligación de que los chavales mayores de 10 años porten mascarilla. “Nos piden que minimicemos el riesgo de contagio, pero no ponen los medios necesarios. En mi lycée hay clases con hasta 36 alumnos”, se queja Montel.

Aunque en teoría los estudiantes han de evitar el contacto y mantener la distancia sanitaria, esto no siempre se cumple. Es ocasiones, son los mismos profesores los que hacen la vista gorda. “En Educación Física, normalmente no nos tocamos, pero ahora que estamos con baloncesto, a veces terminamos la clase con un partidillo”, cuenta Pablo Sarasa, alumno de un lycée situado en Estrasburgo.

Líneas pedagógicas

  • Orgullosa de su escuela como símbolo de las virtudes republicanas, Francia procura que la precaución sanitaria no anule el buen devenir educativo. Montel destaca, desde una óptica pedagógica, dos líneas que el Ministère de l´Éducation nationale ha establecido para el conjunto del sistema escolar. La primera aborda el desfase curricular. “Nos piden que verifiquemos el nivel de conocimiento de los alumnos con el fin de no progresar demasiado rápido antes de que los aprendizajes esenciales del curso pasado queden asentados”, señala.
  • De carácter preventivo, la segunda aspira a poner orden en la enseñanza telemática en caso de otro cerrojazo masivo o total de centros. “Se está insistiendo mucho en la formación del profesorado, enseñándonos modalidades de formación a distancia. El objetivo sería uniformar, si llega un nuevo confinamiento, las prácticas pedagógicas y los recursos utilizados, ya que el curso pasado se observó una gran disparidad”, subraya Montel.
  • Aunque es cierto que el Ministerio de Educación español también está lanzando órdenes comunes, su aplicación autonómica varía sustancialmente. Marnet saca a colación la pretendida bajada de ratios. Mismo objetivo, resultados muy dispares. “Tales desigualdades entre regiones se consideran en Francia muy injustas para los alumnos, que son los que las sufren”.
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